i tenemos espacio para 50 comensales, yo no puedo mantener una plantilla de 10 camareros. No es rentable". Así lo manifestó Guillermo Jiménez, encargado del restaurante VIPS en el centro comercial La Morea, sobre cómo esta reapertura del interior de la hostelería se convierte en cierto modo en "un caramelo envenenado". Los bares y restaurantes de la galería cuentan con una capacidad de 200 comensales de media cada uno. Ahora ven reducido su espacio hasta 50-80 personas. "El problema va a ser precisamente la reducción de horarios, que nos quita muchísima venta de última hora", explicó Jiménez. Los establecimientos permanecerán abiertos hasta las 22.00 horas, pero ello brinda poca cancha a la hora de servir cenas. "Va a haber gente que adelante la comida o la cena, pero la realidad es que pasamos de 200 personas a 50", añadió.

"Hemos retirado muchas mesas, que se han guardado en una nave del centro comercial y hemos recortado el espacio de las mesas , pasando de 4 sillas a 2, para poder conseguir la distancia requerida", añadió el encargado. Un sábado normal, el local "estaba lleno y ahora es necesario tres turnos de comida, aunque no podemos exigir a la gente que se levante", comentó Guillermo Jiménez sobre la necesidad de reclamar paciencia de los clientes, ya que muchos no van a querer esperar ese tiempo para disfrutar de una cena o comida.

El restaurante Fosters Hollywood recibió "muchísimas" llamadas, según su encargado Patxi Frago. "Esperamos cumplir y que la gente disfrute para volver a la normalidad lo antes posible". Cumplir con las medidas de seguridad, respetar el aforo permitido y 10 camareros en su plantilla. Este establecimiento cuenta con el mayor número de camareros de La Morea y un aforo de 85 personas. "Sabemos que esta situación tan cambiante va a seguir durante varios meses, y nosotros vamos a intentar mantenernos", expuso Frago.

"La mañana empezó flojita, pero a la hora punta han aparecido varios clientes a por su pintxo". describía José Miguel De la Flor González, camarero del restaurante Ñam, que se mostraba bastante ilusiona al poder llenar la barra de su establecimiento repleta de pintxos, bocadillos y sandwiches. "Hemos recibido muchas llamadas para saber si íbamos abrir, o si hacíamos reservas. Pero nosotros trabajamos sin reserva", explicó ante las múltiples llamadas recibidas ayer por la mañana mientras volvían a iluminar gastronómicamente la entrada del supermercado. En la parte superior de la galería comercial, bares como Txinparta esperaban "con mucha emoción " esta reapertura y que no se vuelva a "castigar a la hostelería". "Desde hoy hemos empezado a recibir reservas, tanto teléfonicas como por la web", expresó Nelson Ávila, encargado del restaurante La Tagliatella en La Morea. Actualmente cuentan con unas cinco reservas de cara al fin de semana. Por la restricción de aforo solo pueden dar de comer a 60 personas, que van a distribuir en su comedor en las 20 mesas disponibles. "Depende si son dos o cuatro comensales los que vienen, pero no podemos permitirnos mesas de seis comensales con la distancia de seguridad establecida porque nos limita mucho el espacio", desglosó sobre la idea de montar mesas para media docena de clientes. "Estamos haciendo lo que tenemos que hacer, mantener todas las medidas de seguridad y estar al 100% con nuestros clientes", concluyó.

Primer día con los condicionantes actuales. La mayoría de bares y restaurantes del centro comercial La Moreal tienen una capacidad media de unos 200 comensales cada uno de ellos. Sin embargo, con las medidas actuales, se van a quedar reducidos a apenas medio centenar de clientes al no poder superar el 30% del aforo en los interiores de los locales de hostelería. Empiezan a ver la luz de forma tenue porque estaban cerrados desde octubre. Ayer, el ajetreo de clientes que querían tomarse un pincho o hacer una parada para un café se nutría también de quien iba a comer al mediodía.