a pandemia del coronavirus nos ha enseñado a valorar lo que realmente importa: el amor”. Así es como el periodista de 24 años, Teo Peñarroja describe su recorrido sentimental con la editora Ana Gil de Pareja tras los cuatro meses de confinamiento que los separó. Cuatro meses, que a pesar de la distancia, “nos unieron más que nunca”.

Ana y Teo, nacidos en un pequeño pueblo de Castellón y en Cartagena, respectivamente, fueron grandes amigos desde el primer año de carrera en la Universidad de Navarra, en donde poco a poco, y a lo largo de los años, fueron haciendo migas. “Me fui de Erasmus a Chile y ese viaje fue clave para darme cuenta de lo mucho que la echaba de menos. Un sentimiento más lejos que la propia amistad que nos unía”, por lo que la pareja, al reencontrarse en Pamplona, lo intentó. “Lo tenía más que claro”, añade. En ese preciso instante y sin saberlo, comenzaría el mejor viaje de la pareja que tras tres “inolvidables” años, sigue en pie.

Tras decretarse el estado de alarma, los jóvenes permanecieron cuatro meses separados en sus respectivas ciudades. “Ana me hizo el confinamiento mucho más llevadero. Esos cuatro meses me valieron para saber lo que realmente la quería”, asegura. Un tiempo que le sirvió para saber que era la mujer de su vida.

“Cuando la volví a ver, no me lo podía creer”. El joven, estupefacto ante la “extraña situación”, no hacía más que abrazarla. “No creía que volviéramos a estar de nuevo juntos”. Unos meses después, “me lancé al vacío y le pedí la mano”, explica.

La joven pareja quiso dar un paso más en su relación, pero la pandemia les hizo volver a retroceder. “No sabemos cómo lo vamos a hacer, la situación es impredecible, por lo que tenemos varios planes tanto para la boda como para el viaje de novios, para así adaptarnos a las restricciones. De lo que sí estoy seguro es de que nos casaremos, sea o no con invitados”, dice.

El tiempo pasa y Ana y Teo siguen buscando un lugar en el que celebrar el banquete. Una unión que traerá un nuevo acompañante. “A corto plazo, nos vemos capaces de ser padres”, señala Teo. “Nos gustaría disfrutar del primero y poder aprender junto a él de esa experiencia sin comprometernos temporalmente a más niños en un futuro. De momento, tenemos los pies en la tierra y poco a poco el tiempo juntos nos irá guiando para celebrar nuestra boda y lo que esté por venir”, concluye el joven.