La alimentación puede actuar como medicina curativa para apoyar, armonizar naturalmente las hormonas y activar y aliviar los síntomas que se sufren durante el periodo.

La menstruación o periodo es el sangrado vaginal normal que ocurre como parte del ciclo mensual de la mujer. Todos los meses, el cuerpo femenino se prepara para un posible embarazo. Estos periodos suelen comenzar alrededor de los 12 años y continúan hasta la menopausia, cerca de los 51 años. Pero esto varía dependiendo de cada cuerpo. La mayoría de las menstruaciones duran entre tres y cinco días, pero una semana antes llega el Síndrome Premenstrual, que avisa de la próxima regla.

El cuerpo de la mujer se mueve a través de cuatro fases cada mes, que están relacionadas con el ciclo menstrual: la fase folicular, que se divide en temprana (la propia menstruación), la fase tardía, la fase de ovulación y la fase lútea o premenstrual.

Durante los cinco primeros días de la menstruación, el cuerpo retiene más líquido de forma natural y puede sentirse un estado de inflamación. El hierro y el agua se pierden en gran cantidad durante el ciclo. El hierro puede encontrarse en alimentos de origen animal (carne, pescados, marisco) o de origen vegetal (legumbres). Entendiendo que la menstruación es una inflamación fisiológica, aportar alimentos ricos en omega 3 (pescados azules o nueces) y el uso de especias antinflamatorias (lino, chía o cáñamo) pueden beneficiar al cuerpo.

En la fase folicular, el cuerpo utilizará a los glucógenos como sustratos energéticos, por lo que habrá una menor quema de grasas. Los alimentos ricos en antioxidantes y zinc (verduras, frutas, marisco, ostras) y los vegetales crucíferos (brócoli, coliflor o coles de Bruselas) serán fundamentales durante esta etapa.

La fase ovulatoria dura un máximo de 36 horas, aunque suele producirse durante 12-24 horas, y se encuentra aproximadamente en la mitad del ciclo, alrededor del día 13 al 15. En esta fase, el nivel de estrógenos ha llegado a su punto máximo y es importante bajar el consumo de carbohidratos (pan, cereales y arroces). Se debe aumentar la ingesta de hidratos de carbono completos (tubérculos, legumbres o frutas) y alimentos ricos en hierro, frutos secos y cereales integrales.

En la última fase, la comprendida desde la ovulación hasta el inicio del siguiente periodo, aumenta el metabolismo y bajan los niveles de serotonina, lo que puede alterar el humor. Durante esta fase premenstrual hay que incluir frutos rojos, cereales integrales, grasas saludables (queso, yogur griego, aguacate o chocolate negro) o proteínas de calidad.

El azúcar es uno de los alimentos que influye negativamente en el periodo, ya que es un disruptor metabólico e inflamatorio. Los refrescos, golosinas, yogures edulcorados, cereales, miel, jarabes o jugo de frutas contienen azúcar y podrían deteriorar la ovulación.

Los alimentos procesados también pueden aumentar el malestar gastrointestinal y promover la retención de líquidos, debido a su alto contenido en sodio que evitarán la eliminación de líquidos.

El alcohol afecta directamente a la reducción de estrógeno, lo cual puede dañar la microbiota intestinal, impidiendo la correcta desintoxicación y absorción de nutrientes.

La ansiedad puede llegar en fase lútea, etapa premenstrual y los primeros 2-3 días del periodo. Los cambios de humor, irritabilidad, antojos o sensibilidad en los senos se deben a la pérdida de progesterona o exceso de estrógenos. La alimentación también será clave para calmar estos síntomas.