- "A David lo conocí en el diario ADN y nos hicimos buenos amigos. Yo hacía temas audiovisuales y el empezó a querer hacer vídeos documentales sobre la guerra de Irak. Después, se fue dos semanas con las FARC. A los dos nos gustaba hacer este tipo de cosas y un par de años más tarde decidimos lanzar 93 metros, para poder hacer este tipo de cosas". Así recuerda Adriano Morán, director de la productora, el inicio de su amistad y de su relación profesional con David Beriáin hace ya más de diez años. "Era mi socio, pero por encima de eso era mi amigo, he estado con David más que con mi mujer", relata.

Adriano y David codirigían la productora, en la que también trabaja la mujer del reportero asesinado ayer, Rosaura Romero, y las periodistas navarras Leyre Pejenaute y María Recarte, esta última también natal de Artajona. Con 93 metros, David se adentraba en los rincones más peligrosos del mundo para contar in situ lo que allí ocurría, desde infiltrarse en cárteles de droga a entrevistar a un sicario frente a frente. "David hacía un periodismo muy duro pero también muy humano, era capaz de hacerte empatizar con cualquier tipo de desalmado, con sicarios o traficantes. Veías sus entrevistas y terminabas entendiendo a esas personas, no compartías lo que hacían, pero sí empatizabas con ellas", reflexiona.

Así, David hizo del periodismo su vida, recorriendo el planeta en busca de historias que contar, por muy duras o peligrosas que fuesen. "No era ningún kamikaze, siempre era consciente del peligro que entrañaba todo lo que hacía. De hecho, era una persona muy cuidadosa. Pero el azar es lo que tiene y si compras muchas papeletas al final te toca la lotería", expone Adriano. ¿Qué le llevaba entonces a correr ese riesgo?: "Lo primero, una profunda curiosidad. Después, el convencimiento de que contando las cosas como hay que contarlas se pueden cambiar las cosas. Estaba obsesionado con contar la realidad tal y como él la veía".

El periodista artajonés asumía los riesgos de su profesión, aunque esos riesgos, relata Adriano, "eran casi mayores a su vuelta a España que sobre el terreno". "Esta profesión es tan exigente que David tuvo que hacer grandísimos sacrificios personales para dedicarse a ella. Su vida era esto, las 24 horas, y él era alguien conocido. Además, cuando iba al gimnasio o a echarse una caña siempre pensaba en su próxima historia, estaba obsesionado con estar a la altura de lo que él narraba", confiesa su amigo.

Ese sacrificio le llevó a David a ser uno de los periodistas más valorados a nivel internacional, porque su periodismo "nadie más lo hacía". "Clandestino ha sido considerado uno de los cuatro mejores programas de actualidad del mundo. ¿Por qué? Porque eso no lo hacía nadie más, porque al final pasa esto. Es muy arriesgado, no solo porque te puedan matar, también por la gran implicación personal que conlleva", destaca.

Como hizo de su profesión su vida y de su vida su profesión, lo que hacía era reflejo de cómo era: "Hacía un periodismo muy humano porque él era muy humano. Era un cacho de pan y el tío más generoso que yo he visto. Te entregaba su amistad a los cinco minutos, siempre estaba pendiente de todo el mundo". Pero su vida estaba marcada por su día a día, por las experiencias que ha vivido a lo largo de su vida profesional, que se convirtieron en una mochila "muy pesada". "Las cosas que él hacía no eran como ir a una rueda de prensa. Son cosas que marcan y de allí de donde venía volvía con una mochila. David empatizaba con todo el mundo, de hecho, le concedían tantas entrevistas porque la gente confiaba en él", relata Adriano, conmocionado por la terrible tragedia. En la productora se enteraron ayer de la noticia casi al mismo tiempo que se hacía público en los medios. De momento, desconocen las causas del asesinato en Burkina Faso, donde David y Roberto Fraile, el cámara también fallecido, grababan un documental sobre caza furtiva desde hacía muy pocos días. "Quién haya sido no es lo más importante ahora. A David tampoco le habría importado mucho", sentencia Adriano.

"No era ningún kamikaze, siempre era consciente del peligro que entrañaba todo lo que hacía"

Director de la productora 93 metros