El río se desborda en Otsagabia, Ezkaroz e Izalzu inundando bajeras y viviendas
entre las 10.00 y las 11.00 horas, las lluvias alcanzaron su punto álgidoEl parte alertaba de que lo peor llegaría sobre las 20.00 horas, aunque no fue así
otsagabia. En la localidad más poblada del valle la riada inundó varias casas situadas en el entorno del río y las aguas llegaron hasta la plaza Blankoa. Lo mismo ocurrió en Ezkaroz con el río Salazar, donde la Policía Foral se vio obligada a desviar el tráfico, y sobre todo en Izalzu, con las aguas del Anduña superando la altura de la chapa del frontón situado a 20 metros del río. Según los datos de la estación de Erremendia, durante la jornada de ayer se recogieron hasta 91 litros por metro cuadrado, si bien no hubo que lamentar daños personales.
Aunque las lluvias fueron remitiendo en torno al mediodía, la incertidumbre se mantuvo toda la tarde, ya que el parte meteorológico anunciaba riesgo de inundaciones entre las 18.00 y las 20.00 horas. Entonces, se esperaban de nuevo precipitaciones abundantes que, sin embargo, no llegaron para fortuna de los vecinos del valle. Pese a que ese segundo desbordamiento no llegase finalmente, algunos vecinos tardarán unos días en volver a la normalidad, ya que los daños materiales fueron significativos en algunos edificios.
desde primera hora Los vecinos del valle de Salazar amanecieron en plena tromba de agua después de una noche en las que las lluvias ya venían siendo intensas. Aun así, a las 9.00 horas el nivel de precipitaciones no hacía vaticinar lo que luego llegaría. Los padres del valle pudieron llevar a sus hijos al colegio de Otsagabia, que reúne a los estudiantes de educación infantil y primaria de la zona, y la mayoría acudieron a sus puestos de trabajo sin grandes problemas. Sin embargo, en la hora siguiente las precipitaciones aumentaron y llegaron a un volumen acumulado inédito en las dos últimas décadas. Pasadas las 10.00 horas el río comenzó a abandonar su cauce, primero en Izalzu y después en todo el valle de Salazar, con especial incidencia en Otsagabia y Ezkaroz.
Laura Elizalde, vecina de Otsagabia, fue testigo de esta situación cuando salió de casa para llevar a su hija Irati a la escuela antes de acudir a su puesto de trabajo en Ezkaroz. "Ha sido una mañana de mucha inquietud e intranquilidad. A las nueve nos hemos levantado para ir al colegio y la situación no era tan grave, pero en la hora posterior ha llovido muchísimo", explicaba a primera hora de la tarde. Mientas, algunos vecinos aún se afanaban en achicar el agua en las casas del entorno.
Era el caso de María Paz Elizari Zoco y su marido Francisco Javier Ibáñez Goiena, de la casa Bastero. Este edificio fue uno de los más afectados y el agua inundó el primer piso superando el medio metro de altura. "El agua ha hecho que la puerta cediese y ha inundado toda la parte de abajo. Afortunadamente hemos podido subir algunos muebles al piso de arriba, pero toda parte inferior ha quedado llena de agua y barrio. Sabíamos que iba a llover, pero no tanto, yo no había visto llover así en la vida, porque hace 20 años estaba fuera", explicaba Ibáñez Goiena, aún temeroso de que a última hora de la tarde se repitiese la escena de la mañana, habida cuenta de que la Guardia Civil había advertido de que lo peor llegaría a las 20.00 horas.
turistas argentinos Más sorprendidos si cabe se encontraban Martín Argüello y su pareja Karina, argentinos residentes en Donostia, que visitaban estos días Otsagabia en el inicio de la travesía de los Pirineos (GR 11) que piensan recorrer durante las próximas semanas "hasta que duren las fuerzas". "No sabemos si a la noche llovió mucho, pero desde que nos levantamos hacia las ocho fue impresionante. El río ayer (por el jueves) era un hilo y está desbordado. Por un lado, es espectacular ver cómo estaba el río, aunque al ver que en la casa de enfrente el agua llegaba hasta las rodillas aprecias que es un problema y puede ser una desgracia", afirmaba Argüello.
En el bar Auñamendi de la plaza Blankoa, varios vecinos de Otsagabia y Ezkaroz discutían sobre cuantas veces se había salido el río de su cauce. José Antonio Landa aseguraba que ya había visto en tres ocasiones una situación similar a la de ayer. "No es algo habitual que llueva de esta manera y que se desborde el río, yo en mi vida lo he visto únicamente tres veces", explicaba Landa. Mientras, los clientes discutían si habían transcurrido 15 o 20 años desde la última vez que se inundó el pueblo, al otro lado de la barra Patxi Carlosena zanjaba la discusión: "Las últimas inundaciones fueron el 16 de junio de 1992".
En aquella ocasión, la crecida del río fue aún mayor y llegó a inundar, entre otros muchos, el portal de Antonio Rekalde, situado a 30 metros de uno de los dos puentes que el Anduña brincó ayer, el que separa el Centro de Interpretación de la Naturaleza del entorno de Urrutia. "No ha sido como para asustarse, pero ver llover de esa manera y ver cómo el río se desborda impone", explicaba Rekalde junto a su hija Miren. La pequeña había acudido a clase, aunque durante el recreo no pudo salir, algo que solo hicieron los más mayores acompañados de los profesores.
En cualquier caso, la peor parte en el valle de Salazar se la llevó la pequeña localidad de Izalzu. El cauce del Antuña resultó más que insuficiente a su paso por esta localidad de 49 habitantes y las aguas superaron los dos metros en la zona más próxima al río. Lorenzo Goyeneche, su joven alcalde, no veía algo similar desde era un niño. "El río ha inundado gran parte del pueblo, ha arrastrado los contenedores y ha llenado todo de barro. Hacía muchísimo que no se veía algo así", explicaba aún con dudas de que lo peor hubiese pasado. Al final pasaron las ocho de la tarde y las aguas siguieron en su cauce.
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