El Gobierno foral hizo el pasado jueves entrega a sus familiares de los restos de Ramón Haro Gómez, preso republicano fugado del Fuerte San Cristóbal y asesinado en 1936, natural de Encinas de Abajo (Salamanca). La delegación de Navarra, formada por miembros del equipo de la Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos y del Instituto Navarro de la Memoria, encabezados por el director general, Martín Zabalza, se desplazaron hasta el Centro Documental de la Memoria Histórica de la capital salmantina donde tuvo lugar el acto.
En su intervención, Zabalza resaltó "el enorme trabajo y colaboración de personas, asociaciones e instituciones para la localización, exhumación e identificación de víctimas de la guerra como en el caso de Ramón Haro". Así, recordó que "se pone de manifiesto la necesidad de articular y gestionar políticas públicas de memoria, tal y como lo estamos en Navarra".
Ramón Haro fue detenido y condenado en un consejo de guerra por su militancia política y trasladado a la prisión del Fuerte de Ezkaba donde permaneció encerrado durante meses junto con miles de presos en unas pésimas condiciones de salubridad.
El 22 de mayo de 1938 participó en la fuga de 795 presos que intentaron huir a Francia. En la posterior persecución fueron asesinados 206 presos después de ser capturados. En el caso de Ramón, fue capturado y asesinado junto con dos compañeros más en la localidad navarra de Usetxi (Esteribar), a unos 20 kilómetros al norte de Pamplona y a escasos kilómetros de la frontera. Sus cuerpos fueron enterrados en ese mismo paraje.
En 2016 sus cuerpos fueron exhumados por el equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en el marco del programa de exhumaciones del Ejecutivo foral. La firma de un convenio de colaboración entre el Navarra y Catalunya permitió que el perfil genético de la muestra de ADN, aportada por el hijo de Haro en Barcelona, ciudad en la que residía, pudiera ser cotejada con los restos óseos exhumados y fuera posible su identificación en noviembre de 2020.