El viaje de Pedro Sánchez a Albania para participar en una cumbre de líderes sobre los Balcanes Occidentales ha obligado a retrasar hasta este martes la reunión de la comisión negociadora del PSOE para la investidura, una vez que arranca ya la cuenta atrás de poco más de un mes para amarrar un acuerdo que reedite el Gobierno progresista. El líder socialista rezuma optimismo por los cuatro costados, aireando que tiene “más ganas que nunca” de ser presidente, aunque no le bastará el entusiasmo para que le encajen las piezas, principalmente la de Junts, que se remite a sus exigencias y a dejar claro que no desprenderá el capítulo de la unilateralidad de su hoja de ruta, entre otras cosas porque hacerlo supondría “renunciar a la nación catalana”. En el horizonte se divisa el 27 de noviembre, fecha límite para un consenso que entierre la posibilidad de repetición electoral que alienta la derecha, y todo hace prever que el jeroglífico se resolverá sobre la bocina. De hecho, el PP ve en todo este cruce de declaraciones un proceso de “teatralización” que acabará con Sánchez de nuevo en La Moncloa sacando adelante la ley de amnistía que reclama el independentismo.

La ronda de contactos con los grupos parlamentarios se saldó con una única sorpresa: la conversación personal entre el jefe del Ejecutivo español en funciones y el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras. Porque todo lo demás respondió al guión previsto. EH Bildu ratificando el apoyo que le brindó desde que prácticamente se contaron las papeletas del 23-J, un PNV manteniendo el suspense a la espera de acontecimientos y Esquerra mirando de reojo a su exsocio de Govern y a lo que Carles Puigdemont propaga desde Waterloo. De entre todos sus aliados, la coalición abertzale ha sido menos reticente en reconocer su respaldo incluso que Yolanda Díaz cuando aseguró que aún estaba lejos el de Sumar. Lo ha corroborado el diputado soberanista Oskar Matute: “Somos de palabra, no especularemos en este momento histórico. Frenar a la ultraderecha es un mandato democrático con el que tenemos absoluta responsabilidad y determinación. Porque frenar a las derechas reaccionarias es condición indispensable para una nueva legislatura”.

Exigencias independentistas

Mientras, la conversación con Junqueras, la cita con su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, y el encuentro con la diputada de Junts Míriam Nogueras no aportaron novedades y solo trascendió de ellas que el independentismo no se mueve de peticiones como la amnistía y el referéndum, aunque desde Ferraz recalcan: “No hay nada que hablar sobre una consulta de autodeterminación”. Con todo, el PSOE cree superable ese obstáculo y admite que hay ya terreno andado respecto a una medida de gracia para los dirigentes del procés aunque queda aún mucho por concretar. Entre otras cosas, garantizar la plena constitucionalidad de la medida ante un futuro recurso de la oposición que dan por seguro, y para ello entienden clave la redacción de la exposición de motivos que parece estar en el centro de las discusiones. Sánchez tiene previsto hacer un gesto a corto plazo pero su partido pide lo propio a los independentistas para añadir argumentos a la justificación de la amnistía.

Desde luego, no será rechazar la unilateralidad. La presidenta de Junts, Laura Borràs, ha certificado las palabras de Puigdemont al aseverar que JxCat no renunciará “ni a la unilateralidad ni a ninguno de los recursos legítimos” para alcanzar la independencia. “Hoy más que nunca desde Junts miramos a los ojos a este Estado, que es heredero del que fusiló a Lluís Companys, y le decimos que no nos rendiremos”, ha persistido. El secretario general del partido, Jordi Turull, ha insistido en esta misma idea: “No hace falta ni que nos lo pidan porque hacerlo sería como renunciar a la nación (catalana) y nosotros lo que queremos es que esta nación sea libre”. En tanto que Esquerra se abonó a la transversalidad y ya pasó pagina de esta estrategia, aunque en público nunca la ha enterrado, los republicanos se centran más en recordar sus éxitos con los indultos y en aferrarse al logro de la amnistía : “Está al alcance de la mano y dentro de poco será una realidad”.

Pacto para toda la legislatura

El sentir general es que se entra en el momento cumbre. Tras las reuniones de Sánchez, su equipo va a intensificar el ritmo de contactos y de concreción de propuestas pero en el ámbito de la discreción porque consideran que solo así será posible un pacto. Y no será hasta entonces cuando el líder socialista explique con detalle qué es lo que se ha acordado, ya que en el PSOE entienden que no tiene sentido exhibir antes sus cartas. El presidente en funciones busca además una alianza de legislatura y no solo para ser investido consciente de lo alambicado que sería su mandato. “Esta es una negociación que aún tiene mucho recorrido”, dicen en su entorno, anhelando una estabilidad a largo plazo y no como la que le planteó Rufián, sudando la camiseta “partido a partido”.

Todo ello no deja de ser, como describió el propio Puigdemont, “un dilema de resolución compleja”, y más cuando PP y Vox azuzan con exabruptos, afirmaciones extemporáneas o agitando a los ciudadanos para que se rebelen en las calles. No pasa un día en que algún dirigente de Génova no repita en bucle la doctrina que toca airear. “Bildu ha conseguido poner de rodillas a Pedro Sánchez”, ha soltado el coordinador general de los populares, Elías Bendodo, que añade: “Y eso “es poner de rodillas a nuestro país”. No es de extrañar que luego surjan ataques como el ocurrido en Monzón (Huesca), donde la sede socialista amaneció este domingo con pintadas. Se pregunta el PP cómo pretende gobernar Sánchez, qué precio tendría que pagar por “el apoyo de 24 partidos, unos pidiendo un ministerio, otros dinero, condonación de deuda, amnistía, referéndum”. Por ello, pide volver a las urnas el 14 de enero para que, a modo de elecciones plebiscitarias, los ciudadanos refrenden o no las políticas de la izquierda, obviando que eso ya ocurrió hace solo tres meses.