Como cada año, casi al compás de la última uva, las calles de Pamplona se llenan de disfraces que rompen con la monotonía del calendario. Esta tradición, arraigada en la capital navarra, ha convertido la Nochevieja en una celebración única. En ella, la creatividad y el ambiente festivo transforman la ciudad en un gran escenario. Sin embargo, lo que alguna vez fue un derroche de imaginación parece estar perdiendo fuerza, según relatan algunos comerciantes locales.
Aunque la tradición se mantiene, el panorama ha cambiado en los últimos años. Koldo Nava, propietario de la tienda Disfraces La Máscara, ubicada en la calle Abejeras, destaca que las ventas han disminuido significativamente desde la pandemia. “Los disfraces han decaído bastante, pero los accesorios, como pelucas y maquillajes, todavía tienen buena acogida”, comenta. Según él, esta tendencia responde al auge de las compras por internet y a la preferencia por opciones más económicas en bazares. “Nos hemos tenido que adaptar, pero es cierto que la magia de la tienda física se está perdiendo poco a poco”, lamenta.
Sonia Barkos, encargada de La Golosina en la calle San Antón, defiende la relevancia de las tiendas de disfraces tradicionales. Aunque admite que “Nochevieja ya no tiene tanta fuerza, tiene casi las mismas ventas como Halloween o incluso carnavales”, insiste en que estas fechas conservan un encanto especial. Sin embargo, advierte: “Se está perdiendo la costumbre de crear disfraces en cuadrilla, como se hacía antes. Ahora los compran y se los ponen tal cual, sin añadirles un toque personal”. Además, Barkos subraya que las tiendas locales ofrecen asesoramiento personalizado, algo que las compras online no pueden garantizar.
“Se está perdiendo la costumbre de crear disfraces en cuadrilla, como se hacía antes”
Para quienes aún optan por disfrazarse, las temáticas más populares incluyen los clásicos: superhéroes, payasos y personajes de películas o series. Este año, según Barkos, los disfraces serán “más atemporales”. Rafael Errea, de la tienda Eregui Villava, coincide: “Estos días he visto que disfraces como los de Trump, que llevaban años parados, están volviendo a venderse bien. También series como El juego del calamar han recuperado fuerza”, explica.
Por otro lado, Nava destaca que muchos prefieren crear disfraces caseros a partir de complementos, reflejando tanto la creatividad como la búsqueda de alternativas más económicas. “
A pesar de estos esfuerzos, las cifras no mienten: las tiendas de disfraces tradicionales han experimentado una caída significativa en las ventas. “Incluso después de la pandemia, cuando esperábamos un repunte, la tendencia ha seguido a la baja”, señala Errea. “Ahora estamos liquidando los disfraces de adulto con descuento porque hemos decidido dedicar ese espacio a otros productos”.
No obstante, la Nochevieja en Pamplona sigue siendo un momento único de alegría y unión. La Plaza del Castillo se convierte en un gran punto de encuentro, donde los disfraces se exhiben casi como en una pasarela improvisada, mientras las calles se transforman en un desfile que trasciende lo meramente estético.
“El disfraz es tan amplio como la imaginación de las personas. Aunque cada vez sea menos popular, siempre habrá alguien dispuesto a sorprender”, concluye Errea.
“El disfraz es tan amplio como la imaginación de las personas”
El año 2025 llega acompañado de la rima que inevitablemente tantas veces se escuchará al brindar y felicitar este Año Nuevo. Sin embargo, más allá de los gestos y palabras que acompañan este cambio de calendario, la Nochevieja en Pamplona, con sus disfraces y su inconfundible ambiente festivo, seguirá siendo un reflejo de la creatividad y la unión que caracterizan a la ciudad.