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La República catalana se resiste a morir

La República catalana se resiste a morir

normalidad. El primer día laborable tras la frustrada declaración de la independencia en Catalunya se desarrolló con normalidad en la Administración. Los 250.000 funcionarios pudieron desarrollar su trabajo, aunque alguno de ellos realizaron actos símbolos de apoyo a las destituidas autoridades catalanas. Tan pocos cambios se percibieron, que el retrato del último presidente catalán, Carles Puigdemont, seguía colgado en la pared de una sala de la Generalitat, a la vez que la bandera española ondeaba junto a la senyera en la fachada del edificio. Ante ella, un puñado de personas, superadas en número por reporteros gráficos, reivindicaba la independencia ondeando una gran estelada. Foto: Efe