Asun Olaechea: "Es necesario plantear nuevas formas de gestión de los fondos públicos"

Pamplona - La Cámara de Comptos es una pequeña familia donde una auditora es capaz de ensayar durante varias semanas el aurresku para bailárselo a un compañero el día de su jubilación. Es la grandeza de una institución dedicada al farragoso análisis de las cuentas públicas de la Comunidad Foral, y cuya credibilidad es su principal activo en estos tiempos de revuelo social, político y económico. Aires de cambio que han llegado también a Comptos, cuya presidencia asume ahora Asun Olaechea Estanga (Betelu, 1966). Una montañera, trikitilari y dantzari ocasional, auditora de la propia institución, y la nueva cara visible del órgano que debe velar por el control de los fondos públicos.

¿Cómo acaba en la presidencia de Comptos?

-Cómo auditoria me tocó trabajar con la Mancomunidad de Sakana, y allí conocí a Adolfo Araiz. Fue él quien propuso mi nombre al cuatripartito, que le pareció bien. Me hizo ilusión que el PSN apoyara también el nombramiento.

¿Le costó tomar la decisión?

-Me pareció un reto profesional muy interesante. He sido técnica de auditoría y auditora, y creo que es un reto que puedo asumir. Claro, siendo consciente de la responsabilidad que supone.

¿Qué le dijo Helio Robleda?

-Que le parecía algo ilusionante, y me animó a dar el paso. Estos seis años ha estado ilusionado y motivado, y creo que deja un buen legado. Un trabajo hecho con objetividad, independencia, profesionalidad y rigor. Me conformo con que dentro de seis años la institución siga con la misma credibilidad.

¿Cómo se garantiza la credibilidad de una institución pública?

-Todos aquí tenemos muy asumido que el trabajo se hace con objetividad e independencia. Es un principio de actuación que tenemos muy interiorizado. Eso no va a cambiar.

¿En qué va a cambiar Comptos con Asun Olaechea?

-De momento en nada. En los próximos meses haré un plan estratégico para estos seis años, y ahí incluiremos los retos para esta nueva etapa. Las auditorias operativas sobre la gestión, las auditorías informáticas, y en análisis de los ingresos, que intentaremos afrontar en la medida de lo posible.

¿El gran reto de las administraciones es mejorar su gestión?

-Sin duda. Comptos no va a abandonar las auditorías de legalidad y financiera, pero debemos entrar en la gestión de los fondos públicos. Analizar si se gestiona con eficiencia, economía, eficacia. Es un reto del que se lleva hablando mucho, pero que tendremos que afrontar. Y eso requiere una colaboración con los gestores para definir objetivos e indicadores que sean medibles, cuantificables.

Llama la atención que hasta ahora no se definieran objetivos.

-Se hacía, pero con objetivos que no están muy bien definidos o no son medibles. El Gobierno está trabajando ahora en un marco económico plurianual donde se reflejen unos objetivos que incluyan el programa de Gobierno. En Salud también se está trabajando en esa dirección. Creo que todos muy conscientes de que hay que plantear nuevas formas de hacer y de gestionar los fondos públicos.

¿Eso qué supone?

-Hay que establecer muy bien dentro de las políticas públicas unos objetivos, plasmarlos en los presupuestos y definir indicadores para su medición.

¿También de los ingresos?

-Siempre nos hemos centrado en el análisis del gasto, pero los ingresos son muy importantes, y en parte han estado olvidados. Desde el punto de vista de la legalidad, pero también desde la auditoría de gestión. Estudiar si se cumplen los objetivos de recaudación y las previsiones de ingresos. Es un campo complicado, pero que debemos encarar en los próximos años, también en las entidades locales.

¿La deuda es la gran losa de la Administración foral?

-Desde luego es muy importante. Ha pasado ya de los 3.300 millones, y el problema es que no se están generando recursos ordinarios para hacer frente a esa situación. Los presupuestos expansivos ya no van a volver. Hasta ahora hemos visto cortes de gasto, pero también se puede jugar con los ingresos. Hay que buscar un equilibrio, pero sobre todo plantearse nuevas formas de hacer. Políticas de gobierno bien definidas y cuantificadas. Con recursos limitados se pueden lograr también mejores resultados.