Los miedos irracionales son eso, irracionales. Muchos no logramos entender cómo alguien puede tener pánico ante una araña, ante el color amarillo, ante las palabras largas o ante un pollo. Hay fobias para todos los gustos (más bien disgustos) y, cómo no, también hay alguna relacionada con la Navidad.

Una fobia que alcanza su momento álgido en Nochebuena, porque hay quien sufre santafobia, que es el miedo irracional ante la presencia de Papá Noel. Un pánico que puede arruinar una de las noches más ilusionantes del año para quien tiene miedo a ese hombre barbudo, que viste de rojo, que llega en reno desde Laponia y que se cuela por las chimeneas de las casas que las tienen.

Se llama santafobia debido a Santa Claus, aunque también se la puede denominar paternatalofobia, y afecta sobre todo a los niños de cinco años o menos, pero sus víctimas también pueden ser adultos si no han logrado superar el trauma que tuvieron desde niños. Se trata de un miedo similar al que algunas personas tienen hacia los payasos o personajes de parques de atracciones.

Cómo surge esta fobia y cómo prevenirla

¿De dónde surge esta fobia? De un contacto con los niños con esa figura que no haya sido del todo correcto. Es decir, que unos padres lleven al niño a sentarse encima de un señor mayor, gordo, al que no conocen de nada y al que apenas le ven la cara puede provocarles un miedo o una situación de angustia que es posible que se arrastre con el paso de los años. Y si la fobia ya se ha instalado, imaginar que ese hombre puede colarse por la chimenea de casa se convierte en argumento de película de miedo.

Para evitarlo los expertos aconsejan que los padres hablen antes de forma positiva de Papá Noel, que introduzcan actividades alegres en las que aparezca e incluso que, antes del primer contacto personal del niño con Santa Claus sean ellos los que se acerquen a hablar con él de forma distendida para que el niño vea que es una figura próxima a la que no hay que temer.