Históricamente, y también a lo largo de 2020, la inmensa mayoría de los usuarios de Proyecto Hombre Navarra son varones (el 82,8%), mientras que tan solo dos de cada diez admisiones son de mujeres.

Además, existen claras diferencias entre géneros y es que las mujeres presentan una media de edad cinco años y medio por encima de la de los hombres, constatándose de este modo que las mujeres llegan al tratamiento más tarde, y por lo general con un mayor deterioro. La edad media de los hombres que acuden a proyecto Hombre se sitúa en 39 años y las mujeres en 45.

“Existe un mayor estigma social entorno a las mujeres con adicciones. Sienten una mayor culpabilidad y vergüenza, por eso las sustancias más extendidas entre ellas son -lejos de los estimulantes que son preferidos por los hombres- el alcohol y los psicofármacos, sustancias legales fáciles de conseguir y que poder consumir en casa”, explicó Cristina Illescas, directora técnica de la entidad.

Así, en el 44% de las ocasiones la sustancia principal que motiva la demansa de atención en mujeres es el alcohol, seguido por la cocaína (20%), las anfetaminas (12%), y en menr medida ek cannabis, el juego, la heroína o la ketamina (todas cn un 4%).

Además, señaló Alfonso Arana, director de Proyecto Hombre Navarra, se observa también una fuerte influencia del rol de la mujer como cuidadora, pues “muchas veces los hombres vienen acompañados por mujeres a tratamiento pero muchas mujeres vienen solas, con las redes sociales muy quemadas”.

En este sentido, facilitar el acceso y la permanencia de las mujeres en tratamiento es sin duda uno de los retos más importantes a los que se enfrenta la Fundación.