Conchi Igea es responsable en Navarra de Cruz Roja, organización cuyo Comité Internacional ha informado, con motivo del Día Mundial de las Desapariciones Forzosas el 30 de agosto, sobre su proyecto para identificar, a través de testimonios, herramientas, y el recuento de personas que viajaban en cada patera a su salida y llegada, a las personas que han muerto en su viaje en patera, cayuco o similares.

¿Cuántos casos de desaparición se han resuelto en Navarra?

-El servicio de Restablecimiento de Contactos Familiares de Cruz Roja Navarra ha recibido 19 demandas en los últimos tres años. En 2022 han sido, hasta el momento, cuatro; mientras que en 2021 fueron once. La mayoría corresponden a residentes en la Comunidad Foral buscando a personas desaparecidas en pateras. Solo cuatro de los casos pudieron ser resueltos, pero afortunadamente, todos con vida.

¿Cómo empezó el proyecto de identificación de desaparecidos?

-Este tipo de proyecto es muy antiguo; se inició durante la Segunda Guerra Mundial para poner en contacto con sus familiares a personas desaparecidas a causa del conflicto o de las migraciones resultantes. Lo novedoso es el proyecto piloto Personas desaparecidas en ruta migratoria, que llegó a Canarias en septiembre de 2021.

¿En qué consiste este plan?

-Se solicita información verbal sobre los desaparecidos a testimonios que siguen con vida. El procedimiento habitual es rellenar una solicitud mediante un documento largo pero preciso, en el que, entre otros datos, se pregunta sobre cuándo y dónde tuvo lugar el último contacto con la persona desaparecida, su número de teléfono y quiénes son sus familiares. El programa puede aplicarse con ciudadanos de todos los países. Tanto si la persona ha podido ser encontrada como si no, se envía un comunicado a su familia. Sin embargo, nunca nos involucramos en asuntos de herencias ni otros temas que no sean de carácter humanitario.

¿En qué contexto se suele dar con la persona desaparecida?

-Habitualmente, cuando se encuentra en un campo de acogida, o en un centro de internamiento previamente a su deportación, o porque ha buscado ayuda en Cruz Roja. Pero cuando a estas personas se las encuentra, se las encuentra rápido; si llevan tiempo sin aparecer, eso es mala señal.

¿Hay algún otro programa que permita la identificación de personas desaparecidas?

-Sí. Un ejemplo es la la plataforma en línea Trace the Face, en el que personas migrantes en Europa cuelgan una fotografía suya para que se las pueda encontrar. Estos individuos pueden ser buscados clasificándolos por país, edad, sexo y otras características. En algunos casos es posible también realizar una reconstrucción facial aproximada del fallecido para que la familia lo pueda identificar. El uso de estas nuevas tecnologías para hallar a personas desaparecidas se lleva realizando desde hace unos cinco años.

¿Hay algún caso en el que el desaparecido no quiera ser identificado?

-Sí. Cuando esto ocurre suele deberse a que esa persona tiene algún problema familiar. O bien se niega por miedo a sufrir persecución por motivos políticos.