El hombre que echó el billete de mil pelas en la bandeja de misa
Fraga estuvo en el Valle de Baztan hace 49 años en calidad de ministro de información y turismo
Elizondo. Fue el 26 de abril de 1969, ya van 42 años desde que se sabe cómo pero no por qué, cuando Fraga Iribarne, más don Manuel que nunca en aquella época, estuvo de visita en el Valle de Baztan y en otros municipios del País del Bidasoa, se recuerda que trajo 1.000 pesetas y las dejó aquí, y poco más aparte de que, inagotable al falange (y de las JONS) desaliento como era, hizo pasar por agua y agotó a toda la gente que le acompañó en aquella su jornada particular que no oficial. Aquel día llovió lo que no está escrito, el diluvio universal en gallego, hablóse de muchos proyectos pero fuése y, menos las mil pesetas, no hubo nada.
Llegó entre brumas y lluvias por el aeropuerto de Hondarribia (Fuenterrabía, entonces) y su primer alto fue en Etxalar, el pueblo de Manuel Aznar (abuelo de José María, el expresidente), subió a las Palomeras y luego se acercó al Señorío de Bertiz, donde le recibió Ángel María Hualde y Goizueta, el alcalde de Baztan, su amigo íntimo y compañero de estudios, que ofició de anfitrión. Tras unos minutos (no paraba quieto) en el Hostal Baztán y como era la fiesta de Nuestra Señora del Buen Consejo (la patrona) marchó al Colegio de Lekaroz donde almorzó (truchas, cordero asado, tortilla de Lekaroz y gaztanbera de postre, dejaron por los suelos su proverbial frugalidad) antes de seguir a Zugarramurdi y Dantzarinea donde (según) recordó que su segundo apellido "era vasco" (textual) porque su madre (María Iribarne Dubois) procedía "del País Vasco francés") lo que, al parecer, nadie había advertido. Quizás, complejo de Edipo, fuera la causa de sus conocidas "la ikurriña, por encima de mi cadáver", Montejurra, Vitoria-Gasteiz y otros antivasquismos.
Vistió todo el día la gabardina que con el loden verde austríaco hizo tan popular (no podía ser de otra forma-ción), se ilustró con los murales de Javier Ciga en la Casa Consistorial de Baztan y aplaudió el mutildantza que varios concejales bailaron en el salón del Casino, donde cerró su agenda oficial. Dicen que preguntó si había misa (y la había, sábado por la tarde) y encima en la iglesia de "su" apóstol Santiago, por lo que acudió presto y cuentan que al llegar junto a él Braulio Jaimerena Lafarga, el buenazo del sacristán por años, echó mano al bolsillo y sacó un billete de ¡¡¡mil pesetas!!! que depositó en la bandeja, el primer verde (edición con la imagen de los Reyes Católicos) que se veía en la parroquia de Elizondo.
Después de cumplir tres veces los 21 años de entonces, le recuerda uno en el balcón del Casino viendo las evoluciones de los joaldunak de Ituren en la calle Jaime Urrutia bajo un chaparrón de padre y muy señor mío, la indiferencia absoluta y el escepticismo del personal que pasaba: "¡mira, si es Fraga!" (¡como si es Perico el de los palotes!, con la que caía), y su baño en Palomares tres años antes (17 de enero de 1966, en tal día como hoy, fiesta de San Antón) con Biddle Duke, el embajador en España de los Estados Unidos y la famosa foto que se pasaban de mano en mano y ante la que se escojonaban vivos los soldados americanos de la base de Gorramendi.
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