pamplona. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, rechazó ayer cambiar la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC), como reclaman PSC y CiU, alegando que eso sería "enmendar al Constituyente" y, además, "debilitaría la credibilidad" de todo el proceso en torno al Estatut. En respuesta a una pregunta del senador de CiU Jordi Vilajoana, Zapatero admitió que "se puede hablar" de cambiar la Ley que regula el Constitucional, pero añadió que "a día de hoy" es preferible que el alto tribunal funcione conforme a la ley actual. "Así fortaleceremos la democracia, fortaleceremos la credibilidad del Estatuto. Cualquier otro paso debilitaría la credibilidad de lo que hemos hecho", manifestó.

Este posicionamiento choca con las intenciones del president de la Generalitat catalana, José Montilla, que ayer, tras dos días de negociaciones, ató un acuerdo con CiU para defender conjuntamente en las instituciones de Madrid, precisamente y entre otras cosas, la reforma urgente de la LOTC. El acuerdo con Convergencia, sellado directamente entre Montilla y Artur Mas, acepta los postulados de CiU que hablaba de una declaración de cuatro puntos para ser aprobada, en primera instancia por el Parlament catalán, y, en segunda instancia, por las Cortes Generales. El primer punto reafirma la plena constitucionalidad del Estatut; el segundo insta al Congreso y al Senado a proceder de forma inexcusable a la renovación del Tribunal Constitucional, el tercero incluye la exigencia de CiU de emplazar al TC a declararse incompetente para pronunciarse sobre el Estatut, mientras es el cuarto el que pide reformar la Ley Orgánica del Constitucional para que no se puedan prorrogar los mandatos de vocales que ya hayan cumplido su periodo de designación.

Pero lo que ayer a la mañana era una victoria de la Generalitat, a la tarde se convirtió en papel mojado al anunciar ERC que no firmará el acuerdo como proponente ante la Cámara catalana, aunque lo votará a favor. La "traición republicana", como la denominaron los convergentes, podría modificar la postura de CiU que tampoco se fía de la beligerancia que el PSC pueda dar al PSOE en Madrid y menos después del pronunciamiento de Zapatero. Ante esto, Montilla llamaba a todas las fuerzas catalanas a que olviden la cercanía de las elecciones autonómicas (en otoño), aparquen los "intereses partidistas" y "antepongan los intereses de país".

En el senado Pero a la tarde el mensaje de Zapatero ahondó en la herida con la que nacía el acuerdo auspiciado por Montilla. El presidente rechazó directamente aprovechar la mayoría absoluta que PSOE y CiU tendrían tanto en el Congreso como en el Senado para llevar a cabo una reforma de la LOTC se, según defienden desde Cataluña, está "dentro de la legalidad". Vilajoana, portavoz nacionalista en la Cámara Alta le reclamó, en concreto, un cambio legislativo para que los magistrados que tengan su mandato caducado cesen al cabo de un tiempo y, además, para que se permita al TC "inhibirse" en los recursos sobre leyes que hayan sido confirmadas en referéndum.

Sobre este punto, Zapatero admitió que este asunto es una cuestión "de alcance" en los estudios constitucionales, pero recordó que el Constituyente ya tomó una decisión y hoy "las reglas del juego son las que son". "Respetemos al Constituyente, a la Constitución y a las reglas del juego", insistió.

Zapatero defendió al Tribunal Constitucional recordando que cuatro años es precisamente la media de tiempo que éste tarda en pronunciarse sobre leyes en vigor y calificando de "extraordinario", por voluminoso, el recurso del PP contra el Estatuto catalán. Pero además, replicó que el TC no es responsable de la situación de caducidad de parte de sus miembros, sino que esta responsabilidad es del Parlamento, y aseguró que su intención es que la renovación se produzca "en tiempo adecuado". El presidente apeló una vez más al "sosiego" para dejar trabajar al tribunal que, según destacó, no puede "abdicar" de su responsabilidad. Concluyó reclamando que el TC y los grupos políticos deben estar "cada uno en su papel".