-17º Espinal, la Siberia navarra

siberia está en Navarra. Debe haber una en Rusia también. Pero en la Comunidad Foral se localiza en Espinal, un pueblo de 237 habitantes enclavado en la Ruta Jacobea que atraviesa los Pirineos. Allí, en la noche del domingo al lunes, sufrieron -17 grados de mínima. Ayer, durante el día, no alcanzaron grados positivos.

Por este motivo, Javier Ayesa Sucunza, residente de la localidad, cuando se levantó y fue a dar de comer al ganado que tiene a su cargo, lo primero que hizo fue coger un martillo para romper el hielo que antes era agua. "De poco sirve -agrega-, porque se vuelve a congelar enseguida". El pueblo entero está congelado. Las aceras aparecen inundadas de nieves y hielo, y andar por ellas sin botas es una locura. Sorprende una pequeña fuente por la que todavía fluye el agua. Es el contraste con los carámbanos de los tejados y la nieve sobre los coches.

"Te acostumbras, pero lo peor es el shock al salir de casa", relata Cristina Garralda que, eso sí, va muy bien abrigada. Cristina viste un jersey con cuello alto, botas, pantalones de pana, gorro y guantes. Ropa hasta las orejas. La única manera de resistir el frío mientras los chiquillos juegan. "Los niños juegan en el frontón, que está cubierto, pero aun así nosotras estamos allí hablando y moviéndonos para espantar el frío", comenta. Luego claro, Cristina se sorprende cuando el año pasado fue a Pamplona con su hermana y los niños y vio que en el parque no había casi nadie. "Hace frío", le dijo su hermana. "Por eso no vienen", añadió. "No. Frío es lo que hace en Espinal", respondió Cristina.

Ahora bien, Cristina agradece que al menos no mueve viento. "Este frío es seco y llevadero, con aire es horroroso", explica. ¿Y en las casas? Calefacción, fogones y chimeneas. Todo vale para combatir el frío. Incluso, si uno se fija, todavía se pueden observar viejas casas con unos muros muy gruesos y unas ventanas diminutas para conservar el calor del fuego de la chimenea.

Precisamente, para la chimenea, en la casa de Javier Ayesa tienen apiladas varias toneladas de madera cortada por ellos mismos. El Gobierno de Navarra señala qué árboles son los que se pueden talar para hacer leña y los habitantes del pueblo los talan y cortan después la leña. Porque una chimenea es imprescindible en Espinal. La estampa clásica la ofrece la familia de Umberto Pérez y Lidia Almirantearena. Viven en Pamplona, pero se escapan al pueblo siempre que pueden. Con el fogón y la chimenea encendidos, están con sus dos hijas y la abuela en el salón. Afuera, a vista de ventana, todo el paisaje del Pirineo navarro blanco. Nevado. Sólo falta Papá Noel.

trucos de supervivencia

Prohibido echar el freno de mano

Afuera es otra historia. Allí el frío no remite. "Para salir en la noche del domingo un momento fuera me puse dos abrigos", dice Lidia. Y más trucos de subsistencia: prohibido echar el freno de mano del coche. Se congela y luego se bloquea. Las gomas del limpia parabrisas, por ejemplo, no hay que dejarlas pegadas al cristal. Precisamente por eso, porque se quedarán totalmente pegadas. Congeladas. Y si dejan una botella de agua en el coche, al día siguiente será hielo.

Respecto al coche, hay que extremar las precauciones. Si bien ayer la carretera estaba bastante despejada, el hielo y la nieve son una constante en el asfalto. "El domingo mucha gente tuvo que llamar al 112 para que vinieran quitanieves y echaran sal", afirma Lidia Almirantearena, que asegura además que este año "falta sal, están echando menos".

Buena fe de ello puede dar Ángel Romero, que conduce una ambulancia de la empresa Baztán. A las siete de la mañana del domingo llegaba a Espinal y varios tramos de la carretera tenían hielo. A las 5 de la madrugada la temperatura era de -17 grados. A las siete no habría mucha diferencia. "El frío es polar. A las 9 de la mañana hacía -14 grados", relata Ángel.

niños al poder

La nieve puede ser un placer

A la juventud, parece, no le importa tanto que el termómetro esté bajo cero. Y ya si hay nieve, menos. Una buena batalla de bolas de nieve es algo muy tentador para Imanol Zazpe, Beñat Erro, Íñigo Ayesa, Ioseba Erro, Irune Erro, Elena Senosiáin, Irati Salagüeta y Eider Palimao. Todos chavales de entre 9 y 12 años, que, bien pertrechados con abrigos, bufandas, guantes y botas, corretean por la nieve y el hielo como si éste no resbalara. Que lo hace. Ante la pregunta ¿Qué tal con la nieve? Responden: "Muy bieeeeeeen", con una voz discordante que su "bieeeeen" no suena muy convincente. "Nos gusta más la nieve que el frío", confiesa uno de ellos. "Jugamos a carreras de trineos y la guerra", dice otro.

Tanto realismo le dan que tienen hasta heridas de guerra. Imanol y Beñat muestran orgullosos los moratones de sus piernas... Pero es que, además, estos dos mismos chiquillos cruzan los dedos para que caiga una buena nevada. Van en autobús al colegio en Garralda y si nieva mucho, no pueden ir... "Hoy casi no salimos, teníamos que salir a las 8.30 y hemos salido a las 10.45 horas", explica Imanol.

Pero, ¿cómo luchar contra el frío? Haciendo deporte. Como Iosu Zambrano y Asier Seragüeta, dos jóvenes cuyos raquetazos se oyen desde fuera del frontón. Visten, eso sí, chandal largo. La pantaloneta queda desterrada, aunque con una media sonrisa no la descartan "si comienzan a sudar", dice Iosu. Viviendo en Espinal no se puede dejar de hacer actividades por el frío. O nadie haría nada. Por eso, Iosu asegura que "con tal de que no nieve, ya sale a pasear y dar una vuelta". Aunque el frío para estos dos jóvenes es relativo. "A partir de cero grados es frío", aseguran los dos.

Tampoco ha de extrañar. La mínima histórica en Espinal rondó los -24 grados hará unos veinte años, aseguran los vecinos. "Los motores de los tractores reventaron", comenta Javier Ayesa. Incluso, "dijeron basta algunas calefacciones que se rompieron", recuerda Lidia Almirantearena. No sorprende. Es Espinal. La Siberia navarra.