Una navarra en la frontera más caliente del mundo: "Es una ciudad de sueños quebrados"
La periodista ultzamarra Judith Torrea, con más de veinte años en Ciudad Juárez, apunta que el lenguaje de terror de Trump ha cambiado los flujos migratorios
Dice la navarra Judith Torrea Oiz que un periodista debe informar para las personas, no sobre las personas. Lo ha aprendido en las calles polvorientas de Ciudad Juárez, en la peligrosísima frontera entre México y EEUU, allí donde se estrellan los sueños de muchos inmigrantes y hacen negocio los cárteles del tráfico de drogas, armas y personas.
Desde allí lleva veinte años informando sobre narco, corrupción y rutas migratorias. Y se ha dado cuenta de que el periodismo de servicio público es literalmente vital allí donde el engaño y la información intoxicada están al servicio del crimen. “Hay personas que me paran y me dicen: gracias a tu información evité ese hotel donde mataron a mi amigo, el que no te hizo caso. O que me dicen que gracias a mí no pagaron 30.000 dólares a un coyote –un traficante de personas que ayuda a cruzar la frontera– que en realidad les iba a secuestrar”, contó esta semana durante el balance del proyecto Inolvidables, iniciativa de Fundación Caja Navarra para dar voz a crisis humanitarias permanentes.
Ella, mientras tanto, sobrevive con un perfil bajo: nadie sabe dónde vive, nadie tiene su teléfono, evita salidas de casa cuando cae la noche y no se expone en lo más mínimo. “No me la juego por ir a tomarme un café”. El periodismo resulta muy caro en algunas partes del planeta.
¿Cómo definiría Ciudad Juárez?
–Ciudad Juárez es un enclave privilegiado: te permite medir lo que pasa en el resto del mundo. Por allí pasan personas, armas y drogas. De hecho, es el principal cruce de las drogas que va desde Colombia hacia Estados Unidos. Es como un termómetro. Estar ahí te permite entender lo que pasa en el mundo, ves las crisis humanitarias conforme van ocurriendo: cubanos, haitianos, venezolanos...
¿Cómo ha cambiado Ciudad Juárez en todos estos años?
–La ciudad se resiste a morir, pero el horror se solapa. La ciudad está destrozada: es como si hubiera caído una bomba y nada se hubiera reparado. La lucha contra el narco que pregonó Calderón no trajo el prometido renacer de la ciudad y hoy los 10.000 huérfanos de aquel conflicto son los sicarios del presente. Estamos en el mismo teatro con la misma impunidad.
¿Lo peor es la impunidad?
–Cuando hay impunidad, nada cambia. Y luego solo puede venir lo peor. La guerra contra el narco dejó la ciudad destrozada, pero te acostumbras a vivir en el horror. Ahora la ciudad ya no está tan militarizada, pero hubo momentos en los que estaba tomada por la policía federal. Era algo que llamaba la atención hasta de los periodistas que habían estado de corresponsales en Irak.
¿La nueva política de Trump se nota mucho?
–Trump es muy buen comunicador. Solo con sus mensajes ha logrado parar el flujo migratorio, que está empezando a derivarse a España.
¿Ha habido mucho cambio con respecto a la administración Trump?
–El cambio ha sido completo. Nunca había habido tantas personas en la frontera. El efecto llamada es muy cruel: a quienes huyen de sus países les decían que les iban a regalar un apartamento en Nueva York. No les decían que por el camino les pueden matar o violar, que tienen que atravesar la selva de Dariel...
¿Ha bajado la presión con Trump?
–Ha bajado mucho el flujo. Muchos migrantes han dejado Ciudad Juárez, que es muy dura para vivir, y se han trasladado a otras zonas. Por ejemplo a la Ciudad de México, que es maravillosa, fascinante, y que tiene una inseguridad menor. Trump ha creado un ambiente de terror, hasta el punto de que muchas personas optan por no ir o volverse.
¿Hay más deportaciones?
–Los medios dicen que cuando gobernaban Obama o Biden no había deportaciones, que no se rompían las familias, y es mentira. Lo que pasa es que estas deportaciones no se cubrían en los medios. La mayoría de los medios, pro demócrata, obviaban esa realidad. Ahora, Trump ha conseguido lo que no consiguió nadie: que con un mensaje comunicativo de terror, las personas decidan por sus propios medios no ir a la frontera. Eso ha hecho que Ciudad Juárez sea todavía más peligrosa, porque las mafias no están dispuestas a hacer menos negocio. Siempre va a haber personas que crucen la frontera de forma ilegal. Así que ahora pagan al crimen organizado para llegar. Por muchos muros que pongas, la gente va a seguir llegando. Solo que será más peligroso para quienes deciden pasar la frontera.
¿Esta realidad nos obliga a no perder de vista lo que sigue pasando a diario en ese punto caliente?
–Ciudad Juárez es una ciudad de sueños para mucha gente, también de sueños quebrados.