a enfermera Andrea Blanco ha pasado del miedo y la incertidumbre de los primeros positivos de coronavirus allá por marzo a la esperanza con la llegada de la vacuna. Más o menos como el resto de la sociedad, pero se da la circunstancia de que esta pamplonesa de 26 años fue quien efectuó la primera PCR que realizó el Servicio de Urgencias Extrahospitalarias en marzo y ahora ha sido la enfermera encargada de administrar la primera vacuna contra el coronavirus en Navarra.

Diez meses, cientos de fallecidos y miles de contagiados separan ambos hitos. El jueves 5 de marzo, Andrea y su equipo acudieron a casa de una joven de 27 años, profesora del colegio Santa Luisa de Marillac de Barañáin. Entonces ya había dos casos de covid-19 en Navarra, pero habían sido detectados en el hospital. Refena, por aquel entonces, todavía era un espacio recreativo y el servicio de Urgencias Extrahospitalarias recorría las casas de los sospechosos de covid para hacerles la PCR y fue la prueba de esta joven de 27 años la primera positiva que detectaron.

Ya eran tres los casos confirmados y entonces la incertidumbre y el temor a una pandemia se iban haciendo cada vez más reales. "Fueron momentos de miedo e incertidumbre, no sabíamos lo que iba a pasar. Me acuerdo que ya se empezaban a notificar los primeros casos y todo se iba haciendo real", recuerda Andrea.

No llevaba ni tres días trabajando. El 2 de marzo firmó su nuevo contrato y al principio hasta pensaba que si al final el coronavirus no se alargaba mucho en el tiempo su contrato duraría poco. Desde luego, Andrea no ha dejado de trabajar desde aquel día y durante todo este tiempo ha realizado multitud de tareas allí donde la han necesitado: toma de muestras de PCR, rastreo de contactos, atención a domicilio... y ahora también está formando parte de la vacunación contra la covid-19.

Diez meses después de realizar su primera PCR, Andrea administraba la vacuna contra el virus a Patxo Guerrero el pasado domingo en la residencia El Vergel. Ahora, el miedo y la incertidumbre han dado paso a la esperanza: "Han sido dos momentos completamente distintos, desde la incertidumbre y el miedo que tuvimos cuando nos tocó trasladar el primer positivo, a la esperanza de poner ahora la vacuna, que parece que es el principio del fin, que se empieza a ver la luz al final de esta pandemia, ha sido emocionante".

Sobre el proceso para administrar las dosis, la enfermera apunta que "al principio hubo mucha incertidumbre porque no se sabía cómo iba a ser la administración, pero de momento está yendo todo muy bien". "Es una vacuna que al principio, como se desconoce, parecía que iba a ser complicada, pero una vez que hemos empezado a ponerla es como una vacuna más, que sí que requiere una preparación distinta, pero que es sencilla", comenta.