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Europa sí paga por la atención sanitaria

El Gobierno de rajoy se propone ahorrar 7.000 millones anuales en el sistema público Las propuestas del Ejecutivo del PP pasan por el copago de medicinas según la renta y nuevas tasas médicas

pamplona. ¿Copago o repago? ¿Progresivo o universal? ¿Solo para las medicinas o para todos los servicios sanitarios?... Aún hay muchas dudas sobre las medidas que incluirá la reforma que prepara el Gobierno para ahorrar 7.000 millones de euros en sanidad. Sin embargo, el Ejecutivo de Rajoy asegura que este mismo año se podría imponer el copago de recetas según la renta de los pacientes y poco a poco deja entrever alguno de los ajustes que pretende introducir.

Mientras se perfilan los ajustes los ciudadanos ven cada vez más cerca la imposición del copago para el acceso a la atención médica, opción que hace unos días apuntó la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Esto podría suponer tener que pagar por acudir a la consulta de atención primaria y a las urgencias, por ser atendido por cualquier especialista, por recibir tratamiento y hacerse pruebas diagnósticas o por la hospitalización. Algunas de estas iniciativas ya se han puesto en marcha en varias comunidades autónomas y están vigentes desde hace tiempo en gran parte de Europa. Este año Catalunya ha aprobado el cobro de una tasa de un euro por receta, que entrará en vigor en junio, y ha planteado la posibilidad de empezar a cobrar por hospitalización. La Xunta de Galicia también ha metido mano al gasto farmacéutico y ha establecido un catálogo de 34 principios activos y ha implantado una tasa de 10 euros por renovación de la tarjeta sanitaria. En Baleares también cobran por emitir la tarjeta.

Por lo que respecta a otros países europeos, el copago se presenta en la mayoría como una medida de racionalización y prevención de abusos, más que como un sistema recaudatorio. En este sentido cabe señalar que los defensores del establecimiento del copago en el Estado español destacan que su objetivo no solo consiste en reducir los gastos del sector sanitario, sino también en que la población tome conciencia de que los servicios médicos son muy costosos. De hecho, según un análisis realizado por el IESE, "en todos los casos analizados el copago ha traído como consecuencia una reducción en la utilización de los servicios sanitarios. Además, la medida impacta en la toma de decisiones sobre la utilización de servicios por parte del paciente, que no es experto en sanidad y puede cometer errores a la hora de elegir los tratamientos".

millones de consultas Se calcula que en el Estado español se efectúan cada año alrededor de 400 millones de consultas médicas en atención primaria y urgencias. Si se optara por cobrar una tasa de 10 euros por consulta, que es la cantidad más habitual en los países europeos, el resultado sería una recaudación de 4.000 millones de euros anuales. Pero, según los expertos, ese cálculo es ficticio, ya que, por un lado, los enfermos crónicos y los niños deberían estar exentos del pago de la tasa y eso reduce a la mitad el número de consultas por las que se podría cobrar. Y, por otro, la tasa tendrá un efecto disuasorio sobre los pacientes, que restringirán sus visitas al médico. De esta forma, la recaudación estimada no llegaría a 2.000 millones de euros.

A la hora de fijarse en lo que han hecho otros países de nuestro entorno para moderar el gasto público en sanidad se constata que el copago sanitario está muy extendido en Europa y prácticamente todos los países tienen establecidas políticas de participación del usuario en algún nivel asistencial. En estos momentos únicamente España, Dinamarca y el Reino Unido limitan la corresponsabilidad económica del usuario a la compra de medicamentos.

En cuanto a los servicios afectados por los sistemas de copago, el informe del IESE observa que el nivel y los mecanismos de contribución económica son muy variados. Por ejemplo, entre los países que aplican una tarifa fija en atención primaria -como Alemania (10 euros), Austria (10), Finlandia (13,70), Noruega (23,50), Portugal (5) o Suecia (de 11 a 22 euros)- el coste por visita introduce variaciones en función del tipo de paciente. En otros países, el contribuyente paga un porcentaje del coste de la visita médica, que puede oscilar entre el 8% en el caso de Bélgica, hasta el 30% en Francia, pasando por el 12% de Luxemburgo. En algunos países hay también una tarifa adicional para las visitas a domicilio.

Los copagos en la atención especializada siguen, por lo general, el mismo esquema que en atención primaria -es el caso de Alemania, Austria, Francia y Luxemburgo-. No obstante, hay países como Italia y Holanda que no cobran por las consultas en atención primaria y sí lo hacen en la especializada. En Finlandia, Portugal o Suecia han establecido una tarifa más elevada para el acceso a especialistas que para la atención primaria.

En el caso de la atención hospitalaria, los sistemas de copago varían enormemente en función de la patología y del tratamiento. Existen, no obstante, una serie de servicios homogéneos y comunes relacionados con la estancia en centros hospitalarios que generalmente están sujetos a algún mecanismo de pago. Por ejemplo en Alemania (10 euros), Austria (8), Luxemburgo (19,44) y Suecia (8,76) se aplica una tasa por día de hospitalización. En otros países, como Noruega, se establece un pago proporcional al coste total de la estancia en el hospital (20%), y en algunos -Francia, por ejemplo- se combinan ambos sistemas. En todos estos países, sea cuál sea la fórmula de copago aplicada, hay establecido un máximo de días a los que el paciente debe contribuir económicamente.

el ejemplo belga Bélgica es uno de los muchos ejemplos que encontramos en Europa donde funciona el sistema de copago en los servicios sanitarios, tanto en la asistencia médica como en la compra de fármacos lo que hace que el paciente asuma en torno al 20% de la factura. El 99% de la población está cubierta por el seguro sanitario básico, aunque es obligatorio afiliarse a una de las mutuas que gestionan el sistema -cobran unos 5 euros al mes por la cobertura mínima- para tener derecho al reembolso de algunas prestaciones.

Al contrario de España, los pacientes tienen derecho a elegir el médico al que quieren acudir, tanto si es generalista como especialista, pero están obligados a pagar una tarifa por acudir a la consulta que posteriormente es reembolsada por las mutuas con un porcentaje de hasta el 80%. Un montante que varía en función del tipo de prestación, el estatus del paciente o el médico. Por ejemplo, salvo las personas que pueden beneficiarse de un reembolso preferencial y por tanto de una factura más barata, el copago ronda el 25% en las consultas a médicos generalistas, el 35% por visitas a domicilio y el 40% en las consultas a especialistas, fisioterapeutas, logopedas y dietistas. Solo pueden acceder al reembolso preferencial, que limita el coste para el paciente a entre un 10% y un 20% de la factura, aquellas personas con ingresos brutos que no superen los 14.339 euros más otros 2.654 euros por dependiente.