pamplona. Son las capas menos formadas y también las más empobrecidas de la sociedad. El analfabetismo tiene nombre de mujer en todo el mundo. Las ONG insistían ayer, Día Internacional de la Alfabetización, en que la alfabetización no se limita a saber leer y escribir, sino que la persona sea capaz de comunicarse y desarrollarse en una sociedad que cambia constantemente. En el conjunto del país un 2,2% de la población mayor de 16 años es analfabeta, mientras que en la Comunidad Foral este porcentaje se reduce al 1%. En total, el INE estima que hay 5.300 personas en Navarra que no se ha escolarizado, de las que 3.600 (el 68%) son mujeres, el mismo porcentaje que en el resto del Estado donde 842.900 carecen de la principal vacuna educativa (271.300.00 hombres frente a 571.600 mujeres), tal y como indica la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2011, un año en el que, no obstante, ha bajado un 3%. El descenso es significativo en la franja de edad de los 20 a 24 años, de 35 a 39 y de 60 a 69. En Navarra, el número de personas analfabetas ha ido in crescendo en los últimos seis años partiendo del 0,6% de los mayores de 16 años, que entonces sumaban 2.700 personas sobre una población de 48.590. La distancia entre hombres y mujeres analfabetas se ha ahondado en Navarra de forma significativa en perjuicio de la mujer puesto que en 2005 había 1.400 varones analfabetas frente a 1.300 mujeres. Así, las féminas sin preparar se han multiplicado por tres (ahora hay 2.300 más) previsiblemente por efecto de la inmigración. De las navarras y navarros que son profanas en el conocimiento y la compresión, la mayor parte es población "inactiva" ya que, entre los activos, la EPA registra 1.700 analfabetos de los que 800 se encuentran ocupados (aquí se reparten mitad a mitad ambos géneros). Hace seis años eran 600.

Teodoro Hernández, sociólogo de la UPNA, maneja dos claves para explicar el fuerte peso de la mujer en este segmento que ha quedado al margen de la educación: la presencia de viudas, amas de casa, que superan cuantitativamente a los hombres porque "mueren más tarde", y aquellas personas jóvenes que dejaron sus estudios para trabajar y que han retomado ahora la formación porque son precisamente el colectivo donde más se ha cebado el paro. El fenómeno de la inmigración explicaría a su vez la llegada de familiares de inmigrantes fruto de la reagrupación (padres y madres). "No se entiende de otra manera porque en este momento la escolarización es obligatoria hasta los 16 años de modo que, entre la gente joven, ya no puede haber analfabetos", señala el presidente de la Asociación Navarra de Sociología. En relación al colectivo joven, a Hernández le preocupa más la "temporalidad" en el trabajo lo que impide estabilizar a los jóvenes, emanciparse, tener un proyecto de vida, casarse y tener hijos, lo cual supone a su vez una "bomba demográfica". Existe también una sobreformación que, al final, "no sirve para nada" porque la gente cualificada en la que se ha invertido dinero se está marchando al extranjero. "La realidad laboral en España es de retroceso porque la gente de arriba se va, y la de abajo, la menor cualificada, se queda aquí porque el trabajo que hay es de baja calidad (campo, en hostelería...). Un trabajo de calidad requiere tener una industria de calidad y no se ha invertido en I+D", remarca.

En el Estado, el 75,4% de las personas mayores de 65 años analfabetas son mujeres, según datos del Imserso de 2010. Desde el Instituto de la Mujer reconocen que las diferencias de la presente generación de mujeres maduras se deben a las distintas oportunidades que tuvieron en su momento, en el acceso a la educación, al mercado laboral y a la participación social y política. Las mujeres mayores representan así el 10% de la población total (son más de seis millones de personas en el país), y tienen una esperanza de vida de casi 85 años. A las diferencias educativas se unen a las desigualdades de renta, ya que las mujeres suponen la inmensa mayoría de las pensiones no contributivas y de viudedad.