Comer al estilo mediterráneo, pero con menos calorías, más ejercicio moderado y apoyo profesional para perder peso, reduce en un 31 % el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Así lo demuestra el ensayo clínico PREDIMED-Plus, en el que participa la Universidad de Navarra en colaboración con más de 200 investigadores de otras 22 universidades, hospitales y centros de investigación españoles y desarrollado en más de 100 centros de atención primaria del Sistema Nacional de Salud.

Se trata del mayor ensayo europeo sobre nutrición, iniciado en 2013 en la Universidad de Navarra gracias a la concesión de una Advanced Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC) de más de 2 millones de euros. Posteriormente, entre 2014 y 2016, se incorporaron al reclutamiento de participantes el resto de instituciones alcanzando una financiación global superior a 15 millones de euros, aportados en su mayoría por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) a través de sus áreas de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).

El estudio, publicado en Annals of Internal Medicine, siguió durante seis años a 4.746 personas de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, sin antecedentes de enfermedad cardiovascular ni diabetes. Con el objetivo de evaluar si una versión optimizada de la dieta mediterránea podría reforzar la prevención de la diabetes tipo 2, se compararon dos grupos: uno de intervención, que adoptó una dieta mediterránea hipocalórica (unas 600 kcal menos al día), un plan de actividad física moderada (caminar a paso ligero, ejercicios de fuerza y equilibrio) y apoyo profesional; y otro de control, que mantuvo la dieta mediterránea tradicional, sin restricción calórica ni recomendaciones de ejercicio.

Los resultados muestran que, además de reducir el riesgo de diabetes tipo 2, el grupo de intervención perdió de media 3,3 kg y redujo 3,6 cm de cintura, frente a 0,6 kg y 0,3 cm en el grupo de control. En términos prácticos, la intervención evitó que unas 3 de cada 100 personas desarrollasen diabetes tipo 2, lo que representa un beneficio real y medible para la salud pública.

“La diabetes es el primer resultado clínico sólido para el que hemos mostrado, con la mejor evidencia posible, que la dieta mediterránea con reducción de calorías, actividad física y pérdida de peso es una herramienta preventiva sumamente eficaz”, destaca Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Navarra, catedrático adjunto de Nutrición en la Universidad de Harvard y uno de los investigadores principales del proyecto. “Se trata de modestos cambios sostenidos en el estilo de vida con un impacto clínico relevante, ya que aplicados a gran escala en poblaciones de riesgo evitarían miles de nuevos diagnósticos cada año. Confiamos en disponer pronto de evidencias similares para la prevención de otros problemas relevantes de salud pública".

La diabetes tipo 2: una epidemia global prevenible

La diabetes tipo 2 afecta a más de 530 millones de personas en todo el mundo, según los últimos datos de la Federación Internacional de Diabetes. Su rápido avance se debe principalmente a cambios en el estilo de vida provocados por la urbanización (dietas menos saludables, menor actividad física y mayor sedentarismo), envejecimiento de la población y aumento del sobrepeso y la obesidad. En España, donde unos 4,7 millones de adultos viven con diabetes (la mayoría tipo 2), la enfermedad mantiene una de las tasas más altas de Europa, lo que ha encendido las alarmas entre los expertos. La prevención, apuntan, es clave para contener esta emergencia sanitaria que multiplica el riesgo de complicaciones cardiovasculares, renales y metabólicas.

Miguel Ruiz-Canela, catedrático y director del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y primer autor del estudio, subraya que “la dieta mediterránea actúa de forma sinérgica mejorando la sensibilidad a la insulina y reduciendo la inflamación. PREDIMED-Plus demuestra que, al añadir control calórico y actividad física, sus beneficios se multiplican. Es un enfoque sabroso, sostenible y culturalmente aceptado, que puede convertirse en una estrategia eficaz y fácilmente aplicable para prevenir la diabetes tipo 2, una enfermedad global en gran medida evitable”.

Relevancia internacional y respaldo a una estrategia realista y escalable

La revista Annals of Internal Medicine acompaña la publicación del estudio con un editorial firmado por las investigadoras Sharon J. Herring y Gina L. Tripicchio, expertas en nutrición y salud pública de la Temple University (Filadelfia, EE. UU.). En él destacan el valor clínico de la intervención y su potencial como modelo preventivo frente a la diabetes tipo 2. Además, advierten que replicar estrategias similares fuera del contexto mediterráneo -como en Estados Unidos- exige superar barreras estructurales: desde el acceso desigual a alimentos saludables hasta las limitaciones del entorno urbano o la falta de asesoramiento profesional. En este escenario, abogan por reforzar políticas públicas que fomenten entornos más saludables y equitativos. En un momento en que los nuevos fármacos contra la obesidad y la diabetes acaparan titulares, el estudio PREDIMED-Plus recuerda que los cambios modestos, sostenidos en el tiempo, aún pueden marcar una diferencia real en la salud pública.

El proyecto PREDIMED-Plus (2013-2024), con pacientes distintos, da continuidad al estudio PREDIMED (2003-2010), que demostró que seguir una dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reduce en un 30 % el riesgo de enfermedad cardiovascular. Los autores destacan que esta intervención puede integrarse en la atención primaria como una herramienta sostenible, eficaz y coste-efectiva para la prevención masiva de la diabetes tipo 2.

Instituciones participantes

El ensayo PREDIMED-Plus ha reunido a una amplia red de investigadores de toda España. Por orden de aportación de participantes, el estudio ha contado con personal investigador de las siguientes instituciones: la Universidad de Navarra y el Servicio Navarro de Salud (2 centros), el Hospital Clínic de Barcelona (2 centros), la Universidad de Valencia, la Universidad Rovira i Virgili (Reus), el IMIM-Hospital del Mar, la Universidad Miguel Hernández (Alicante), el Hospital Son Espases (Palma de Mallorca), la Universidad de Málaga, el Hospital Reina Sofía (Córdoba) y la Universidad de Granada. Además, han participado Bioaraba y la UPV/EHU (Vitoria), la Universidad de las Islas Baleares, el Hospital Virgen de la Victoria (Málaga), la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Universidad de León, el Distrito Sanitario de Atención Primaria de Sevilla, la Fundación Jiménez Díaz (Madrid), el Hospital de Bellvitge, el Hospital Clínico San Carlos (Madrid), la Universidad de Jaén y el Instituto IMDEA Alimentación (Madrid).

El proyecto también se benefició de la colaboración internacional con la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard (EE.UU.). La mayoría de los investigadores participantes están afiliados a las redes de investigación CIBEROBN, CIBERESP o CIBERDEM.