Isabel García Pagán (Terrassa, 1973) en La Vanguardia desde hace 15 años, analiza la vuelta del catalán a la controversia política.Tras lo sucedido desde 2017, ¿la polémica actual tiene nuevas aristas?

-Sí, de batalla absolutamente política más allá de la lingüística o de la identidad. En este momento el uso o no uso del catalán en la escuela se ha convertido en un arma política con la cual conseguir réditos electorales .

Aznar ganó en 1996 y entre los congregados en Génova se gritó aquello de Pujol y el castellano.

-Siempre se ha utilizado como elemento de confrontación, y después de aquello y del Pacto del Majestic, Aznar dijo que hablaba catalán en la intimidad. El catalán se utilizaba en los discursos, pero la negociación con las formaciones catalanas transitaba por otro lado. Ahora el discurso ya no va y viene, esto empezó con José Ignacio Wert en el Congreso, que dijo que había que españolizar a los niños catalanes. El discurso político, sobre todo de la derecha, ya no va de si se utiliza o no se utiliza el catalán, sino de imponer el castellano. Esto también se ha dado a partir de Ciudadanos, que tiene su origen como partido precisamente en luchar en contra del sistema de inmersión lingüística.

El PSC ha recuperado voto que en 2017 fue a Cs, y parece estar virando respecto a su postura de antaño a favor de la inmersión.

-Está haciendo muchos equilibrios, son muy cautos en las declaraciones. Incluso el presidente Pedro Sánchez. No hay ministros que interfieran en esta polémica. El PSC no es que sea coprotagonista, es que es prácticamente el inventor de la inmersión lingüística, que tiene su primer paso en el 83, donde todos los partidos del Parlamento catalán, incluso los diputados del Partido Socialista de Andalucía, que tenían representación, votan a favor de esa ley. Y en la posterior del 97, el PSC es también coprotagonista de esta normativa. Siempre ha habido gran consenso entre los principales partidos catalanes en el tema de la lengua y de la educación. Incluso estando CiU en la oposición, con presidencia socialista de la Generalitat, se pacta una ley de educación que apoyan los dos grandes partidos en ese momento.

¿Y ahora qué pasa?

-Que se judicializa la situación y que el PSC, como partido de Gobierno en España, no puede decir que no se cumplan las sentencias judiciales. Además, efectivamente, la batalla por el voto en el lado no catalanista da mucho recorrido a los socialistas para intentar tumbar la mayoría independentista. Salvador Illa habla castellano en el Parlament, cosa que sus antecesores en el grupo socialista hacían de manera muy esporádica. Y en cambio, Illa lo hace con más normalidad.

Como trasfondo, la mesa de diálogo, un proceso de acercamiento entre Gobierno y Govern.

-Todas las comisiones bilaterales están activas y trabajando con resultados escasos. Pero la normalidad institucional se ha recuperado. Además existe la mesa de diálogo. Esto va para largo. Tanto los socialistas como Esquerra Republicana quieren preservar ese espacio y lo van a mantener todo lo que puedan al margen de negociaciones paralelas. Ha pasado con los Presupuestos, con la ley audiovisual, y ahora van a intentarlo en la batalla de la lengua en la escuela. Lo que dice el conseller de Educación es que él tiene el compromiso del Gobierno español de que no va a instar la ejecución de esta sentencia que a través del Supremo impondría el 25% en todos los colegios catalanes y no solo allí donde se pide. No sabemos si eso forma parte de una negociación o de la apuesta por el reencuentro por parte de Pedro Sánchez.

¿Eso le puede desgastar?

-Hemos visto que el PP lo utiliza como arma para atacar al Gobierno y también para tapar sus propias heridas. Mientras Pablo Casado habla del catalán, no habla de Isabel Díaz Ayuso. Pero el problema no es tanto del PSOE como del propio PSC. En la manifestación de este sábado de defensa de la escuela catalana por primera vez el no estará en esa foto. Sí sindicatos como UGT o Comisiones. Cuando se pida o no la ejecución de esa sentencia, habrá que ver dónde estará el PSC. Puede ser un punto de no retorno, y no se van a poder poner de perfil. Es verdad que los socialistas catalanes en su último Congreso planteaban una actualización del modelo de inmersión lingüística, pero defienden el catalán como lengua vehicular.

Cuestión neurálgica en la Catalunya contemporánea y para el president Pere Aragonés.

-El modelo catalán no tiene nada que ver con el del euskera. Aquí se optó por un sistema que convertía al catalán en lengua vehicular para integrar a las personas no nacidas en Catalunya, pero que querían arraigar. El catalán era un vehículo de cohesión social. Probablemente en los últimos años no se ha hecho todo lo que debería haber hecho el Govern para intentar que su uso fuera más estable. En las consellerias de Educación y de Cultura tienen informes donde se reconoce que en muchos colegios no se imparten las clases en catalán. Básicamente porque la realidad sociocultural de las zonas de estos colegios no ayuda a que el catalán sea mayoritario. Lo que no puede permitirse el primer presidente de Esquerra Republicana después de ochenta años es que el catalán deje de ser una de las señas de identidad de su presidencia ni de Catalunya.