Médica anestesista, compaginó en pandemia el drama vivido en los hospitales con una faceta política en la que se erigió en el azote de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso con conocimiento de causa. Portavoz incisiva que dio calabazas al intento de pacto electoral de Pablo Iglesias al percibirlo como “proyecto autorreferencial y excluyente”, Mónica García Gómez (Madrid, 16-I-1974) catapultó a Más Madrid al liderazgo de la oposición, desbancando al PSOE y convirtiéndose en alternativa real para instaurar un gobierno de izquierdas en la Comunidad. Exvelocista y madre de tres hijos, incluso le dio tiempo el pasado año a publicar 'Política sin anestesia' (Plaza & Janés Editores).

¿Está Más Madrid en condiciones de desalojar a Díaz Ayuso el 28-M?

Más Madrid es la única alternativa al Gobierno de Ayuso. Durante estos años hemos demostrado otra manera de hacer política completamente antagónica a la del PP. Nuestra apuesta siempre ha sido hablar de lo que les interesa a los madrileños sin que Madrid se utilice como herramienta de cambio de otros intereses políticos. 

¿Palpan en la calle que liderar la oposición les ha fortalecido?

Representamos el sentido común, una alternativa real al despropósito de Ayuso, a quien estos meses se le harán largos porque va encadenando muchas chapuzas. Ha seguido con su retahíla de insultos y de desencuentros, no solamente con la oposición sino con su propio partido, con los sanitarios, los taxistas, las mujeres... Por todo ello vemos que sí hay hueco para ese asalto. Es cierto que la Comunidad de Madrid ha sido un bastión del PP durante muchos años y eso les da cierto dopaje. Pero cuando el PP pierde el pie con la calle, pierde el pie con la realidad de lo que está pasando. Cuando se independiza del sentido común, pierde las elecciones.

¿Le servirá esta vez a Ayuso en campaña la bandera de la libertad?

El comodín de la libertad ya no le vale. Intentará no hablar de Madrid. Porque no le interesa y porque no tiene nada que vender. Buscará tirar del comodín del sanchismo, de la dictadura, del golpe de Estado, del gobierno socialcomunista, del independentismo, del Apocalipsis... De lo que no hablará es del municipio donde se están cayendo las casas por el metro que construyó Esperanza Aguirre.

"El modelo de Ayuso es ese con el que Liz Truss hundió a Gran Bretaña en días. Madrid es solo una pantalla, la que le interesa más está en Génova"

Sobre todo porque el PP encara esta cita electoral del año como una primera vuelta de las generales.

Básicamente, y porque Madrid es solamente una pantalla de inicio de su juego político. Pero no es el fin último que a ella más le interesa. Su siguiente pantalla está en Génova.

Sanidad aparte, ¿qué otros problemas afloran en su comunidad?

Que somos la comunidad que más impuestos propios tiene; los que más seguros privados de salud tenemos; los que tenemos las viviendas más caras, pagando el metro cuadrado de techo más caro de todo el Estado... En definitiva, somos los que más precio tenemos que pagar a la vida. Independizarse, o intentar compaginar los sueldos precarios que promueve el PP con la vida cara, se hace muy difícil, y eso lo nota sobre todo la juventud. Pagamos impuestos que se están yendo por el sumidero de la corrupción, de la contratación pública mal hecha, de los chiringuitos como la Oficina del Español, o por el de un Gobierno que no está para gobernar, ése es nuestro mayor sobresueldo. Una presidenta que no está para gestionar es el dinero peor gastado. A Ayuso no le interesa la gestión, solo está en la batalla cultural. Todo ello agranda la desigualdad y la pobreza estructural.

El candidato socialista Juan Lobato les ha echado una mano al cuello al avalar una bajada de los impuestos.

Nosotros no nos hemos movido nunca, ni en los momentos en los que el BCE, el FMI y la OCDE no estaban de nuestro lado. Los impuestos son el mayor seguro a todo riesgo que puede ofrecer una sociedad, el pegamento social de todo aquello que nos enorgullece y nos identifica. Obviamente, deben ser progresivos y justos, que es justo al revés de lo que ocurre aquí exclusivamente por el ideario ideológico del PP, que ha caducado en todo el planeta menos en la Comunidad de Madrid. El modelo de Ayuso es el que hizo que Liz Truss se hundiera y hundiera a Inglaterra en tiempo récord, en días. La señora Ayuso camina a contracorriente de los tiempos.

¿Cuál ha sido el error de la izquierda en la Comunidad que ha posibilitado tantos gobiernos conservadores durante tantos años?

Por ejemplo, regalarle a la derecha toda la parte del discurso económico, empresarial, del tejido industrial... Considerar que eso no es parte del entramado social cuando es lo que también sostiene a una sociedad. ¡Claro que no es lo mismo tener una economía especulativa o financiera que una economía social! ¡O empresas con fines comunes que otras que financian fondos buitre! Pero muchas veces no hemos entendido el lenguaje de este siglo. Y en eso Más Madrid ha reconciliado a mucha gente con la política. También porque hemos evitado hablar todo el rato de nosotros mismos. Es un error clásico de la izquierda hablarle siempre a un espejo en vez de a la gente. De si somos más o menos de izquierdas que el de al lado. Porque Más Madrid también le habla al electorado de Ayuso cuando le hablamos de sanidad y corrupción. Esa gran enmienda en la forma de hacer política nos ha convertido en alternativa real. Además, cuando la izquierda propone políticas valientes, que resuelven los problemas de verdad, se reconcilia con su propio electorado y éste adquiere estabilidad.

"Me quedo con el diálogo que se basa en propuestas, no con el electoralista, y Díaz puede recoger a ese electorado que se ha quedado huérfano"

Hay dos asuntos que siempre le van a plantear. Uno: ¿los caminos de Más Madrid y Podemos siguen irreconciliables? Dos: ¿cómo casa con el proyecto de Yolanda Díaz?

(Ríe) Es muy fácil. Hay una experiencia exitosa de lo que ha significado la unidad de la izquierda y tiene que ver con los gobiernos de coalición, uno de ellos el Pacto del Botánico (Acord del Botànic) en la Comunidad Valenciana, aunque también hay otros en muchos municipios. ¿Por qué? Porque ahondan en un diálogo que gira en torno a la política real, a las propuestas, y no al diálogo más electoralista que se refiere solo a los puestos, los cargos, los liberados. Y con respecto a la plataforma de Yolanda Díaz yo siempre he dicho que tengo muchísima afinidad con ella. Me parece además que está recogiendo de alguna manera a un electorado que se había quedado huérfano. Tiene que recoger un poco los pedazos que se fueron quedando en ese espacio progresista. Por mi parte todo el apoyo, pero mi negociado es Madrid.

Pero apoya su proceso de escucha.

Es que me parece inconcebible un liderazgo sin escucha, sin tomar el pulso a la sociedad. Lo decía Pepe Mujica (expresidente de Uruguay), la política es el arte de poner la oreja, y a partir de ahí hacer el diagnóstico. Si te aíslas, pierdes el pie con la realidad.

¿Cómo sobrelleva la retahíla de descalificaciones recibidas?

Me han dicho de todo: desde que venga llorada de casa hasta que me peino como una pepera. Un bullying político donde Ayuso es maestra y que intenta que la política sea el coto privado de unos pocos para manejarlo mientras la degrada.

La pandemia enseñó las costuras de un ‘modus operandi’ de gestión.

Y de la falta de pudor y escrúpulos. También fue una ventana abierta a la empatía pero a la derecha no le interesa que te veas reflejado en el vecino sino en el sálvese quien pueda. Fue frustrante, su gestión nos convirtió en la comunidad con más exceso de mortalidad de toda Europa. Estaba en los dos sitios, en el hospital y como política, y veía a esta señora frivolizar con las cañas y más preocupada en manejar la contratación pública cuando estábamos intubando gente. ¡Si este 24 de diciembre ha firmado un contrato de emergencia de la pandemia para el Zendal por medio millón para una filial de Ferrovial! Pero la corrupción, por saturación, está amortizada y normalizada, es un lastre que no nos quitamos de encima.