La Plaza del Castillo ha vuelto a rendirse a dos viejas tradiciones conocidas. Con la llegada de diciembre, la pista de hielo y la Feria de Navidad de la Plaza del Castillo recuperan su trono en el corazón de Pamplona y convierten este espacio en un punto de encuentro donde se mezclan el frío, la familiaridad y el olor a productos artesanos.

Patines que chirrían sobre el hielo, risas que se escapan tras una caída y 34 puestos que exhiben desde quesos del Roncal hasta tablas de madera de olivo conforman, un año más, la postal navideña más reconocible del centro de la ciudad.

La pista de patinaje, gestionada por la empresa Multiocio Gestión S.L, la agencia de viajes escolares que lleva desde el 2015 garantizando el mayor disfrute sobre hielo entre los vecinos de Pamplona y su Comarca, ocupa, desde el pasado 29 de noviembre hasta el próximo 6 de enero, el nuevo el eje central de la plaza del Castillo. Con un aforo de hasta 300 personas, el hielo funciona como imán para familias, cuadrillas y visitantes. “Este es el punto de quedada de todo Pamplona en Navidad”, ha expresado Daniel Heredia, coordinador de la instalación.

En la pista no hay distinción de edad. Desde niños y niñas que se agarran a las vallas hasta adultos que vuelven a calzarse unos patines “como si se olvidaran de todo”. Así, lo han comentado Saioa Pérez, Adriana Arcón y Maite Sorbet, integrantes del grupo Scout Mikael, para quienes la experiencia “va más allá del deporte”. “Lo mejor es pasar tiempo con los amigos y reírnos cuando nos caemos”, ha asegurado Saioa. El ambiente, han coincidido, “es muy navideño” y convierte la plaza en un espacio compartido por familias, cuadrillas y grupos organizados.

Los niños aprenden a patinar en la pista de hielo. Javier Bergasa

Los visitantes que llegan de fuera también se dejan atrapar por al escena. “La pista es pequeñita pero funcional, nos ha gustado mucho”, ha confesado Virgina Calleja, madrileña. “Hay alegría y diversión. Te ríes un rato y pasas un buen rato con la gente que quieres asegurado”, ha añadido su amiga la madrileña Sorana Cretos, tras una sesión marcada, según ha declarado, por más de un “culetazo”.

Rodeando el hielo, la Feria de Navidad de la Plaza del Castillo desplegó el pasado viernes su entremando de casetas, este año con una disposición renovada y nuevos puestos. Alimentación artesana y oficios tradicionales conviven hasta el 6 de enero, ofreciendo un escaparate privilegiado a productores de distintos puntos de Navarra.

Para muchos, estas semanas son decisivas. “Detrás de cada artesano hay una familia y todo un año de trabajo”, ha explicado Suana Orduna, trabajadora en Quesos de Navarra y miembro de la Asociación de Alimentos Artesanos de Navarra. La feria, ha subrayado, permite visibilizar a productores del medio rural y formar parte de los regalos que acabarán en muchas mesas navideñas. “Son productos de gran calidad y, en muchos casos, solo se venden de forma directa”, incidió Suana.

“Los productos de esta feria son de gran calidad y, en muchos casos, solo se venden de forma directa”

Suana Orduna - Artesana

Entre los puestos, conviven generaciones y trayectorias muy distintas. Enrique Orta, artesano de Hermanos Orta, trabaja la madera de olivo desde hace más de medio siglo. Retirado de la profesión con la jubilación activa, el navarro mantiene el oficio “para que no se pierda la artesanía en nuestra tierra”.

Enrique Orta atiende a su clientela. Javier Bergasa

Este negocio familiar es, como ha relatado Enrique, el único dedicado a las creaciones artísticas en madera de Olivo en España. “En el momento en el que mi hermano, quien lleva actualmente la empresa, diga que ya no puede más esto acabará. Y esto está pasando, poco a poco, con todo el mundo de la artesanía”, ha defendido el feriante.

Sin embargo, todavía queda esperanza. “La gente continúa apostando por el buen producto, el que dura para toda la vida. El primer fin de semana está siendo muy bueno y creemos que se cumplirán las expectativas de éxito”, ha añadido.

El arranque de la feria ha sido positivo. “La gente está respondiendo muy bien”, ha coincidido Javier Lorente, estudiante de Marketing y que durante estas fechas trabaja en la caseta de Embutidos el Bordón. Así, el joven ha destacado la buena acogida de productos como el chorizo de ciervo o el chichón trufado. “El que lo prueba, vuelve”, ha confirmado, señalando que tanto pamploneses como turistas apuestan por llevarse “productos locales y que no tienen nada que ver con los que puedes comprar en los grandes supermercados”.

Los textiles artesanos y productos para el hogar de uno de los puestos de la feria. Javier Bergasa

Entre patines que resbalan –a 8 euros la hora, todos los días de 11.00 horas a 15.00 horas y de 16.00 horas a 22.00 horas–, excepto los días 24 y 31 de diciembre, que cerrará a las 19.00 horas y los días 25 de diciembre y 1 de enero, que abrirá a las 12 horas; y casetas abiertas de 10.30 horas a 14.00 horas y de 17.00 horas a 20.30 horas, salvo el 25 de diciembre y el 1 de enero, la Plaza del Castillo se reafirma como el escenario donde tradición, comercio y experiencias compartidas definen la Navidad en el corazón de Pamplona.