iez años después de anunciar el cese de la violencia el 20 de octubre de 2011, no queda nada de ETA en el plano logístico. Más tarde se desprendería de sus armas y decretaría su disolución total tras un proceso por entregas que fue criticado por su nivel de escenificación. Suponía enterrar sus siglas y renunciar a perpetuarse como organización civil para tratar el asunto de los presos, o dejar de emitir comunicados con reflexiones que hubieran supuesto una injerencia en la política que nadie hubiera tolerado. La inmensa mayoría de la sociedad vasca quería que desapareciera de sus vidas y dejar atrás esa negra etapa. Sin embargo, perduran debates sin resolver como el relato o el reconocimiento de la injusticia de la violencia, que de manera periódica emergen por la celebración de ongietorris cuando los presos salen de la cárcel, o cuando resulta imposible pactar una condena unánime de los altercados contra la Ertzaintza en los botellones.

ETA bajó la persiana tras la declaración de Aiete del día 17, que fue apoyada por personalidades como el ex secretario general de la ONU Kofi Annan. Además de pedir el desarme de ETA, el texto apostaba por reconocer el dolor causado y tratar cuestiones políticas. De las más de 800 víctimas mortales que ocasionó, ETA pidió perdón en 2018 solo a las que no tuvieron “participación directa en el conflicto”. Este punto lastra la situación de los presos, aunque el Gobierno de Sánchez se ha movido acercándolos a prisiones vascas. En paralelo, Bildu ha dado el paso de admitir que este dolor nunca debió existir, pero no llega a decir que la violencia fue injusta. Este periódico ha pulsado la opinión de líderes políticos de la CAV y Nafarroa en este reportaje, en el que rechazó participar Carlos Iturgaiz (PP).

Presidente del EBB del PNV

“Aún quedan preguntas sin respuesta en Bildu”

“No sé si diez años son suficientes para valorar y superar cinco décadas de violencia ininterrumpida contra personas, bienes y el pueblo vasco en su globalidad, ese pueblo al que al supuestamente quería salvar ETA. Pero sí hay cosas que ya están claras, aunque alguna parezca de perogrullo. La más evidente, que Euskadi y la sociedad vasca está mucho mejor que antes. Es más libre, es más feliz, vive más plenamente que antes del 20 de octubre de 2011. La segunda es que vamos a necesitar aún más tiempo para recuperarnos de tanto dolor injusto, de tanta violencia gratuita, de tanto odio inculcado, a pesar de que la ciudadanía vasca está haciendo notables esfuerzos para salir de aquel zulo en el que ETA nos quiso meter a todos y a todas. Y la tercera es que ya se ha demostrado que ETA no hacía falta para nada en nuestra vida como pueblo. Nunca debió existir, nunca tuvo una misión popular. La mejor demostración es la reacción de su propio entorno político a lo largo de este periodo sin violencia. Se han adaptado a la nueva situación como si siempre hubieran formado parte del paisaje político del sistema. Hoy disfrutan pisando la moqueta de las instituciones constitucionales españolas y quieren ser la alternativa de poder en las otrora instituciones vascongadillas.

Estos días estamos oyendo y leyendo recreaciones del tramo final de ETA. Algunos, intentando reclamar para ellos méritos de todos, y otros, intentando hacer ver que nuestro proceso es equiparable al de cualquier otro conflicto en el mundo. La sociedad vasca pasa de procesos y de medalleros. Quería que ETA acabara y así ha sido, aunque con un altísimo coste en víctimas, que siempre deben estar en nuestra memoria. Pero sí hay un sentimiento colectivo de que aún no se nos ha contestado a dos preguntas clave que tampoco tuvieron respuesta en la última comparecencia de la sinécdoque Bildu-Sortu. ¿Para qué han servido 50 años de violencia irracional y tanto daño injusto causado? ¿La decisión de dejarlo fue sincera porque la violencia nunca tuvo sentido o respondió a una mera táctica al comprobar que no había ninguna posibilidad de salirse con la suya? Estamos a tiempo para escuchar una respuesta de esas voces siempre autorizadas del mundo de la izquierda abertzale. La verdad no les va a ser tan mullida como la moqueta de Madrid, pero se la deben al pueblo vasco”.

Secretaria general del PSE

“ETA se vio obligada a dejar de matar”

“El 20 de octubre de 2011 fue el primer día en la historia de Euskadi sin una amenaza directa a ninguna persona por pensar como quisiera. Quienes resistimos impedimos lo que querían los terroristas: aniquilar a quienes no estábamos dispuestos a sucumbir a su dictadura, lo mismo que no sucumbieron quienes resistieron a la dictadura de Franco. Ese cese se produjo con un lehendakari socialista y con un presidente del Gobierno de España socialista. Y no es casual. El éxito de la derrota de ETA tiene muchos protagonistas, empezando por las víctimas. Pero ese cese se produce en ese momento porque hay dos liderazgos claros socialistas que abordan sin complejos el cierre de la etapa más negra de la historia de Euskadi.

ETA tomó la decisión de matar, pero se vio obligada a dejar de matar. Su alternativa era o bombas o votos, como dijo Alfredo Pérez Rubalcaba. El trabajo policial, el funcionamiento del Estado de Derecho, la decisión política firme de los gobiernos que estaban en ese momento, y la paulatina pérdida de apoyo social obligaron a ETA a renunciar. Quienes le han prestado siempre apoyo social y político han intentado plantear un relato alternativo. Pero aquí se mató y persiguió por pensar diferente. Fue profundamente injusto porque no hay ninguna causa por encima de la dignidad humana. Todavía hoy no podemos conmemorar este aniversario con un acto unitario.

Es una tarea pendiente: la deslegitimación plena del terrorismo, que es donde los socialistas pusimos el acento desde el principio. Ya el lehendakari Patxi López propuso unas bases. De ahí nació el suelo ético. Lo trasladamos a la Ponencia de Memoria en 2019, pero no se quiso tener en cuenta. Pero hoy se ha incorporado al último plan de convivencia, y pasa por la defensa de los derechos humanos por encima de cualquier causa, la memoria y reparación de las víctimas, la asunción real del pluralismo, los acuerdos entre diferentes, y aceptar las reglas pactadas, incluso si se quieren cambiar”.

Coordinador general de EH Bildu

“Aiete es una oportunidad vigente”

“Creo no equivocarme si digo que jamás en nuestra historia contemporánea se concitó una mayor concentración de agentes y personalidades internacionales en el sur de nuestro país para ser testigos y protagonistas de hechos que generaron una enorme ilusión y esperanza en nuestro pueblo. Aquel encuentro no fue fruto de la casualidad, y que algunos no lo pudiéramos vivir en directo por encontrarnos en prisión tampoco. En la izquierda abertzale llevábamos años de trabajo discreto e intenso para que se pudiera materializar. Y hubo sectores dentro del Estado profundo y fuera de él que trataron de evitarlo. A quienes manejaban el esquema de vencedores y vencidos no les agradaba un escenario que no podían controlar políticamente y no han digerido todavía lo que sucedió.

Pero no pudieron evitarlo, y la comunidad internacional vino no solo para ser notaria de la existencia de un grave conficto político y armado, sino con el compromiso de aportar una hoja de ruta capaz de transformarlo primero e impulsar soluciones después. Es momento para una reflexión seria y sincera. Hoy la realidad nos presenta un hecho irrefutable: solo ETA ha cumplido en su integridad la exigencia que le hacía el primer punto de la declaración. El resto de puntos -la solución del tema de presos, víctimas, convivencia democrática y el diálogo político- son una asignatura pendiente con responsabilidades de diferente naturaleza en su no cumplimiento. EH Bildu se siente totalmente comprometida con aquella declaración, con todos sus contenidos, y reiteramos nuestra voluntad de abordar activamente su desarrollo hasta el final. La declaración que compartí el lunes con el secretario general de Sortu es fiel reflejo de ese compromiso y voluntad por abordar todas las variables en el camino hacia un escenario de paz y democracia plena para nuestro pueblo. Apelamos a agentes políticos, sindicales y sociales, a los gobiernos implicados, a desarrollar iniciativas constructivas para el desarrollo coherente de la hoja de ruta que nos legó el ya desaparecido ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan”.

Coordinadora de Podemos (CAV)

“Hay que unir y generar sensibilidad social”

“Lo primero que me viene a la mente en el décimo aniversario del final de ETA es el recuerdo de todas las víctimas que padecieron su violencia. A todas ellas, mi cariño. No ha pasado mucho tiempo desde ese día, pero sí han pasado muchas cosas, entre otras, el nacimiento de Podemos. El hecho no es menor, el partido nace sin mochilas ni rémoras del pasado, sin cuentas pendientes, lo que le permite orientarse al futuro ligado radicalmente a la defensa de los Derechos Humanos. Es un espacio de confluencia de gentes con trayectorias y experiencias distintas en relación a la violencia de ETA, pero con una base común que permite una construcción colectiva hacia una sociedad más justa y más respetuosa con los DDHH. Eso que Podemos está construyendo a la interna es lo que quiere para la sociedad.

La sociedad vasca debe de mirar al futuro y eso obliga a revisar el pasado desde dos aspectos clave: el sentido de lo que pasó y la memoria, el recuerdo de aquello. Con lo primero tratamos de responder a la pregunta de por qué sucedió lo que sucedió. La capacidad de articular narrativas distintas acerca de “lo que pasó” será crucial en la definición de la convivencia futura. Sin embargo, hay otra pregunta tan importante como el por qué, y es el para qué. ¿Para qué tanto dolor y sufrimiento producido por ETA?

Las señales actuales, a pesar del tiempo transcurrido, no son buenas. Cada vez se utiliza más el concepto de batalla del relato, y parece que nos hemos instalado en esa lógica que remite, de nuevo, al conflicto. En Podemos apostamos por una memoria inclusiva, que no solo reconoce los sufrimientos, sino que trata de construir un espacio compartido. No se trata de hacer la historia oficial de lo sucedido, sino una memoria compartida que una a la sociedad en la comprensión ética de los hechos; generar una mayor sensibilidad social y una crítica a la violencia y al sufrimiento, siempre injusto, que esta produce. Es la mejor celebración que podemos hacer cuando se cumpla otra década del final de ETA”.

Presidente de UPN

“Hay partidos que blanquean a EH Bildu”

“Lamentablemente, el anuncio de la disolución de la banda terrorista ETA no ha terminado con los discursos de la legitimación de la violencia y del odio. Todavía no hemos oído a los miembros de ETA arrepentirse ni pedir perdón por los asesinatos. Tampoco se lo hemos oído a su brazo político, EH Bildu, que sigue justificando la utilidad de las barbaridades cometidas y sin condenar el terrorismo. Todavía hay 379 crímenes de ETA sin resolver, 379 familias con un dolor añadido. Y ninguna colaboración por parte de quienes podrían ayudar a esclarecerlos.

Siguen los ongietorris y los homenajes a los presos de ETA cuando salen de la cárcel. Recibimientos que Otegui, socio tanto del presidente Sánchez como de la presidenta navarra, María Chivite, justifica porque considera que lo merecen. No solo siguen, sino que, además, el Gobierno del PSOE no hace nada para impedirlos.

Siguen las pintadas a favor de ETA en muchas localidades. Así nos las encontramos en Leitza este pasado verano en la conmemoración del vigésimo aniversario del asesinato de nuestro compañero José Javier Múgica. Además, todavía no hay libertad para expresar lo que uno piensa en muchas localidades de Navarra. Partidos como el nuestro, teniendo votos, no pueden presentar listas porque hay miedo a encabezarlas. Siguen los discursos de odio hacia la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Policía Foral, el Ejército, y todo lo que suene a España.

EH Bildu está empeñado en hacer prevalecer un relato que hasta ahora solo compartía el PNV, pero que también ha comprado el Partido Socialista a cambio de sus votos. Algo indecente e inmoral. Mucho más cuando tanto Chivite como Sánchez han hecho lo que negaron a sus votantes: pactar con Bildu. Y es incomprensible desde el punto de vista de la justicia con quienes padecieron el terrorismo que una gran parte de las nuevas generaciones no conozcan quién fue Miguel Ángel Blanco. La sombra de ETA sigue siendo alargada porque hay partidos empeñados en que así sea y en blanquear a la izquierda abertzale”.