PAMPLONA - El abogado José Luis Beaumont Aristu (Artieda, 1965) ha litigado contra múltiples infraestructuras hidráulicas que el Estado ha proyectado en la cuenca del Ebro desde su despacho de Pamplona, codo a codo con su hermana María José, actualmente consejera del Gobierno de Navarra. Esta semana se ha conocido la anulación del embalse de Biscarrués (Huesca), un proyecto que el Estado anunció en 1994 y que la Audiencia Nacional ha declarado ilegal sin que se haya movido ni un solo metro cúbico de tierra.

23 años de trabajo. ¿Se piensa en algún momento en tirar la toalla?

-Casi un cuarto de siglo trabajando en Biscarrués, desde la primavera de 1994, pero nunca hemos pensado en tirar la toalla. Cuando se trabaja en peleas en las que uno cree, y se siente uno más porque también las ha sufrido en carnes propias, no hay resquicio alguno para el desaliento. Nosotros somos de Artieda, en la ribera del río Irati, y desde muy críos estuvimos, con nuestra familia, nuestros amigos y nuestros vecinos, estigmatizados por el pantano de Lumbier, que en dos versiones, grande y pequeño, hubiera inundado nuestro pueblo y nuestro valle en la década de los 70 del siglo pasado. Aunque afortunadamente aquella estupidez (que era de las que le gustaban a Franco) quedó paralizada y olvidada para siempre, de aquellos lodos nacieron los barros del proyecto de Itoiz. En la primavera de 1994 llegamos a Biscarrués, en el río Gállego aguas abajo de los Mallos de Riglos. Ahora, 23 años después, después de sucesivas modificaciones del proyecto de la presa, y sin haber comenzado sus obras, la Audiencia Nacional acaba de anular el proyecto y su autorización ambiental.

¿Por qué han litigado contra este proyecto?

-Contra el proyecto de Biscarrués hemos litigado porque así nos fue encomendado por varios alcaldes de aquella comarca y por la asociación legal Coordinadora de Biscarrués-Mallos de Riglos, que contactó con nosotros. Y porque este proyecto, como tantos otros, no tiene un pase desde el punto de vista jurídico y ambiental. Suele decirse que no basta con tener la razón y saberla defender, sino que también te la tienen que dar. De que la tenemos no tengo ninguna duda. Respecto de si la sabemos defender, creo que algo hemos aprendido. Y en este caso nos la acaban de dar: por vez primera en el Estado español se ha anulado un proyecto de gran embalse porque deterioraría la calidad el agua. Y esto es un aviso para navegantes.

Biscarrués ha experimentado tres decrecimientos desde su planteamiento original, y tampoco así ha sido avalado por los jueces.

-El proyecto de Biscarrués tiene una historia especial. Ha sufrido ya tres redimensionamientos a la baja. El proyecto originario de 1994 era de 190 hm3 de capacidad; luego se bajó a 110 hm3 y el que ahora se había aprobado y ha sido anulado tenía una capacidad de 35,3 hm3. A efectos comparativos, Itoiz tiene una capacidad de 418 hm3, el Yesa actual de 525 hm3, y el Yesa recrecido, 1.025 hm3.

¿Qué argumentos principales ha apoyado la Audiencia Nacional para estimar sus demandas?

-La Audiencia Nacional anula el proyecto del embalse de Biscarrués de 35,3 hm3 y su autorización ambiental porque, con la Directiva Marco del Agua, una Directiva Europea aprobada en el año 2000 y que, aunque muchos no se hayan enterado o no hayan querido hacerlo, ya es de obligado cumplimiento, no está permitido hacer un embalse que va a transformar un río vivo en un depósito de agua, deteriorando y empeorando para siempre las masas de agua. El tribunal también ha constatado que la Administración del Estado recurrida no puede invocar sus propios incumplimientos de las obligaciones del Derecho Comunitario para sacar ventajas o provechos de tales incumplimientos, por lo que el tribunal ha concluido que los actos impugnados han infringido la Directiva Marco del Agua por cuanto aprueban y autorizan la construcción de una presa y de un embalse que van a transformar y empeorar definitivamente la calidad del agua del río Gállego, que infringe la prohibición de deterioro de las masas de agua establecida por la Directiva Marco del Agua.

¿Qué otros elementos ha valorado el tribunal para anular el proyecto?

-Las medidas correctoras o compensatorias del impacto ambiental de un determinado proyecto deben contemplarse en la Declaración de Impacto Ambiental y no dejarse su determinación a posteriori. Además, es absolutamente indiferente la declaración de interés general del proyecto del embalse de Biscarrués producida por el Real Decreto-Ley 3/1992, de 22 de mayo, el mismo también declaró de interés general del Estado los proyectos de Itoiz, recrecimiento de Yesa y Santaliestra, y reiterada por diversas disposiciones legislativas posteriores, ya que el Derecho Comunitario exige que este tipo de declaraciones no sean meramente formales, sino que ese interés general venga anudado a la protección de valores fundamentales para la vida de los ciudadanos, para garantizar políticas fundamentales para el Estado y la sociedad, o para cumplir obligaciones específicas de servicio público. Por último, tampoco se realizaron antes de producirse esa declaración de interés general los “informes de viabilidad económica, técnica, y ambiental, y un estudio específico de la recuperación de costes, así como sus revisiones correspondientes”. Este estudio específico de la recuperación de costes tiene mucho que ver con la obligación de los beneficiarios del proyecto de pagar sus costes. Recuerdo que a alguien se le ha ocurrido en nuestra tierra, para salvar parte de la ruina económica del Canal de Navarra y la quiebra de su empresa gestora, pensar en ampliar el Canal. Y eso sin tener en cuenta siquiera los costes del pantano de Itoiz.

¿Esta sentencia es el adiós definitivo al embalse de Biscarrués?

-Creo que este proyecto, esta presa y este embalse, 23 años después, ya han entrado en la sala de incineración. Jurídicamente hablando, el proyecto de Biscarrués no tiene posibilidad de salvación alguna. Fíjate que el proyecto de Itoiz, haciendo desaparecer para siempre al pueblo del mismo nombre, lo sacaron adelante fraudulentamente, cambiando las leyes ambientales navarras. Una vergüenza colectiva para la historia. Pero para Biscarrués, del mismo modo que tampoco pudieron hacerlo en Santaliestra, no van a poder cambiar las normas comunitarias de la Unión Europea, ni los convenios internacionales que protegen la tierra, los hábitats naturales prioritarios y las especies de fauna en peligro de extinción.

¿Queda alguna instancia o resquicio para invertir la situación?

-Realmente, creo que no. Aunque la sentencia del 7 de julio de la Audiencia Nacional puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, lo cierto es que esta Sentencia no ha hecho otra cosa sino aplicar al proyecto del embalse de Biscarrués y a su autorización ambiental la doctrina que ya ha establecido, con mucha claridad, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea con sede en Luxemburgo. En concreto, el Pleno de este Tribunal, la llamada Gran Sala del Tribunal. Los que nos dedicamos a estas materias, sabemos perfectamente que la doctrina del Tribunal de Luxemburgo vincula a los tribunales nacionales de todos los Estados miembros, y también en nuestro caso al Tribunal Supremo. Buen ejemplo de ello, de todos ya conocido, es el caso de las cláusulas suelo. La doctrina y el pronunciamiento del Tribunal de Luxemburgo obligó al Tribunal Supremo español a modificar la suya propia, acatando los pronunciamientos del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Antes de Biscarrués, desde su despacho litigaron en Itoiz. ¿Fue la otra cara de la moneda?

-Desgraciadamente tengo que contestar que sí. Lo consumaron con trampas y fraudes, y creo que algún día se sabrán los verdaderos resortes que llevaron a eso. Pero hoy, estoy seguro de que el proyecto de Itoiz no saldría adelante, lo que no hace sino reafirmarme en que no debió hacerlo en su momento. Abandonado el proyecto del embalse Lumbier, a alguien desde algún despacho, mirando el mapa del río Irati, se le ocurrió que en Itoiz, pocos kilómetros aguas arriba del Irati, había una buena cerrada para hacer un pantano. También de los que le hubieran gustado mucho a Franco. En 1988 mi hermana Marijose y yo comenzamos a trabajar en Itoiz, para dejarnos la piel junto con centenares y miles de personas para salvar el pueblo del mismo nombre y los pueblos de alrededor. Les plantamos cara, pero nos hicieron quizás la peor trampa que pueda imaginarse en un sistema democrático y de derecho. El proyecto de Itoiz fue anulado por la Audiencia Nacional en 1995 y más tarde en 1997 también por el Tribunal Supremo. Pero sus promotores cambiaron las leyes a su antojo para salirse finalmente con la suya.

¿Qué ha sido distinto en esta ocasión? ¿Por qué Biscarrués no e Itoiz sí?

-En demasiadas ocasiones la justicia es desesperadamente lenta. El proceso judicial de Biscarrués ha tardado cinco años en resolverse por la Audiencia Nacional. Pero la sentencia ha llegado a tiempo, antes de que comenzaran las obras de la presa. El proceso del proyecto de Itoiz fue también muy lento. Tan lento que, impulsadas sus obras por el gobierno socialista de Urralburu y la Consejería de Antonio Aragón (mira cómo acabaron los dos en la cárcel), el proyecto se anuló en septiembre de 1995 cuando ya las obras estaban bastante adelantadas. Nunca se me olvidará que una vez anulado el proyecto de Itoiz, los tribunales nos exigieron la friolera de 24.000 millones de pesetas de fianza para paralizar sus obras, cifra que más tarde quedó rebajada a 13.000, también millones de pesetas. Otro fraude singular en el caso de Itoiz.

Pero Itoiz y Biscarrués no son los únicos proyectos hidráulicos contra los que ha litigado.

-Creo que mi hermana Marijose y yo estudiamos derecho para aplicarlo en la defensa de todas estas causas sociales y ambientales. Hasta que Marijose dejó la profesión libre para integrar el actual Gobierno de Navarra, los dos trabajamos codo con codo en muchísimos asuntos ambientales. Allá por febrero de 1999 comenzamos a trabajar en Santaliestra, otra gran presa, ésta en el río Ésera, aguas abajo de Benasque. El proyecto fue anulado por la Audiencia Nacional en noviembre de 2001. En el mismo año llegamos a Yesa, en el río Aragón, pero hasta hoy, como con Itoiz, no hemos conseguido parar el carro. En el año 2000 llegamos a Jánovas, en el río Ara, debajo de Ordesa. El desalojo y la destrucción del pueblo de Jánovas en 1980, para que una hidroeléctrica hiciera sus negocios con una central, había sido una salvajada impropia de un país no subdesarrollado. Años después, en marzo de 2003, conseguimos que la Audiencia Nacional dictara una sentencia obligando al Estado a declarar la caducidad de la concesión hidroeléctrica. Nadie ha pagado por esto. En 2002 llegamos a Torre del Compte, en Teruel. En diciembre de 2000 se había proyectado una presa en el río Matarraña, que finalmente fue rechazada en el año 2003, denegándose su autorización ambiental por el Ministerio de Medio Ambiente, sin necesidad de acudir a los tribunales. En 2004 llegamos a Morata de Jalón, presa de Mularroya, que fue anulada por la Audiencia Nacional en 2009. Los litigios son abundantes y se remontan décadas en el tiempo.

¿Yesa puede mirarse en el espejo de Biscarrués? ¿Se puede vislumbrar un resultado similar?

-Si para un proyecto de embalse de 35,3 hm3 de capacidad como el de Biscarrués es algo consensuado que va a deteriorar gravemente la calidad de las aguas del río Gállego (que en Biscarrués dejaría de ser río para pasar a ser un depósito de agua o un embalse), y ese ha sido el motivo central de su anulación por la Audiencia Nacional, ¿qué puede pensarse de un proyecto como el del recrecimiento de Yesa, para crear un embalse de 1.025 hm3 de capacidad? Y más cuando las laderas del embalse se caen y nadie consigue pararlas. Y más cuando la presa actual se movió y se levantó, sin que sus gestores se enteraran de la fiesta con antelación. ¿Qué se puede pensar de la preceptiva recuperación de costes de Yesa recrecido? Los que lo reclaman no están dispuestos a poner un duro de su bolsillo y la ministra de Medio Ambiente afirma que hay un presupuesto sin límite para este proyecto, lo cual es todo un despropósito. Y más en este momento, en el que el partido que sustenta al Gobierno central y a esta ministra lleva meses abriendo los informativos con nuevas cada día noticias de corrupción, de financiación ilegal, etc.

¿Es Yesa una bomba de relojería?

-Si Itoiz es una bomba de relojería más o menos latente en lo que tiene que ver con su problemática geológica (siempre digo que lo que mal empieza mal acaba), el recrecimiento de Yesa lo es en estado caliente. Nadie sabe lo que aquí va a pasar. Pero muchos sabemos lo que ya ha pasado: en diciembre de 2012 una de las laderas vertientes al vaso del embalse se movió, y la presa actual, la de siempre, también se movió y se levantó de sus cimientos varios milímetros lo que, para semejante mole de hormigón, da una idea de la envergadura del problema. Nunca lo han reconocido, pero el principal objetivo del recrecimiento de Yesa es intentar salvar los problemas de seguridad de la presa actual. Nos quieren hacer creer que la presa nueva, mayor que la de siempre y situada aguas abajo de la misma, se va a apoyar en la actual, pero yo creo que es más bien al revés, es la presa actual la que se va a apoyar en la nueva.

El elevado sobrecoste en las obras no parece estar siendo un impedimento para hacer desistir al Estado.

-Hasta la fecha, gastados una cantidad de millones de euros que sonrojaría a cualquier persona decente, no han conseguido salvar esos problemas. Como señalé anteriormente, la actual ministra de Medio Ambiente ha llegado a decir públicamente que para Yesa y su seguridad no hay límite de gasto, pero yo pienso que los ingenieros, que creen que todo lo pueden hacer aun sin límite de gasto, se van a encontrar en Yesa con la horma de su zapato.