El periodista vasco Pablo González cumple este 7 de junio cien días encarcelado en Polonia. El freelance, que también tiene nacionalidad rusa, fue detenido el 28 de febrero en Przemysl, donde cubría la crisis de refugiados provocada por la agresión rusa a Ucrania. Polonia acusa al periodista de espiar para el Kremlin.

Desde entoces González permanece en prisión incomunicada y ni siquiera ha tenido acceso a comunicarse con su abogado Gonzalo Boye aunque sí está siendo asistido por un abogado polaco.

Su familia tampoco ha podido mantener contacto con el periodista, y no fue hasta el pasado 31 de mayo cuando la esposa de González, Ohiana Goiriena, recibió su primera carta.

El pasado 25 de mayo el tribunal de Przemysl aceptó la petición del fiscal de prolongar la prisión para González otros tres meses. Una decisión que ha recurrido su defensa.

Sus familiares y amigos vienen reclamando que González pueda hablar con su esposa y con sus hijos, así como que se respete su presunción de inocencia, y que no se le abandone en un país que consideran está haciendo caso omiso a las normativas europeas de derechos humanos.