El alud de demandas civiles previo a la nueva ley que obliga a mediar lleva a cifras récord a los juzgados navarros
En los 15 días antes del 3 de abril, que entró en vigor la Ley de Eficiencia, hubo el trabajo de dos meses y ahora hay un frenazo a la espera de la negociación extrajudicial
El atasco en los juzgados civiles (aquellos órganos encargados de resolver cuestiones económicas, bancarias o hipotecarias) viene de atrás y va para largo. Los efectos de la Ley de Eficiencia Judicial, que entró en vigor el pasado 3 de abril y que obligaba a un intento de negociación extrajudicial previo en las demandas civiles y mercantiles, ha contribuido sobremanera a que se disparara el colapso en los órganos judiciales denominados de Primera Instancia.
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Un asunto que entre hoy en un juzgado de Pamplona es factible que no esté resuelto antes de seis meses y los jueces que trabajan en dicha jurisdicción recuerdan que arrastran una carga laboral superior en dos veces al módulo ideal que fija el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). La Ley de Eficiencia no pretendía que hubiera más recursos para la Justicia ni más jueces que impartieran esta, su aspiración pasaba por que los ciudadanos pudieran resolver sus controversias sin necesidad de judicializarlas. Cuestión harto complicada.
En los 15 días previos a la implantación de la normativa se vivió un auténtico aluvión de papel que llegaba a la Justicia puesto que los despachos de abogados acudieron en masa para presentar aquellas reclamaciones que ya tuvieran en marcha ante la incertidumbre que generaba la nueva Ley. Lo cierto es que en 15 días se recibió el mismo trabajo que en 3 meses. Hubo que hacer horas extra en el juzgado decano para repartir tal cantidad de asuntos. En cualquiera de los juzgados de Primera Instancia de Pamplona, donde hay ocho órganos encargados de resolver este tipo de procedimientos, se recibieron en la última quincena de marzo hasta 400 asuntos. En todo el primer trimestre del año habían superado los 530 por juzgado y eso ya suponía una cifra récord. Si se multiplican los procedimientos citados (400 por cada juzgado), se alcanza un número superior a las 3.000 demandas presentadas en esas dos semanas.
Una media de 50 asuntos
Bien es cierto que ahora el frenazo es tremendo. Durante todo el mes de abril solo se han recibido por juzgado una media de 50 asuntos. Y los despachos de abogados andan desconcertados ante la nueva situación, puesto que los juzgados no emiten criterios claros sobre qué tipo de negociación previa va a ser admitida como MASC, Medio Alternativo de Resolución de Conflictos, que es como se denomina el método de mediación previo. Además, los bufetes se encuentran por ejemplo en los asuntos bancarios con que la consecuencia más inmediata que ha generado la ley es un retraso en la resolución. Al enviar el requerimiento a las entidades bancarias como proceso extrajudicial, la mayoría de reclamaciones hipotecarias, de tarjetas revolving o de claúsulas de todo tipo se están encontrando con el silencio por respuesta. La banca gana tiempo.
En el caso de los monitorios, ocurre lo mismo con aquellos morosos que llevan tiempo adeudando dinero por ejemplo a su comunidad de vecinos o a una superficie comercial. Los impagos se siguen produciendo lejos de una solución eficaz como pretendía la ley. Al menos por ahora. Y los juzgados por ahora no ofrecen respuesta hasta que no se clarifique la incertidumbre. La vuelta a la normalidad en los órganos judiciales no se producirá a buen seguro hasta octubre. Aunque como bien explica el magistrado Rafael Ruiz de la Cuesta, titular del Juzgado de Primera Instancia 7 de Pamplona, las reticencias hacia la implantación de la mediación previa en la justicia civil son abundantes. “Se trata de una normativa que nos genera bastante incertidumbre. Es una reforma de tanto calado que implementarla en un momento en el que los juzgados se encuentran tan mal me genera cierta angustia e incertidumbre. Le haremos frente, pero si seguimos trabajando las mismas materia, el mismo número de jueces y cuando se implante, no hemos conseguido darle salida al atasco de procesos, será difícil hacerle frente. A lo mejor es más racional a largo plazo un modelo de Justicia más eficiente en el que las oficinas sean comunes, y que los jueces sean como una cadena de producción. Pero creo que vienen con muy mal momento y si triunfan, creo que será dentro de muchos años”, reflexiona.