La vuelta a las clases no es fácil, y menos para los txikis de cuatro años. Estar en casa, con el aita y la ama, siempre es mejor. De vacaciones, jugando en el parque, con los primos... pero todo eso se acaba y hay que volver al colegio. Este jueves, los txikis del Colegio Público Erreniega de Zizur comenzaron las clases de nuevo con una catarsis emocional intensa: por un lado, lágrimas y nervios por no querer empezar con las clases y tratar de alargar el verano todo lo posible; Por otro, alegría por ver de nuevo a los compañeros y a los profesores.

El CP Erreniega tiene 450 estudiantes, y se unen 3 alumnos en Educación Primaria y 42 en Educación Infantil para este nuevo curso. "Este año hemos tenido que preparar el curso muy rápido, en tres días, pero creo que hemos hecho un buen trabajo y hemos gestionado todos los plazos y trámites bien para que las familias llegaran este jueves y todo estuviera en orden", señala la directora del colegio, Nerea Gartzia.

"Para este nuevo curso, nos hemos puesto como objetivo avanzar en temáticas como el uso del euskera y la diversidad, multiculturalidad y bienestar en el alumnado. Son los objetivos de siempre, queremos un lugar diverso e inclusivo donde todos los txikis se sientan como en casa", añade Gartzia.

La directora del CP Erreniega de Zizur, Nera Gartzia, el primer día de clases este jueves. Iñaki Porto

Primer día, lágrimas y gozos

En el patio del colegio, antes de que se escucharan las campanas de la iglesia marcando las 9.00 horas de la mañana, se acercaban los txikis, algo escondidos tras las piernas de sus padres, a saludar a sus compañeros.

Xiker Leoz trae en sus manos una sillita doble en a que van Telmo y Mikel sentados. "Hemos llorado un poco todos en casa, tanto ellos como nosotros", señala Xiker Leoz, aita de los dos. "Estos dos pequeños empiezan ahora y estan nerviosos pero estamos contentos y con ganas, hemos llegado hasta puntuales", ríe el aita.

Xiker Leoz, aita de (desde la izquierda) Xabier, Telmo y Mikel, en el primer día de clases este jueves. Iñaki Porto

Hodei Díaz de Cerio Eslava tira de su hija Mirari del brazo para que coja camino del aula. "Estamos muy contentos, necesitábamos volver a la rutina todos en casa, pero como madre, me da pena que empiecen y que esté menos en casa", admite la ama. "Ya son mayores para los lloros, pero los nervios se han notado toda la semana", añade.

Hodei Díaz de Cerio Eslava tira de su hija Mirari en el primer día de clase en el CP Erreniega. Iñaki Porto

Haizea Martínez es madre de Sarri, de cinco años, y Saray, de siete. Vecinos de Uterga, el primer día godos nerviosos. "La pequeña se ha levantado a las seis de la mañana y yo también. Hoy desayuno y comida especial, vienen contentos. Cuando empiecen los días de jornadas partidas será más duro", asegura la ama.

Haizea Martínez, con los txikis ya camino a sus clases. Iñaki Porto

Esta semana pasada, ha tocado preparar bien el inicio de curso. "Hay que preparar la caja, la mochila, la ropa, los cuadernos... Hay que organizar bien todo, pero luego cuando llegan ellos están a lo suyo, con los amigos, a estudiar y jugar", explica Martínez.

Un nuevo curso arranca y nuevas experiencias les esperan a los más pequeños. Que comience la aventura.