Iker Salaberria Orbegozo (Goizueta, 29/8/1999) y Andoni Gaskue se proclamaron campeones del Parejas Serie B al vencer 22-18 a Julen Egiguren e Iñigo Bikuña. Ambos celebraron el sábado su éxito con una cena en el Café Iruña, sito en la plaza del Castillo de Pamplona, que reunió, entre familiares y amigos, a unos 115 comensales. “Luego estuvimos un poquito por ahí hasta lo que la noche ha dado”, confiesa Salaberria, que atiende la llamada de este periódico para charlar sobre la final, el campeonato y lo que se tercie.

Han tenido que jugar 19 partidos y una final de casi hora y media y unos 700 pelotazos para ganar la txapela. Casi nada.

–La final fue un poco el reflejo del campeonato que hemos tenido. Empezamos mal, con dos victorias en los siete partidos de la primera vuelta, y eso nos obligaba a una segunda vuelta perfecta o casi. Pero dimos la vuelta a la situación, en el play off también dimos bastante buen nivel para sacar adelante un partido comprometido y, después de un primer partido de semifinales muy malo de parte de los dos, teníamos dos finales que sacamos adelante. Y luego la final de verdad, que no fue un buen partido, pero estamos felices por la victoria.

Usted ya había ganado una txapela del Cuatro y Medio de Segunda y había jugado dos finales del mano a mano, también de Segunda, pero ninguna del Parejas. ¿Por qué?

–He tenido campeonatos en los que igual he empezado muy bien, pero en los momentos clave no he dado mi nivel y me he ido fuera. Sin embargo, este año ha sido al revés.

¿Cómo ha sido la experiencia de compartir gerriko con Andoni Gaskue?

–Nos conocemos desde pequeños, somos de la misma edad, hemos jugado muchas veces, tanto juntos como en contra, y es un chico 10, muy fino trabajando y lo intenta cada vez que sale al frontón. Es muy trabajador y siempre está para ayudar. Es un placer haber jugado con él.

Para Gaskue ha sido su primera txapela como profesional, así que ambos estarán exultantes.

–Sin ninguna duda. Un pelotari trabaja para ganar txapelas, hemos hecho nuestro trabajo como teníamos que hacer y ahí está el resultado. No ha sido un campeonato fácil. Ha sido duro y, cuando ganas así, la satisfacción es mayor.

En su caso, le falta el mano a mano para completar la triple corona de Segunda. ¿Lo tiene en la cabeza?

–Ahora mismo no (risas), pero a partir del martes ya empezaremos a pensar en eso. No tengo mucho tiempo para preparar el Manomanista Serie B, pero eso es señal de que he llegado lejos en el Parejas.

¿Para cuándo una oportunidad en Primera?

–Es difícil, pero yo intento hacer mi trabajo lo mejor posible y a partir de ahí ya no está en mis manos si tengo que tener o no una oportunidad.

¿A quién dedica la txapela?

–A todos los que están conmigo en el día a día, a mi familia, a la de mi novia y a ella, que es la que aguanta mis momentos malos, que los ha habido en este campeonato y no es fácil estar a mi lado al día siguiente de un mal partido. Y también va para todos los que trabajan conmigo a diario, mis preparadores, psicólogos y nutricionistas; y a mis tíos que han fallecido hace poco.

¿Desde cuándo va al psicólogo?

–Llevo unos cuatro años. He tenido mis altos y bajos mentalmente, pero siempre es una ayuda el poder expresar tus sentimientos y tus miedos. Los deportistas somos personas y tenemos esos miedos que todos tienen, o la presión que a veces tenemos que gestionar y con la que tenemos que hilar muy fino.

¿Por qué acudió al psicólogo?

–Tuve un momento de bajón en 2021. No disfrutaba en el frontón ni tampoco entrenando en el día a día, así que había que buscar una solución y mi botillero, Fermín Eskudero, me dijo que me vendría bien, y la verdad es que estoy agradecido. Todos necesitamos alguna ayuda de este tipo y no sólo cuando estamos mal.