pamplona - El tafallés Vicente Pellicer Aznar, paciente de 58 años con doble trasplante de riñón e hígado y baja visión, recorrerá el Camino de Santiago en tándem, junto a su amigo Alberto Recalde, “sus ojos en esta aventura”, para sensibilizar ante la necesidad de donar órganos y mostrar el agradecimiento a las personas que le han permitido volver a nacer, según manifiesta en una nota de Cocemfe (Confederación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Navarra).

Ambos comenzarán la ruta este sábado en Roncesvalles y tienen previsto llegar el 2 de septiembre a Santiago, tras pedalear unos 90 kilómetros diarios hasta completar los casi 800 de la ruta jacobea. “Desde hace tiempo tengo problemas de baja visión que no me permiten salir solo a la carretera, pero soy ambicioso y tenía claro que no iban a frenarme. Me he entrenado duro con la bici en el velódromo de Tafalla y con el tándem en compañía de Alberto y de Miguel Segura, todo para poder hacer el Camino”, afirma Vicente Pellicer.

Su recorrido arranca con una etapa especial, la que terminan en Estella, donde depositará un ramo de flores en el Monumento al Donante del Paseo de los Llanos. “Es mi forma de agradecer a esa persona que quiso que siguiera viviendo con sus órganos cuando ya no estuviera. En mi caso me han salvado la vida y me han dado libertad”, añade Pellicer.

Tras cada etapa quiere compartir su agradecimiento en cada localidad mostrando de primera mano que la donación salva vidas y animando a hacerse donante. “Una persona que fallece y dona sus órganos puede salvar la vida de muchas otras. A cualquiera de nosotros o de nuestra familia nos puede tocar la situación de necesitar un órgano y si queremos que haya para todas las personas también tenemos que aportar nuestro granito de arena y colaborar. Porque sin donación no hay trasplante”.

No es la primera vez que Pellicer se sube a la bici para rendir su particular homenaje a quienes le regalaron la vida y sensibilizar a la sociedad sobre la donación de órganos. De hecho, tras recibir el primer riñón, a los 31 años, recorrió 3.000 kilómetros en bici por el Estado instando en cada localidad a hacerse donante de órganos en una mesa informativa. Una experiencia de la que guarda muy buen recuerdo por “lo receptiva que era la gente”.

Para Pellicer, la bici se ha convertido “en una terapia” para hacer frente “a los golpes duros de la vida. Con solo 26 años me diagnosticaron una enfermedad renal, tuve que dejar el trabajo y acudir a hemodiálisis tres veces a la semana durante 4 horas, lo que me permitía seguir viviendo pero me dejaron hecho polvo. Y después de ser trasplantado, años después vuelvo a la hemodiálisis y a la lista de espera pero de dos órganos. “Son golpes duros pero no te puedes hundir. Tienes que buscar tu propia terapia y en mi caso ha sido la bici”. - D.N.