Pamplona ha vivido este año los encierros más tranquilos que se recuerdan. Rara vez los Sanfermines llegaban a su fin con solo tres heridos por asta de toro y 34 mozos trasladados al hospital. Estos datos reflejan que los encierros de San Fermín son cada vez más seguros y, a su vez, menos emocionantes.

Otra de las características que ha sorprendido en esta edición de los Sanfermines es la velocidad con la que se desarrollan las carreras. De los ocho encierros vividos, solo uno ha rozado la barrera de los tres minutos, el de los Cebado Gago el domingo con una duración de dos minutos y 53 minutos. No obstante, la duración media ha sido de dos minutos y 26 segundos, siendo los astados de Victoriano del Río los más rápidos con un tiempo de dos minutos y 18 segundos.

Es evidente que se está produciendo un profundo cambio en una de las carreras más conocidas del mundo. El uso de líquido antideslizante en el recorrido y la buena preparación de los astados hace que los encierros sean limpios, breves y previsibles. Los animales están acostumbrados a recorrer la distancia que se corre en el encierro, por lo que, para ellos, es un entrenamiento más. Algo que no agrada demasiado a los corredores más veteranos, que ya en 2019 protagonizaron una sentada en señal de protesta.

Varios de estos mozos se han juntado esta mañana después del último encierro de las fiestas en las puertas de la librería Abarzuza, en la calle Santo Domingo, para echar el cierre definitivo a esta edición de los encierros de San Fermín. Los corredores más experimentados hicieron un balance de las carreras vividas este año, llegando a la conclusión de que ha sido una “buena edición”, pero con “poca emoción” y con un “ritmo imposible” hasta para los mozos mejor entrenados.

Patxiku y Josu Alonso son corredores habituales y especialistas en la Cuesta de Santo Domingo. Ambos sostienen que los encierros han sido “limpios y rápidos”, pero lamentan que la buena preparación de los astados resta emoción. “Que los toros entrenen hace que sean muy rápidos. Eso supone que ya no nos podamos meter para ver el toro tan cerca como hacíamos antes. Nos da algo de pena porque queremos tenerlos a nuestro lado y acompañarlos en este tramo”, admitió Patxiku.  Por su parte, Josu explicó la dificultad que tiene el buen estado de forma de los animales: “Al correr tan rápido, es más complicado aguantar y meterse entre ellos. sobre todo en Santo Domingo”, lamentó.

No solo los mozos más veteranos consideran que los encierros son cada vez menos emocionantes. Los corredores algo menos experimentados también sostienen esta opinión. Raquel Pérez lleva dos ediciones corriendo y es una de esas valientes que cada vez son más notables en los encierros de San Fermín. La joven siempre ha sido una aficionada de estas carreras y uno de sus sueños era vivir esta experiencia como corredora. Con su amplia experiencia como espectadora y ahora como integrante, Raquel mantiene que, a pesar de que actualmente los encierros son “mucho más seguros”, están perdiendo esa “pasión” y “entretenimiento” que suscitaban hace años.