El PNV afronta este domingo el Aberri Eguna con un manifiesto diferente, a la expectativa, en un contexto de cambios internacionales y en plena gestación de un nuevo orden mundial que impide ver con claridad lo que ocurrirá el día de mañana. El documento que ha aprobado el partido jeltzale para celebrar el Día de la Patria Vasca no está tan centrado en el debate doméstico del nuevo estatus de autogobierno o el derecho a decidir, sino en cómo leer el momento internacional, y cómo identificar las oportunidades que pueden surgir en el nuevo contexto mundial para poder dar “un salto”. Sobre todo, mira al ámbito europeo, una senda que ya marcaba su ponencia política para la Asamblea General que proclamó a Aitor Esteban como presidente del EBB. El manifiesto, que reconoce que pueden surgir “dudas” sobre qué camino seguir en esta encrucijada, apunta ya un planteamiento general: “Hoy toca hacer más pueblo, más nación, en la realidad autonómica y foral y en las dinámicas aún no totalmente exploradas de una Europa de fronteras abiertas. A la espera de un nuevo orden que está hoy todavía en gestación”. Pero, ¿por qué ve el PNV esa oportunidad? Porque constata una situación de “vulnerabilidad e incapacidad” de las tradicionales estructuras de Estado a la hora de responder por sí solas a los desafíos.

“Somos un país pequeño en un mundo cada vez más estrecho y en el que los colores, los matices, la diversidad, van desapareciendo. Si queremos seguir siendo, además de nuestra voluntad, será necesario hacernos ver entre el resto de naciones, hacernos cada día más reconocibles. Y eso supone destacar en excelencia, convertirse en referente, mostrarse al mundo como un pueblo que destaca en capital humano (...). Las señas de identidad de nuestro país son y deben ser el respeto, la tolerancia y la libertad. Hemos de profundizar en nuestro modelo de políticas sociales avanzadas. Una auténtica democracia social debe convertirse en imagen de identidad vasca. Una gestión económica seria, con políticas sociales y solidarias. Una sociedad más integrada e igualitaria que evite la brecha social. Mirando al entorno, ya lo somos. Debemos persistir en esta dirección”, apunta.

Pujanza de las grandes potencias

El PNV trata de insuflar aliento en este momento de incertidumbre y, para ello, recuerda que desde el siglo XIX se ha vaticinado la desaparición del pueblo vasco y eso no ha sucedido. Pero “hoy nos encontramos ante otra encrucijada”. Por un lado, el PNV menciona la amenaza arancelaria de Estados Unidos y el cambio que se vislumbra, “un mundo basado en la pujanza de tres grandes polos internacionales que se comportan interior y exteriormente con fórmulas autoritarias y que abocan a una paulatina marginalidad al multilateralismo diseñado tras la Segunda Guerra Mundial”. “Son tiempos en los que está en juego nuestra prosperidad. En los que una Europa fuera de los grandes bloques puede quedar al albur de lo que decidan otros”, avisa. También alerta de otro riesgo, un modelo de nuevas tecnologías y comunicación que avanza hacia la “uniformización”, con lo que todo ello supone para la supervivencia del euskera y de la identidad vasca.

A partir de ahí, enlaza con el lema de este Aberri Eguna, Euskadi gara, mundialak gara, e interpreta que, ante estos retos, “las estructuras estatales que hemos conocido hasta ahora empiezan a mostrar su vulnerabilidad e incapacidad a la hora de proporcionar por sí solas respuestas a los nuevos problemas”.

“Europa necesita reinventarse y debemos estar preparadas y preparados porque Europa es ya política interna”, sentencia el PNV. Admite que “es lógico que surjan dudas con respecto a la senda” que se debe seguir. Lo que hacen los jeltzales es mantener fijo el rumbo, el “puerto final”: “Aquel en que nuestro pueblo sea plenamente dueño de su destino en igualdad con el resto de los pueblos de Europa y el mundo. Aceptamos el reto de guiar a nuestro país en la navegación exitosa de nuevos mares desconocidos durante los años venideros”. 

"Voluntad indómita de ser libre"

El PNV recuerda las palabras del lehendakari Aguirre en 1937 (“el territorio habrá sido conquistado; el alma del pueblo vasco, no; no lo será jamás”), y se reafirma en “sentirnos parte de esa alma del pueblo vasco; sentirnos parte de una colectividad, que se identifica como nación y que mantiene una voluntad indómita de ser libre”. Como factor para facilitar la cohesión, apuesta por hacer bien las cosas, con “orgullo de saber hacer” y enfrentarse a las dificultades “sin ayuda de nadie”, con el Concierto Económico de la CAV y el Convenio navarro. Vuelve a constatar el escollo que supone la división entre los estados español y francés. Apuesta, además, por integrar a los migrantes, y que los vascos que residen en otros países se sientan también de la nación vasca.