on el lema Lo que no se nombra también existe y con un irrintzi de fondo por parte de una hija de refugiados españoles en Argentina y París, arrancó ayer la performance de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), dirigida por la artista Aitziber Urtasun para denunciar la invisibilidad de este colectivo con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas en la Plaza del Castillo de Pamplona.

Noventa y tres, ochenta y nueve, sesenta y cinco... Urtasun enumera cifras. "Existen los números naturales, los números primos, existen los números enteros, los números negativos, los números pares, existen los números racionales y existen también los números irracionales", describe. "Pero sobre todo, y sobre todos ellos, existen los números inabordables. En los medios de comunicación se escucha continuamente que casi 100 personas pierden su vida intentando huir de sus países. ¿Cuánto son casi 100 personas que desaparecieron? ¿Cuánto son esos casi 100 que cruzaron la frontera? ¿Cuántos son esos casi 100 que perdieron su vida en el Mediterráneo?", se pregunta la artista.

A su alrededor, unas 200 personas sujetan ante el Palacio de Navarra carteles con un número en un lado y un nombre, edad y procedencia en el oro. Al ritmo de la txalaparta giran los carteles sobre sus caras para mostrar el número y datos de la persona que hay detrás del mismo. Esos números de los carteles muestran a esos "casi 100" que se pierden en el mar, intentando saltar una valla, cruzando una frontera y no llegan a cumplir su sueño.

"Son las 8 de la mañana, hoy es el día", leyó Urtasun. Así comienzan todas las historias de aquellas personas que se decidieron a salir de sus casas, porque la situación de sus países es insostenible. "Prefiero morir entre peces que entre los escombros de nuestra casa", fue uno de los testimonios que citó Urtasun de una pareja que se planteó montarse en una patera rumbo a España. "¿Cuántos como ellos sabían que a las 8 de la mañana era el día y que no se podía retrasar ni un minuto más?".

"Abandonan sus países siendo personas y en el peor de sus viajes se convierten en números. Personas que no son números, números que no son personas", denunció la artista durante la performance. El silencio se hizo en una Plaza del Castillo llena de gente, la txalaparta empezó a sonar y los asistentes dejaron los carteles en el suelo. Esther, la hija de refugiados españoles en Argentina y París, cerró el acto con su irrintzi. "Un día fuimos exilio, seamos refugió", pidió entonces Aitziber Urtasun.

Al finalizar la performance, la asociación Colombia Aurrera montó un altar para conmemorar a las víctimas de su país. Desde el 28 de abril, "más de 80 personas han sido asesinadas por el aparato de represión del Estado de Colombia", señalaron. "Nosotros somos refugiados que hemos tenido que salir de nuestro país porque la situación era insostenible, no hemos salido de nuestros hogares por gusto, sino por necesidad", exclamó uno de ellos. "El Estado está masacrando a la gente y violando los derechos humanos", explicaron. La intervención la cerraron agradeciendo al pueblo de Navarra su atención y apoyo, y Walter finalizó con una canción suya titulada El extranjero, para reivindicar la situación que sufren miles de personas migrantes cada día.