Los testamentos vitales cogen fuerza en Navarra y ya lo crecen a gran velocidad el número de testamentos realizados. En enero del año 2021, en Navarra, se habían registrado 10.510 documentos. A fecha de 22 de mayo de 2024, hay en el registro 20.273 documentos lo que significa haber rebasado la barrera del 3% y haber casi duplicado la cifra de hace tres años.

A través de este documento, se queda registrado los cuidados y tratamientos que desea una persona al final de su vida. La Comunidad Foral es la primera en alcanzar la cifra del 3% de la población que ha completado dicho documento, en comparación con la media estatal del 1%, según informó ayer la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD).

“El testamento vital es un documento de gran importancia para el final de la vida”, aseguran desde la asociación, ya que contiene las preferencias sobre los cuidados y tratamientos sanitarios que una persona desea recibir en el momento en que no tenga capacidad para expresarlo personalmente. Los cuidados que se desean recibir para aliviar el sufrimiento al final de la vida y los que no se desean, para “evitar el alargamiento de una vida que ya no considera digna de ser vivida”. Según la asociación, cuando “una persona se encuentra en coma irreversible o con un avanzado nivel de demencia, incapacitante”.

En DMD destacan como una gran utilidad de este documento la posibilidad de dejar constancia de la voluntad de que se aplique la eutanasia. Si una persona pierde sus facultades mentales y está incapacitada para tomar decisiones, no puede firmar una solicitud de eutanasia. Únicamente se puede llevar a cabo una eutanasia en esa situación si la persona ha firmado y registrado previamente un testamento vital donde expresa ese deseo. La Ley de Eutanasia ha reconocido esta posibilidad y, de hecho, la primera eutanasia a nivel estatal, que se realizó en el País Vasco, practicó a una persona con demencia avanzada y con un testamento vital que expresaba así ese deseo.

La realización del testamento vital es “un acto de autonomía personal que implica haber pensado, reflexionado y dejado por escrito los deseos personales para el final de vida”.