pamplona. Los accidentes aéreos se han cobrado, en la última década, una decena de víctimas mortales en Navarra, sin contar con los tres ocupantes de la avioneta siniestrada ayer al mediodía en el valle del Baztán.
Para encontrar el accidente aéreo con víctimas mortales más reciente ocurrido en la Comunidad Foral es necesario remontarse hasta abril de 2008, cuando el donostiarra Kepa Sanzberro, de 51 años, se precipitó al suelo con el delta biplaza que dirigía en la zona de Usun, en las cercanías de la Foz de Lumbier.
En enero del año anterior tuvo lugar uno de los siniestros más trágicos ocurridos en tierras navarras, cuando un helicóptero militar se estrelló en el término de Sesma. Dos de los cuatro ocupantes, el sargento Ángel Manuel Estraviz Córdoba, de 34 años, y Andrés Avendaño Gómez, de 23 año, fallecieron en el momento del impacto y el piloto Domingo Hernando Torres, de 37 años, pocos días después en el hospital.
El 8 de marzo de 2006, dos de los seis ocupantes de una avioneta, el piloto Jacinto Argüello y el ejecutivo de Bestinver Alfredo Muñoz, perdían la vida cuando ésta se estrellaba en la sierra de Tajonar. En abril de 2003, otro accidente aéreo en Orokieta se cobraba la vida de un matrimonio holandés que se dirigía en avioneta hacia Hondarribia.
En marzo de 2002, el corellano Jesús Maestrojuán San Martín, de 68 años, fallecía al caer en picado cerca de las Ventas de Úcar el ultraligero que pilotaba, debido a un fallo mecánico. Algo parecido le ocurrió al pamplonés Carlos Mendiluce Sanz, de 69 años, en el año 2000 cerca del aeródromo de Lumbier.
A esta trágica lista se unen, además, dos navarros que fallecieron fuera de los límites de la Comunidad Foral. En abril de 2008, un joven piloto tudelano, Adrián Munárriz Labarga, de 30 años, perdía la vida al precipitarse su avioneta en el madrileño distrito de Carabanchel. Anteriormente, Patxi Aoiz, vecino de Sangüesa de 44 años, moría al caer en Domeño el ultraligero que pilotaba.
el año más oscuro Fuera de esta cronología se sitúa, sin embargo, el año más trágico de la historia de la aviación en Navarra, 1999, cuando cuatro personas fallecieron en tres accidentes. El 15 de julio, un reactor que había salido de Limoges (Francia) se estrellaba en el monte Saioa, resultando muertos sus dos ocupantes, de origen ucraniano y francés. Sólo once días más tarde, el 26 de julio, el joven piloto sevillano Juan Antonio Casas Blanco fallecía tras precipitarse su avioneta de extinción de incendios en Acedo. También ese mismo año, un capitán falleció cuando el F-18 que pilotaba chocó en pleno vuelo con otro aparato militar en las Bardenas.