pamplona - El encuentro programado ayer en Waterloo (Bélgica) donde se buscaban sentar las bases del futuro del independentismo derivó en una reunión bilateral entre Carles Puigdemont y Quim Torra, que al final se transformó en una reunión para explicar qué será y cómo funcionará el Consell de la República, el órgano que pretende erigirse desde hace tiempo en una especie de Govern en el exterior, que será presentado el próximo 30 de octubre en el Palau de la Generalitat y cuyo máximo responsable será el exconseller Toni Comín, que fue en las filas de ERC como independiente. Así lo anunció el expresident tras la cumbre con varios segmentos y formaciones soberanistas. Su misión consistirá principalmente en “potenciar la internacionalización” de la cuestión catalana, y surgirá gracias a la implicación del Govern recuperado tras la aplicación del artículo 155 y del “Govern decapitado”.
Según Torra, será una herramienta “clave” para llevar adelante “la implementación de la república”, aunque para ello espera que la CUP rectifique su posición y también se implique después de que la marca antisistema haya dejado claro que no participará de más gestos que no llevan a la ruptura total con el autonomismo, y cuyo enroque podría derivar en un adelanto electoral, algo que el Jefe del Govern podría hacer a partir del sábado, justo cuando se conmemora el primer aniversario de la declaración unilateral de independencia. Comín ahondó por su parte en que el Consell será “uno de los elementos imprescindibles para desplegar la república” porque “no habría equilibrio si la legislatura caminara solo sobre las instituciones de la Generalitat y la movilización social”. Si bien plasmó la satisfacción por “el trabajo que hemos hecho estos meses para desarrollarlo”, ni Puigdemont ni él ofrecieron más detalles del plan y los cometidos de dicho Consell, emplazando a su bautismo de largo.
La cita en Waterloo contó también con representantes de JxCat como Albert Batet, del PDeCAT (Míriam Nogueras), así como de las entidades ANC y Òmnium Cultural, si bien la presidenta de la primera de ellas, Elisenda Paluzie, finalmente no acudió, y en su lugar se presentó su vicepresidente, Josep Cruanyes. Quien sí asistió al acto fue el diputado y presidente del grupo parlamentario de ERC, Sergi Sabrià. De esta forma, los republicanos acudieron a última hora a un llamamiento del que ya se descolgaron los anticapitalistas. Sin embargo, la ausencia de la CUP no impidió a Puigdemont lanzar un mensaje de unidad de la estrategia del independentismo al subrayar que ha sido gracias a “una estrategia conjunta” que se ha podido llegar hasta aquí, algo que ha sido posible precisamente porque los partidos secesionistas “no se han desviado”, aunque son evidentes sus diferentes prismas.
rechazo de la cup Pero la CUP, en boca de Carles Riera, resaltó que “llevamos años viviendo de simbolismos” y “ya es suficiente”, de forma que “no hace falta que nos llamen para hablar de nada que tenga que ver con la continuidad de la autonomía. Ni el Govern, ni JxCat, ni ERC”. Y “si no hay ruptura, el consejo de la república en el exterior es meramente simbólico”, y por tanto “no nos podemos implicar”, justificó. Lamentó además que el independentismo lleva años “viviendo de símbolos” y que esto provoca “frustración”. A su juicio, la CUP no puede participar en iniciativas que son “soluciones simbólicas sin encarar el problema real” y aseguró que este organismo impulsado por Puigdemont podría tener utilidad si primero si se rompe con el Estado y se inicia la ruptura. En la situación actual, consideró que el Consell de la República es “marear la perdiz y desviar la atención”. Es por ello que la CUP tampoco da apoyo al Fòrum Cívic Constituent, iniciativa del president Torra.