Suspenso. Esta es la nota que los 120 estudiantes de 4º de ESO y 1º de Bachillerato que cursan el modelo A en el IES Navarro Villoslada le pondrían al Ayuntamiento de Pamplona en la asignatura ficticia que podríamos denominar Paisaje Lingüístico y en la que se analiza el uso del euskera en las señales y rotulaciones de la capital navarra. En un recorrido por calles de los barrios más céntricos de la ciudad, estos alumnos han descubierto que el consistorio incumple sus propias ordenanzas, que le obligan a utilizar el euskera y el castellano de manera equilibrada, de forma que ambas tengan el mismo tamaño de letra, igual contraste y misma cantidad de información. "Ha sido un trabajo muy interesante y los estudiantes han tomado conciencia de lo importante que es que lo que ven, señales, carteles de las calles o rotulaciones, no sólo estén en bilingüe sino que también tengan el mismo tamaño, contraste... Si no es así, inconscientemente, una lengua parece más importante que la otra", explica una de las dos profesoras que imparten la asignatura Lengua y Literatura Vasca en el IES Navarro Villoslada, Amaia Irazusta.

La idea de trabajar en clase el paisaje lingüístico de la capital navarra surgió a raíz de una campaña de Kontseilua, que desde el pasado año invita a la ciudadanía navarra a enviar fotografías de señales o rótulos que no cumplan las ordenanzas del Ayuntamiento de Pamplona. "Me enteré de la iniciativa en mayo y me pareció interesante trabajarlo en el aula, pero como era final de curso decidí esperar. Al comenzar el presente curso les pregunté si la campaña seguía en marcha y si la idea les parecía interesante. Me animaron y me pidieron que no solo enviara las fotos de señales que incumplen la norma sino también las que la cumplen, para comparar", recordó Irazusta. Lo comentó con la otra profesora que imparte la asignatura de Lengua y Literatura Vasca, Lourdes Benito, y se pusieron manos a la obra. "Me pareció que podría resultar motivador para los estudiantes ya que, así como en otras asignaturas realizan más salidas, en esta nos cuesta bastante. No hay mucha oferta en euskera, y lo poco que hay (conferencias, teatro, exposiciones, cines...) exige un nivel demasiado alto para ellos, que estudian el idioma solo como asignatura", aseguró Irazusta, que también reconoció que "salir del estudio de la lengua en ocasiones también nos resulta complicado, porque puede dar lugar a interpretaciones por eso solemos ser muy asépticos, a veces hasta demasiado".

El trabajo

Reparto de calles, fotos con móvil y al 'Maps'

Cuando las profesoras les contaron al alumnado el proyecto, señaló Irazusta, "sólo nos preguntaban cuando iba a ser la salida. Los chavales de hoy en día no se entusiasman con nada. Aunque es cierto que los estudiantes de 1º de Bachillerato mostraron más interés". Y es que, aunque sólo hay un año de diferencia, esta profesora ofrece la clave de esta diferencia. "Cuando los alumnos del modelo A comienzan ESO normalmente se matriculan en esta opción porque es la que eligieron sus padres en Primaria. Pero llega 1º de Bachillerato y como pueden optar por otras materias, la mayoría lo deja. Por eso los que siguen en euskera en 1º de Bachillerato tienen un plus de motivación y de conciencia. Están porque quieren y eso se nota", aseguró Irazusta.

Cuando llegó el momento de repartir las calles, estas profesoras decidieron que los alumnos de 4º de ESO recorrieran los barrios más cercanos Ermitagaña, Mendebaldea, San Juan, y también Iturrama, mientras que los de Bachillerato visitaron el Ensanche. "Les explicamos que tenían que hacer fotografías de las señales o de rotulaciones con el móvil y les dimos unas fichas en las que debían apuntar la calle donde habían tomado la imagen y si era correcta o incorrecta. Si no cumplía con la ordenanza tenían cuatro opciones para señalar el porqué: tamaño letra, contraste, cantidad de información...", explicó Irazusta, que añadió que "las fotografías las tenían que realizar con el móvil. De esta forma les demostraron que el móvil puede tener fines educativos, y no solo tienen que asociarlo al ocio".

Una vez realizado el trabajo de campo, los estudiantes subieron las imágenes a Picasa para poder crear el mapa. "Este trabajo ya se ha hecho y ahora estamos en proceso de situar las fotos en el mapa. En los lugares donde están las señales o rótulos aparecen unos puntitos donde se puede pinchar y se ve la información sobre si cumple o no con las ordenanzas del ayuntamiento", remarcó Irazusta.

Suspenso al ayuntamiento

La mayoría de las señales no cumple la normativa

Las conclusiones que se extraen del trabajo realizado por estos estudiantes del IES Navarro Villoslada coinciden en la misma idea: la mayoría está mal. "Muchas están en bilingüe pero la parte de euskera está en tamaño de letra más pequeño o en un color más claro que la de castellano. También ocurre que las placas de las calles sólo ponen en euskera la palabra calle (kalea). Es decir, la calle Roncesvalles en vez de poner Orreaga kalea, ponen calle Roncesvalles kalea. Las que hicieron en los años 90 están bien pero las que hicieron después no", destacó esta profesora, que añadió que "nuestro objetivo era trabajar el idioma fuera de las aulas, algo que a ellos les motiva, y si luego por ejemplo el ayuntamiento cambia las señales ellos pueden ver que su labor ha servido para algo".

Asimismo, Irazusta cree que es importante que el alumnado tome conciencia de que tanto el castellano como el euskera son lenguas propias de Navarra. "Y si las señales están en bilingüe pero los idiomas no están equilibrados, inconscientemente una lengua parece más importante que la otra", afirmó. La mayoría de los estudiantes reconoce que antes de realizar el trabajo no eran conscientes del desequilibrio. "Es importante que ambos estén en un mismo nivel, que ninguno sea referente", señaló Miguel Rosado.