Se presentaba una “experiencia de diálogo discreto desarrollada en la Comarca de Pamplona los últimos 13 meses por un grupo de nueve personas con tradiciones políticas y vitales muy diferentes”. Con estas premisas, se celebró este miércoles la Comisión de Relaciones Ciudadanas, donde los representantes de los partidos conocieron esta iniciativa auspiciada por el Foro Social. Una “aportación a una memoria crítica inclusiva que favorezca la construcción de una convivencia democrática y el diálogo como instrumento único de resolución de conflictos”.

Por razones de protocolo y funcionalidad, intervinieron solo cuatro miembros del grupo: Camino Oslé, Carlos Otxoa, Beatriz Ukar y Miguel Garrido. Además, tras el turno de los portavoces de los grupos parlamentarios, también habló el facilitador de la dinámica, Iñigo Retolaza, miembro de Gernika Gogoratuz, que animó a “profundizar en la cultura del diálogo”.

Camino Oslé calificó la experiencia vivida de “muy gratificante”, donde “un grupo de personas de diferentes procedencias, edades, ideologías, decidieron sentarse para hablar” en un paso por la mejora de la convivencia. “En esos encuentros desarrollamos la capacidad de escucha, respeto e interés por intentar conocer las diferentes vivencias de cada uno”, dijo Oslé, que trasladó un ruego a los políticos: “En ninguna edad se vive bien la crispación, pero no saben el daño que nos hace eso a las personas mayores. Los ruidos nos asustan. No se insulten, busquen ustedes acuerdos porque no saben la paz que necesitamos los ciudadanos”. Y animó a “perder el miedo a comprender otras verdades”. 

“Entiendo la memoria más como una vela que nos da dirección al futuro que como un ancla”

Iñigo Retolaza - Facilitador de Gernika Gogoratuz

Carlos Otxoa dijo que esta iniciativa ha mostrado que es posible salir de la “trinchera”. “Me imagino que no se querrá reconciliar un familiar de víctima de ETA con quien mató a dicho familiar, ni una persona torturada con el torturador, ni los asesinados en el 36 con los cuneteros, pero igual sí podemos aspirar a convivir, cada uno con sus heridas”. Para no trasladar la “mochila de enfrentamientos, amargura y tristeza” a las generaciones futuras, reclamó.

Por su parte, Beatriz Ukar, recordó su paso como alcaldesa de San Martín de Unx, y exafiliada a CDN, y destacó su aprendizaje en estos meses. “Yo mismo iba con un montón de estereotipos”, reconoció. Considera que “dentro de la izquierda abertzale también teníamos auténticos pacifistas, que luchaban desde dentro”. “Igual ni nosotros fuimos tan buenos ni la izquierda abertzale fue tan mala; sino que todo el mundo tiene un poco que aprender e implorar el mea culpa”. Para Ukar, esta experiencia es “extrapolable”, y demandó “intentar no sacar rédito político y ayudar a la sociedad navarra a que podamos hablar del problema”. 

También habló Miguel Garrido, el más joven de los intervinientes, que incidió en el valor de la empatía sin odio. “Se trataba de integrar las diferentes memorias y hacer una memoria más común, colectiva y diversa, que no significa modificar la propia ni olvidar, sino entender las experiencias de los demás y sumarlas a la propia memoria”. Y señaló la existencia de una “herencia social del conflicto político, de miedos, prejuicios, odios y sufrimientos que nos afectan”.