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El PNV recupera para la Memoria su sede en París

Las guerras Civil, Mundial y Fría condicionaron durante 80 años la propiedad del inmueble del 11 de la Avenida de Marceau de la capital francesa, comprado con fondos donados por la comunidad nacionalista vasca en América y al que un Lehendakari regresó el 20 de septiembre de 2025 Un reportaje de Javier Gamboa

El PNV recupera para la Memoria su sede en ParísFoto: EAJ-PNV

Alas 21:20 del 24 de agosto de 1944, el blindado semioruga “Guernica” se asomó al centro de París por la Porte d’Italie. El vehículo formaba parte de ‘La Nueve’, la recordada compañía de la División Leclerc a la que se puede atribuir la liberación de la capital francesa tras años de ocupación nazi. A pesar de la angustia, el miedo y la incertidumbre, Francia volvía a respirar.

Unos días antes, pocos, los representantes del gobierno de Franco que ocupaban el número 11 de la Avenida Marceau habían abandonado precipitadamente el inmueble. Dejaron archivos y otras pertenencias desperdigados por estancias y escaleras. No querían estar allí cuando sus propietarios acudieran a reclamarlo. Como si supieran que lo harían acompañados por soldados de la citada División Leclerc.

La LIAB

Xabier de Landaburu, secretario general de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos (LIAB), y Agustín Alberro se hacen cargo del número 11 de la avenida Marceau. Cabe la esperanza. Todo indica que las democracias ganarán la II Guerra Mundial en cuestión de semanas. El fascismo totalitario será extirpado. Pero el retorno al orden internacional anterior es una ilusión. Lo que el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, advierte es el inicio de un nuevo conflicto, esta vez contra la dictadura comunista soviética. El corazón de la Guerra Fría comienza a latir en el vientre mismo de la contienda mundial que agoniza. Este nuevo horizonte determinará el destino de la democracia en España y en Euskadi. Y también el futuro inmediato de la sede del Gobierno Vasco en el exilio, en el 11 de la Avenida Marceau.

El edificio, ubicado en el distrito 16 de la Ciudad de la Luz, fue construido en 1883. Sus cuatro plantas suman unos mil metros cuadrados. A principios de 1937, con las tropas de rebeldes de Mola asentadas en Gipuzkoa y Franco acosando Madrid, el diputado de EAJ-PNV, Rafael Picabea alquiló el edificio a su propietaria, la ciudadana norteamericana Hélène Brawn. El archivero de Sabino Arana Fundazioa, Eduardo Jauregi, publicó en DEIA hace unos años que el objetivo del arrendamiento era “instalar en él las oficinas de la Delegación del Gobierno de Euzkadi en la capital de Francia y la redacción de su boletín oficial Euzko Deya, cuyo primer número con esta nueva dirección lleva la fecha del 7 de marzo de 1937”.

El Lehendakari Aguirre, en la sede del Gobierno Vasco en París.

Tras formalizar el alquiler, pasaron pocos meses antes de que la señora Brawm recibiera una oferta de compra. Fue realizada por un naviero con pasaporte estadounidense, pero de origen vasco: Marino de Gamboa. El montante era de 1.460.000 francos. Esta cantidad fue resultado de la suma de aportaciones de familias vascas residentes en distintos países de América. En la compra, Gamboa actuó por encargo de EAJ-PNV. Faltaban solo unas semanas para que la Legión Cóndor arrasara Gernika, como recordaría el blindado de ‘La Nueve’. 

El ya citado Jauregi escribió en las páginas del diario que “el que fuera secretario general de la presidencia del Gobierno de Aguirre, Antón Irala, escribió en 1984: Telesforo de Monzón llamó desde París a Francisco de Belaustegigoitia en México, que le envió la totalidad de su cuenta bancaria en dólares. Estos fondos, puestos a disposición desde antes de la formación del Gobierno vasco sirvieron para adquirir el edificio de la Delegación vasca del 11, Avenue Marceau. Belaustegigoitia y su familia nunca han dado a conocer, que yo sepa, este gesto histórico”

Constata el profesor de Historia de la EHU, Óscar Álvarez Gila, en un artículo que vio la luz hace escasas semanas que “Francisco Belausteguigoitia, quien era reconocido como uno de los líderes de la colonia nacionalista en México, había remitido con fecha 12 de septiembre de 1936 una transferencia por un valor de 65.000 dólares a una cuenta del Banco de Bilbao en París a nombre del tesorero del PNV, Eliodoro de la Torre. La transferencia, realmente, había sido ordenada por su esposa, la vasco-mexicana Elvira Arocena, a quien el director del Banco Nacional de México confirmaría la correcta recepción del envío”. Estas son las pistas del dinero.

Finances et Entreprises

Por su parte, el ya citado historiador y archivero de Sabino Arana Fundazioa, Eduardo Jauregi, afirma que, a pesar de la titularidad de las escrituras, “el PNV siguió permitiendo que la Delegación del Gobierno de Euzkadi en París continuara con sus funciones y la actividad que venía desempeñando desde hacía más de un año”.

Durante dos duros años, la delegación vasca fue escenario de un cada vez más nutrido flujo de personas refugiadas en busca de futuro. La guadaña franquista segaba cada día territorio a una Segunda República con vacilantes apoyos internacionales. Franco estaba cerca de ganar una guerra que dejaría un millón de cadáveres. Ante el riesgo de que la Francia presidida por Lebrun y gobernada por Daladier reconociera oficialmente la robada legitimidad al gabinete de generales franquistas, el PNV registró una sociedad anónima, Finances et Entreprises, a cuyo nombre puso todas sus propiedades en Francia. Se valió, de nuevo, de la mediación de Marino de Gamboa. A mediados de diciembre de ese mismo 1939, Finances et Entreprises alquiló el edificio a la Liga Internacional de Amigos de los Vascos. Como señala Eduardo Jauregi, la LIAB lo cedió sin contrapartida alguna “a la Delegación del Gobierno de Euzkadi en el exilio”. 

El Lehendakari Aguirre, en su despacho de París.

Nada de esto sirvió cuando, en la primavera de 1940, Adolf Hitler se fotografió admirando la Torre Eiffel. El ejército alemán, y tras él las SS y la Gestapo, se adueñaron del país galo. Es probable que los mismos siniestros personajes que se retrataron en 1942 en Donostia fueran quienes pisaron el 11 de la avenida Marceau por esas fechas. El fotógrafo Pascual Marín captó ante el Hotel Continental de la calle Zubieta al comandante de la policía hitleriana en Francia, Helmut Knochen, al jefe de la Gestapo en París, Karl Bömelburg, y el agente franquista Pedro Urraca Rendueles, tristemente conocido como “el cazador de rojos”.

Como describe Jauregi, la Delegación se convirtió en “sede de la Falange española en París, destinandose rápidamente para oficinas de policía, espionaje e incautación de bienes de las autoridades franquistas en la capital francesa”. Es decir, fue la ‘oficina’ de Pedro Urraca.

Entre 1941 y 1944 se sucedieron las sentencias del Tribunal del Sena en favor de la administración franquista. Todos los bienes registrados a nombre de Finances et Entreprises pasaron a su poder. Hasta que ‘La Nueve’ y las orugas del ‘Guernica’ pisaron las calles de París. Urraca voló. 

“El nacionalismo vasco volvía a dar muestras de su inequívoca vocación europeísta siendo miembro fundador de los Nuevos Equipos Internacionales –la Democracia Cristiana a escala europea– en un acto que se celebró el 21 de marzo de 1948, precisamente en la sede vasca de 11, Avenue Marceau”, publicó Jauregi en su trabajo periodístico.

José Antonio Aguirre y Jesús María Leizaola, dos Lehendakaris en el 11 de Marceau.

La protesta del Lehendakari Aguirre

La década de los cincuenta y los nuevos equilibrios internacionales que acarreó la torva Guerra Fría tuvieron como consecuencia el blanqueamiento y consecuente reconocimiento del ejecutivo franquista. Así, el 6 de junio de 1951 el Tribunal Civil del Sena decretó la expulsión de la LIAB del número 11 de la avenida Marceau número 11. Y el 28 de junio, el Gobierno vasco fue desalojado de su sede en París.

“Protesto en nombre de nuestro Pueblo”, dijo Aguirre al salir del 11 de la avenida Marceau.

“Salimos de este edificio expulsados por la fuerza pública”, dijo en aquella infausta ocasión el Lehendakari Aguirre. Y añadió: “Yo protesto contra esta violencia y declaro que nuestro honor, nuestra buena conducta y nuestra tradición merecían un tratamiento muy distinto. Nuestra causa ha estado unida a la vuestra; nuestra sangre ha sido derramada junto a la vuestra en la lucha con el enemigo común y ahora se nos expulsa de esta casa para entregarla en manos de los que, durante la guerra pasada, fueron aliados de nuestros adversarios del Eje. Protesto en nombre de nuestro Pueblo, al que esta decisión causa el más profundo dolor sufrido en el exilio, sobre todo porque dicha decisión ha sido adoptada por los amigos con los que hemos compartido dolores y sacrificios comunes por la causa de la libertad y de la Democracia, causa a la que permanecemos inalterablemente fieles”. Uno de los destinatarios de estas palabras era el entonces ministro de aquel gobierno galo, François Mitterrand.

La mañana lluviosa del 20 de septiembre de 2025, otro presidente del EAJ-PNV colgó la ikurriña del mástil de la fachada del 11 de la avenida de Marceau. Izó la enseña ante la mirada de otro Lehendakari, Imanol Pradales. No se trata de un mero espacio físico.

El presidente del EBB, Aitor Esteban, iza la ikurriña en París.

El 20 de septiembre de 2025, una fecha para la Memoria.

Aitor Esteban declaró que el edificio es “un símbolo de resistencia de un pueblo, de la lucha contra el fascismo y el nazismo, de desarraigo y exilio, y de construcción europea”. Y representa “todos los principios en los que cree este partido y por los que vale la pena estar en política”, añadió el presidente del PNV. Fue como si un ‘Guernica’ desarmado, pacífico, blindado por las ideas y la acción política, hubiera vuelto a pisar las calles de París un 20 de septiembre de 2025.