Pedro Sánchez ha concluido ya su ronda de contactos con los distintos grupos parlamentarios y aún tiene en el aire su investidura –incluso la fecha– aunque una mayoría la dé por descontada al pensar que el tira y afloja con el independentismo catalán solo forma parte de la escenografía. Sus últimos encuentros, con Junts y EH Bildu, respectivamente, se han saldado como estaba escrito de antemano. El partido de Carles Puigdemont ha vuelto a hacerse valer y ha advertido de que la alianza sigue “lejos del compromiso histórico” que demanda el president en el exilio, mientras que la coalición abertzale ha ratificado su aval al líder del PSOE bajo el argumento de que no jugará “a especular” porque “frenar a la ultraderecha es un mandato democrático”. Un espectro ideológico, capitaneado por PP y Vox, y al que se han sumado algunas asociaciones de víctimas, que han salido en tromba a denunciar el “pacto de la vergüenza” del socialista con Bildu tras una fotografía que, como ha catalogado la portavoz soberanista, Mertxe Aizpurua, supone “un hito”.

“No tendrá nuestros votos si sus intenciones se limitan a hacer y decir lo mismo que en los últimos cuatro años”, ha avisado la portavoz de JxCat, Míriam Nogueras, que ha entregado a Sánchez una transcripción de la conferencia que pronunció el pasado 5 de septiembre el ex Jefe del Govern y en la que fijó las condiciones de su respaldo, encabezadas por la amnistía y el referéndum, y otras como acabar con el déficit fiscal. La dirigente de Junts ha evitado hacer concreciones y se ha limitado a recalcar que el PSOE no puede aplicar la misma receta que en la anterior legislatura porque esa fórmula se ha demostrado inútil. Además, ha subrayado que no habían acudido para “escuchar las condiciones” de Sánchez. “De hecho, hemos venido a recordar lo contrario”, ha apuntado. “Se trata de llegar a un acuerdo histórico con el objetivo de resolver un conflicto en Catalunya que se remonta a 1714. Todo ello sin renunciar a la unilateralidad y poniendo en marcha un mecanismo de mediación y verificación que aporte las garantías de cumplimiento y seguimiento de los acuerdos”, ha argumentado Nogueras.

Referéndum

Y es que, según Puigdemont, “solo un referéndum acordado con el Estado español –que el PSOE sigue sin tolerar– podría sustituir el mandato del 1-O”. “España tiene un dilema de resolución compleja. O repite elecciones, con el riesgo de que los equilibrios políticos sean tan frágiles como ahora, o pacta con un partido que mantiene la legitimidad del 1-O y que no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad”, ha reiterado la portavoz, que solo ha aceptado una pregunta tras su breve intervención. En concreto, se le ha mencionado que, a diferencia de lo ocurrido en los últimos cuatro años, ahora sí se habla de la amnistía que Junts siempre ha defendido. “Aquí también queremos ser muy cuidadosos. Cuando sea necesario hablar, lo haremos. De hecho, ya lo hemos hecho. Pero estamos en un momento absolutamente trascendente y extraordinario, no entraremos en el juego de los titulares y las filtraciones. Para eso ya hay otros”, ha zanjado.

Los socialistas han evitado dar trascendencia a las frías palabras de Nogueras. “Mientras estemos hablando, va bien. Aún queda mucho tiempo. Hay recorrido para hablar y llegar a acuerdos”, han señalado desde el entorno de Sánchez, si bien admiten que la negociación no va tan rápido como preveían hace unas semanas. Ahora bien, el líder del PSOE contempla realizar un gesto sobre la amnistía en los próximos días aunque no lo explicará hasta que no disponga de un acuerdo cerrado. “Dará un pasito”, trasladan desde la dirección del PSOE, centrando ya todos los focos en la comisión negociadora que abanderan la ministra María Jesús Montero y el secretario de Organización, Santos Cerdán.

Derechos nacionales

En este contexto cuenta con el beneplácito de Bildu. Su cumbre con la formación abertzale forma ya parte de la historia política solo por la instantánea, plasmada por vez primera. Por lo demás, Mertxe Aizpurua y el portavoz del Senado, Gorka Elejabarrieta han destacado el ambiente “constructivo y positivo” de la reunión aunque han solicitado a Sánchez “ambición” en materia social y abrir el debate de la plurinacionalidad y los “derechos nacionales” de Euskadi. “Es otro hito que permite construir un marco de confianza para abordar un ciclo de diálogo, negociación y acuerdo”, han apuntado, dejando claro que “por encima de siglas políticas, la inmensa mayoría del pueblo vasco envió un mandato claro: no permitir que el bloque reaccionario, liderado por PP y Vox, conformara gobierno”. “EH Bildu hace lo que dice y dice lo que hace”, ha indicado Aizpurua. Bildu ha puesto en valor la imagen que traslada a la ciudadanía esta fotografía suya con Sánchez. Según su lectura, “en un contexto político donde la crispación, el ruido y los malos modos tratan de imponerse al debate político”, esta cita refleja “una forma de entender la actividad política” y de “situarse en el momento histórico actual” mediante “un ejercicio permanente de responsabilidad y respeto, por encima de otro criterio o interés”.

Algo que, por el contrario, ha desatado toda una sublevación en el arco de la derecha, que ve en ella una “indignidad” y la “consumación de la infamia y la traición”, llegando a recordar que Aizpurua fue condenada en 1984 por apología del terrorismo o recuperando en redes sociales portadas del diario del que fue editora. “El pacto de Sánchez con Bildu es el pacto de la vergüenza. Ningún presidente debería hablar con quienes se niegan a colaborar para esclarecer los crímenes del terrorismo. Hay que tener mucho cuajo y poca memoria democrática para actuar así”, ha reprochado el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, mientras su secretaria general, Cuca Gamarra, ha censurado “este blanqueamiento indecente”. “Se va a pagar a ese partido con la dignidad de todo un país”, ha llegado a decir. “Sánchez es culpable, pero hay otros responsables: quienes votaron no a la ilegalización de Bildu cuando Vox lo propuso en el Congreso”, ha apostillado además el líder de Vox, Santiago Abascal, en una alusión al PP. Asociaciones de víctimas como la AVT han culpado a Sánchez de “arrodillar al Estado ante ETA”. “Esta foto implica caer en la trampa de la normalización que quiere imponer la izquierda abertzale sin asumir responsabilidades ni repudiar complicidades”, reseñan desde Covite.