Pilar Cebrián (Zaragoza, 1985) es colaboradora habitual de Antena 3 Noticias. Comenzó a especializarse en Oriente medio en 2011. Ha vivido en Jerusalén, y estuvo en Gaza en las guerras de 2012 y 2014. Este mismo fin de semana parte para Israel como enviada especial. Desde esa perspectiva profesional acumulada de 12 años, considera que el actual escenario “es sin duda el peor de todos los que nos podíamos haber imaginado desde el inicio de este conflicto”. Cebrián nos atiende por teléfono desgranando causas de este estallido con la claridad de quién ha visto mucho sufrimiento, y la convicción de que el conocimiento de lo que está ocurriendo puede ayudar a la paz.

Estamos ante el horror en su mayor crudeza. 

–La peor pesadilla de Israel se ha hecho realidad. Se veía a Gaza como la jaula de unos monstruos, de la que de repente pueden salir unos desalmados, que ellos entienden que están hundidos en la miseria, y perpetrar un ataque que arrase el país. Nunca habíamos podido imaginar que eso llegara a tener lugar. Siempre habíamos pensado que ahora la insurgencia se concentraba en Cisjordania. Habíamos visto a Hamás o a la yihad islámica lanzando cohetes, pero que pasasen la frontera, y arrasasen el sur de Israel de esa manera, cometiendo asesinatos indiscriminados, hayan secuestrado a tantísimas personas, o hayan muerto niños en los ataques era algo inimaginable.

“Tendremos seguridad cuando tengan esperanza”, avisa un almirante israelí en la reserva. En tal situación la seguridad absoluta no existe.

–Pero lo más próximo es el respeto al derecho internacional, y la apertura de un diálogo. La mayor amenaza que puede haber contra la seguridad de Israel, sin ninguna duda, es la existencia de un lugar como Gaza, en el que más de dos millones de personas están privadas de sus derechos más básicos. Gente que no ha salido nunca de 41 kilómetros, donde los saneamientos de agua son deficientes, no hay suficientes alimentos, ni ninguna posibilidad de construir un futuro. Esa es la peor seguridad que puede haber para un país.

Una olla a presión.

–Sí, porque las nuevas generaciones están demostrando ser las más brutales. Muchos de los miembros de Hamás que perpetraron este ataque tenían entre 16 y 17 años, y no es que haya que justificarlo, pero hay unas causas. Si nacen en un contexto en el que tienen una hermana que ha sufrido cáncer, un hermano muerto en la guerra de 2014, un padre al que ven cómo lo humillan cada vez que sale a trabajar a Israel, si ha conseguido un permiso de trabajo, y los bombardean de vez en cuando y cuando hacen protestas en la valla les disparan... Estas personas tienen acceso a las redes sociales, y pueden comparar su vida con la del otro lado de la valla. Están viendo cómo hay un Gobierno en Israel cada vez más próximo a la extrema derecha, con unas políticas mucho más severas sobre los asentamientos, que incumplen la ley internacional. Además los palestinos tienen menos apoyo, porque el mundo está preocupado por Ucrania, y Oriente medio está dejando de ser una prioridad en la política exterior. Todo esto llena de furia y provoca que Hamás y la yihad islámica lo tengan más fácil para reclutar y conseguir perpetrar un ataque como este.

“La mayor amenaza que puede haber contra la seguridad de Israel, sin ninguna duda, es la existencia de un lugar como Gaza”

¿Por qué esa impunidad israelí? Es un caldo de cultivo para el terrorismo y vulnera los derechos humanos. Se nos resquebrajan los principios. Esto es un fracaso humanitario, político y geopolítico. 

–La impunidad de Israel siempre ha sido la gran clave. Se ha dicho que es la única democracia en Oriente medio, el gran aliado de Estados Unidos en la región, que sirve supuestamente de contención a los grupos armados árabes o a las ideologías que suponen una amenaza para Occidente. Israel es un pie de Occidente en Oriente, o eso nos han contado, y un campo de prueba de la industria armamentista y de tecnología de guerra, que le sirve a Estados Unidos para probar armamento y esa industria que tiene con Israel en un campo de batalla real. Esta impunidad es de hace mucho tiempo, pero ahora estaba alcanzando su punto mayor. Países árabes estaban reconciliando su postura diplomática con Israel, y se estaba gestando un acuerdo entre Arabia Saudí e Israel, algo que antes parecía completamente inverosímil, que Arabia Saudí reconozca la existencia del Estado de Israel y empiecen a tener relaciones comerciales. Esto supuestamente ha hecho que Irán y los grupos yihadistas o islamistas insurgentes se hayan rasgado las vestiduras y hayan dicho ‘hasta aquí’, porque el hecho de que Israel, Arabia Saudí y Estados Unidos se reconcilien es la señal de que a nadie ya le importa la causa de la resistencia palestina, así que quieren devolver este tema a la agenda internacional, recordar que siguen siendo capaces de provocar una matanza y recuperar su causa.

Hamás sabía que condenaba a la población palestina a sufrir una venganza. Según el periodista Fran Sevilla, de RNE, no ha habido en Ucrania bombardeos semejantes a los de Gaza. La espiral acción reacción, terrorífica...

–Ese desacuerdo ha existido siempre entre la resistencia palestina y la población palestina. La resistencia prefiere sacrificar a su población para conseguir sus objetivo políticos. Sobre esto escuchas muchas opiniones diferentes en Gaza. La resistencia cree en la violencia para conseguir sus objetivos políticos. Son actos evidentemente terroristas, no se pueden calificar de otra manera. Hay población dentro de Gaza que preferiría que las cosas fueran de otra manera, pero otra lo apoyan o al menos lo justifican. Tengo muchos amigos que aunque me dicen que es horrible y que no disfrutan del sufrimiento de civiles israelíes, dicen que esto es fruto de la desesperación y sin ninguna duda culpa del Gobierno de Israel, que les ha arrinconado hasta un punto en el que en su opinión cuando no tienes nada que perder estás dispuesto a aceptar que alguien en tu nombre cometa una masacre de este calibre. 

¿Tiene alguna esperanza de que haya sectores de uno y de otro lado que puedan reconducir esto de algún modo o cada vez menos?

–Ninguna. Hay una tendencia global en la polarización de las opiniones de la población y de la clase política en este momento de la historia, y se refleja sin ninguna duda en el conflicto entre Israel y Palestina. Ya se nos han olvidado los años en los que Yasser Arafat quedaba con el primer ministro israelí, y tenían cenas o eventos. Eso ahora mismo es impensable. Desde que cubro este conflicto hace 12 años cada vez se ha radicalizado más, tanto la resistencia como el Gobierno israelí. Este es el Gobierno más feroz, radical y ultra de la historia del país, y la resistencia también ha actuado de la peor manera desde la fundación del Estado de Israel. Esta tendencia la vemos en Europa y en Estados Unidos. 

“Respetar el derecho internacional y que se les dé a los palestinos oportunidad de determinar su futuro es la única llave para la paz”

Y aquí mismo. Munición dialéctica ante la posible investidura.

–Sí, es la entrada de las redes sociales en la conformación de la opinión pública. El algoritmo lo que ha hecho es radicalizar las posturas. Cada vez que entramos en Twitter, Facebook o Google News, que sea nuestro algoritmo el que decide qué noticias presentarnos, radicaliza nuestra postura cada vez más, porque su función es contentarnos, que nos reafirmemos en nuestra opinión. Esto está afectando a todo en el mundo. A los políticos en generar un sentimiento de enfado y odio en los electores para conseguir su voto, y que en lugar de ofrecer propuestas y reconciliación vendan confrontación constantemente. Sin duda esto también afecta a los conflictos. Lo estamos viendo. A la manera en que las insurgencias se expresan y a la manera en la que los Estados, la potencia ocupante, como es el caso de Israel, entiende que debe continuar con su política.

¿Cree que vamos a una guerra larga? ¿A un contagio a otras zonas? 

–Pienso que vamos a una guerra larga. Todo es difícil de predecir en la actualidad, pero sin ninguna duda es una guerra mucho peor que las anteriores. Netanyahu ha dicho que lo que van a hacer en Gaza va a impactar durante generaciones. Una auténtica bestialidad. Creo que esto va para largo y va a afectar al resto de países árabes; en Líbano Hezbolá ya está implicado. 

¿Habrá consecuencias en la economía mundial?

–Las guerras potencian la economía. Arabia Saudí estará contenta porque va a vender más petróleo y más caro, la fabricación de armas se va a disparar, y habrá muchos fondos para la rehabilitación del posconflicto. Una guerra al final siempre es un negocio. 

Estuvo la semana pasada en Pamplona, en las jornadas ‘Contar el terror’ organizadas por la UNAV, en la antesala de un terror por partida doble. Con la dificultad de decidir los límites de lo publicable.

–El límite es aquello que pueda generar un trauma en el espectador. Sabemos más o menos dónde está. Quizá en el plano ideológico o político es donde creo que hay un problema a la hora de cubrir Israel o Palestina, porque es un tema muy polémico en el que tanto un lado como otro prestan mucha atención a la batalla de comunicación. Lo podemos ver en Twitter estos días. El estás con nosotros o estás contra nosotros.

Dinámica terrible.

–Es otra radicalización del frente de opinión. Con respeto se pueden expresar opiniones, pero en este tema cuesta mucho. El fin de semana pasado estábamos todos consternados por la masacre perpetrada por Hamás, y las imágenes vistas en el festival de música o en los kibutz. Que simplemente intentaras decir en Twitter que no hay una razón justificativa, pero sí unas causas, o trates de afirmar que Israel castiga, está castigando a la población civil en Gaza, y también bombardea edificios de prensa, se concibe como que estás apoyando a Hamás. Y no es así.

“El Gobierno israelí es el más feroz, radical y ultra de la historia, y la resistencia también ha actuado de la peor manera histórica”

Estamos ante una inercia muy frustrante y fatigosa.  

–La explicación de las causas, de que hace falta respetar el derecho internacional y que a los palestinos se les dé una oportunidad de determinar su futuro, es la única llave para la paz. Simplemente plantear este debate, en este contexto, se entiende como un apoyo al terrorismo. Ahí está la dificultad de contar el terror aquí.

Entiendo que está indignada, impotente y muy triste.

–Estoy muy triste, porque son ya muchos años, tengo muchos amigos israelíes y palestinos. Sin duda, Gaza es para mí, en el aspecto laboral, lo que más me ha traumatizado en mi vida. Creo que no hay nada comparable sobre la faz de la tierra al sufrimiento que se vive en Gaza. Y todo lo que ocurra allí nos afecta. Pero si encima es un grupo armado de Gaza el que ha hecho esto, la confusión dentro es total. Todo el mundo está muerto de miedo y no se sabe en qué se va a convertir esto, cuánto tiempo va a durar la guerra, y qué resistencia y qué más violencia va a generar. 

Imagino también que con el alma en un puño.

–Sí, afortunadamente mis amigos israelíes forman todos parte de esa población israelí de la que poco se habla, que cree en la paz y que tienen amigos palestinos, que visitan las zonas árabes, como dicen ellos, que están consternados, y que desde que ganó el año pasado Netanyahu, e hizo coalición con la extrema derecha ya estaban muertos de miedo, y todos los viernes se iban a las manifestaciones contra la reforma judicial, porque saben que este tipo de Gobierno iba a traer violencia.  

Parte este fin de semana como enviada de Antena 3.

–Quiero observar lo que está pasando, poder contarlo, ver a los amigos de allí. Es nuestra trabajo, que no vemos tanto como una situación peligrosa, sino como pequeños hechos históricos que están ocurriendo y queremos estudiar.