- Un centenar de profesionales de los ámbitos de igualdad, salud, educación; justicia y seguridad, asistieron ayer a la jornada Intervenciones con hombres: un espacio para la revisión y el ajuste de objetivos, impulsada por el Gobierno de Navarra a través del Instituto Navarro de Igualdad/Nafarroako Berdintasunerako Institutua (INAI / NABI), que se celebró en Pamplona/Iruña. Cada vez hay más hombres que se reconocen sensibles, igualitarios, rechazan el patrón tradicional masculino y son conscientes de los beneficios psicológicos y de la mayor calidad de vida que tienen al asumir este tipo de roles, diferentes a los asociados tradicionalmente con la masculinidad. Sin embargo, esta evolución no implica que cambien las relaciones de poder que establecen con las mujeres.

La transformación de las relaciones que los hombres establecen con las mujeres sigue siendo un reto de las políticas de igualdad. Esta fue la principal conclusión a la que llegaron las y los ocho especialistas internacionales: Luis Bonino, creador del concepto micromachismos; Miguel Angel Arconada, referente en coeducación; Susana Covas, especialista en feminismo aplicado a la vida cotidiana de las mujeres; y los expertos en trabajo con hombres Fabián Lujan, Mikel Otxotorena y Olmo Morales y, desde México, Luis Botello y Roberto Garda.

La primera en intervenir fue Susana Covas. La experta explicó que a pesar de que cada vez más hombres vivan su masculinidad de manera más igualitaria, en ocasiones no implica que esto les lleve a establecer vínculos equitativos con las mujeres. Por eso la propuesta de la especialista es revisar los contenidos y objetivos que se abordan en las intervenciones con hombres para que puedan incidir de manera positiva en el modo en que se vinculan mujeres y hombres en la vida real.

El psicoterapeuta y experto en trabajo con hombres Luis Bonino abogó por incidir en una revisión crítica de lo que se dio en llamar “nuevas masculinidades”, que al estar tan instauradas en el discurso social, no se somete a reflexión crítica, porque parece ya de “sentido común”. Según Bonino, se da por sentado que quienes recorren la senda desde la masculinidad tradicional a este tipo de masculinidades logran desprenderse del machismo y de los comportamientos desigualitarios con las mujeres, lo que imposibilita, a su juicio, “trabajar la masculinidad como un conjunto de derechos, con privilegios y beneficios relacionales para los hombres y perjudiciales para las mujeres”.

En cuanto a Luis Botello, psicólogo profesor de la Universidad Autónoma de México y referente del trabajo con hombres, defendió que si bien el hecho de que los hombres expresen y no repriman sus emociones es positivo, eso no presupone un cambio a favor de la igualdad. Por eso, Botello reclamó a los hombres que antepusieran las “emociones éticas” a las autorreferenciales, esto es, que desafíasen las desigualdades y llevasen a considerar a las mujeres como existencialmente iguales. Sostuvo que centrar el trabajo con hombres en la liberación de la emocionalidad masculina reprimida es una visión individualista y psicológica que no transforma las relaciones de poder.

Por su parte, Mikel Otxotorena, politólogo y sociólogo consultor internacional, experto en masculinidad, sostuvo que “tener una determinada orientación sexual no es un salvoconducto que nos asegure ser personas más igualitarias”. De hecho, la masculinidad hegemónica, misoginia incluida, se puede seguir reproduciendo al margen de la orientación sexual, advirtió.

El economista Roberto Garda, director de la asociación Hombres por la Equidad en México, hizo un recorrido histórico de los movimientos de hombres y ofreció claves precisas para evaluar intervenciones dirigidas a hombres y comprobar que estas sean “coherentes con el objetivo de transformar la desigualdad de género”.

El sociólogo Olmo Morales, socio fundador de la asociación Subjetividad Masculina y Cambio, sostuvo que para abordar el asunto del “poder de dominio masculino” hay que comenzar por comprender la masculinidad como una posición social privilegiada y no solo como una identidad: tomar conciencia de la resistencia a renunciar a los privilegios que esta implica.

Fabián Luján, sociólogo, con una extensa experiencia en coordinación de grupos de hombres y formador de equipos de profesionales, ofreció claves y herramientas específicas que pueden ser útiles para un trabajo centrado en el aspecto relacional con las mujeres. Dejó expuestas cuáles pueden ser algunas resistencias y obstáculos a salvar para llegar a cumplir con ese objetivo y qué es lo que ocurre habitualmente en la práctica concreta en estos grupos.

Finalmente, Miguel Ángel Arconada, experto en coeducación, coautor de Convivir en Igualdad, Prevención de la violencia masculina hacia las mujeres en todas las etapas educativas, puso el énfasis en la coeducación del alumnado varón, y la necesidad de formar al profesorado para que sepa diferenciar entre masculinidades egoístas, solo beneficiosa para ellos, y masculinidades feministas; nuevas masculinidades y masculinidades comprometidas con la igualdad. “El profesorado debe ser consciente y trabajarlo de forma progresiva”, compartió. l

“Hay que revisar las intervenciones con hombres para que incidan positivamente”

Especialista en feminismo aplicado

“Es necesario trabajar

la masculinidad como un conjunto de derechos y beneficios”

Psicoterapeuta

“Centrar el trabajo en liberar las emociones reprimidas no cambia las relaciones de poder”

Psicólogo

“La masculinidad hegemónica se puede reproducir al margen

de la orientación sexual”

Politólogo y sociólogo