PAMPLONA. Los históricos miembros de la izquierda abertzale Floren Aoiz y Patxi Zabaleta, junto al escritor y editor José María Esparza, han presentado hoy su libro "Tres tristes trileros. Arbeloa, Del Burgo y Aizpun, franquismo, transición y territorialidad", editado por Txalaparta.
Militante de la derecha nacional hasta retirarse como diputado del PP, Del Burgo, fundador y expresidente de UPN, Jesús Aizpún, ya fallecido, y representante electo del PSN en diversos cargos, Arbeloa, los tres son, sostiene el libro, responsables de mantener la "cadena de nudos" políticos, económicos y territoriales del franquismo en Navarra una vez muerto el dictador.
Y asegura que la sociedad navarra tiene todavía la posibilidad de "cambiar sustancialmente esta partida de mus en la que las cartas están marcadas por quienes, sin pensar nunca en ella, se han llenado la boca con la palabra 'Navarra', mientras hacían lo propio con los bolsillos".
"En busca del requeté perdido" resume la idea de Esparza sobre Arbeloa; unas "notas para una biografía a mala leche" es el título que Aoiz ha dado a su texto sobre del Burgo, y Zabaleta ha optado en referencia a Aizpún por un "ensayo crítico de su legado político".
Según "Tres tristes trileros", en la transición, cuando se pudo "dar una ruptura con un régimen injusto y brutal", los tres "conspiraron, maniobraron, se desdijeron, cabildearon y articularon todo lo que consideraron necesario para que no se deshiciera" la "constelación de nudos" que "ataba a la sociedad navarra".
Al respeto apunta que la "partición" de Navarra y Euskadi, y el "odio a lo vasco" son nudos principales de esa cadena y la "mordaza que ha servido de parapeto a la élites navarras" para que "sigan haciendo y deshaciendo a su antojo, impidiendo a la ciudadanía desarrollarse y progresar como desee".
Así, la imagen que Aoiz, Zabaleta y Esparza hacen de los tres personajes va más allá de sus biografías para conformar una lectura de la Transición, del papel de esas élites y del que "supieron jugar a la perfección" Arbeloa, Del Burgo y Aizpún como representantes, respectivamente, "de la socialdemocracia española, la derecha fascistizada y el remozado regionalismo de derechas".
Los tres, agrega el libro en este sentido, "montaron un discurso nuevo aparentando mantener las viejas esencias de las libertades navarras" y en esta tarea recibieron "grandes apoyos" del Estado y de los poderes mediáticos y económicos.
"Los tres tienen un aire de familia", son los "genuinos representantes del navarrismo renovado", "fieles herederos del régimen franquista, antidemocrático hasta el tuétano", pero que rompen "con su tradición política e incluso familiar" por su "beligerancia" contra la unidad vaca, subraya.