El día amanece nublado en el albergue de la cabaña del abuelo Peuto. Este albergue es un imprescindible en el camino.
Por la voluntad disfrutas de un entorno enriquecedor, cena del peregrino, cama en una cabaña y desayuno, además del cariño y generosidad de cada uno de los voluntarios.
Si no haces parada en el por no hacer parada en Güemes , deberías forzarla y parar porque es toda una experiencia muy pero que muy positiva.
Las nubes del cielo no amenazan con lluvia pero por si acaso ponemos los protectores de lluvia de las mochilas.
El tramo hasta Noja es todo asfalto por lo que avanzamos rápido. Patxi y Laura, más frescos ponen un ritmo que tanto Guipu como yo podemos seguir, no va mal la cosa para llevar 14 días.
Ya en Noja con la marea baja de la playa, se no ofrece, por tanto, la posibilidad de ir por la orilla del mar. Con lo que no contábamos era con un río intermedio. Al no poder vadearlo nos descalzamos y cruzamos mojándonos hasta los tobillos.
Es tan relajante la situación que todo el resto de playa lo hacemos de la misma forma, con los pies desnudos.
Al final de la playa nos espera en forma de mole verde, la separación natural con la playa de Berria. Una exigente cuesta por un estrecho sendero tanto de subida por un lado como de descenso por el otro nos deja en ella.
De aquí a Santoña solo queda atravesar la citada playa y la cárcel de Dueso. En Santoña antes de cruzar en barca a Laredo almorzamos unas anchoas como no podía ser de otra manera.
Cruzamos a Laredo y la larga playa de más de cinco kilómetros se nos hace bola pero llega la recompensa en forma de encuentro inesperado con mi amiga Susana.
Eso me da fuerzas y empujó a mis tres compañeros a atacar con energía la durísima cuesta que nos sube a la parte alta de la población cántabra.
La naturaleza en su máxima expresión
El espectáculo que nos aguarda arriba es majestuoso. Un acantilado con sus aguas cristalinas al fondo rodeado de verdes montañas. Nos paramos y con razón unos minutos a disfrutar de la naturaleza en su máxima expresión.
A partir de aquí una larga bajada por un sendero muy bonito nos deja en la antigua carretera nacional, que no abandonaríamos hasta el final de la jornada.
Son más de 12 kilómetros que se nos hacen pesados a excepción de un pequeño tramo por una pista de servicio.
Las piernas ya van cansadas, bueno y los pies. La espalda también molesta, es el resultado de más de 600 kilómetros desde que salimos hace 14 días de Santiago de Compostela.
Por el camino, eso sí, vemos con envidia a la gente bañarse en la playa de Oriñón y también las terrazas abarrotadas de los bares cercanos al camping de Islares.
Eso también significa que los casi 48 kilómetros que teníamos de ruta hoy están a punto de terminar.
Ya solo queda un día para completar este reto para mis chic@s, los afectados por la ataxia telangiectasia.
El Camino de Santiago, al revés
Gonzalo recorre del 1 al 15 de junio 650 kilómetros en 15 etapas, desde Santiago hasta Getxo por el Camino del Norte, aunque en sentido inverso. El objetivo del reto es recaudar fondos para la investigación de la ataxia telangiectasia y apoyar a los niños y jóvenes afectados por esta enfermedad genética, degenerativa, sin cura ni tratamiento, que provoca una grave discapacidad física progresiva, inmunodeficiencia y una elevada probabilidad de desarrollar cáncer.