Emoción, orgullo y ausencia en la entrega de la Medalla de Oro a Manuel Torres

Nadie es más de una tierra que quien elige pertenecer a ella. Echar raíces, prosperar, aportar, tratar de mejorar lo que se encontró. Esa es también la historia de Manuel Torres, tal y como la recuerda su hija, Yolanda, presente ayer en el Claustro Isabelino del departamento de Cultura, Deporte y Turismo donde se entregó la Medalla de Oro. “Él eligió ser navarro y eso le da un valor muy importante”, recordaba Yolanda Torres, quien resumía el modo en que la familia estaba viviendo la jornada: “Estamos muy contentos y emocionados, orgullosos, agradecidos. Recibir la máxima distinción de la comunidad es un orgullo, pero también es un momento en el que se nota su ausencia, el peso de la ausencia”.

Junto a su hermano Eduardo y su madre, Amparo Lusarreta, la familia de Manuel Torres estuvo ayer acompañada por decenas de amigos y representantes de la institucionalidad de Navarra. Un día para homenajear y recordar, para resaltar los valores compartidos. Los que conoció de primera mano Miguel Albero, el primer empleado de MTorres cuando se fundó la empresa en 1975. Allí estuvo, acompañado por su hijo, era su forma de “apoyarle” en “un homenaje más que merecido”. “Éramos mucho más jóvenes cuando nos conocimos. Trabajábamos en la misma empresa y cuando él quiso independizarse me lo dijo. Yo confiaba en él y nos fuimos. Trabajé 40 años con Manolo, hasta que me jubilé ya con 80 años”. Toda una vida.

Junto a Albero, otros trabajadores de MTorres, una empresa con clientes de 70 países y 180 patentes registradas, no se perdieron el acto. Entre ellos estaban Juan Albéniz, su actual director general, o Miguel Ángel Barón, responsable de comunicación y relaciones de la compañía, que tiene su sede en Torres de Elorz.

La firma es uno de los referentes del sector industrial navarro. Y quizá por ello, por el carácter innovador de su fundador, al acto acudieron empresarios y directivos de la misma generación que Manuel Torres, como José Mari Zabala y Sixto Jiménez. Allí estaban también el presidente de la Confederación Empresarial de Navarra, Manuel Piquer, y su secretario general, Carlos Fernández Valdivielso, que no quisieron faltar en el homenaje, extensible a una de las empresas más relevantes de la Comunidad Foral. Hablaba con ellos al final del acto Josema Romeo, secretario general de CCOO en Navarra.

Hablar de Manuel Torres es hablar de industria en estado puro. De maquinaria, de aeronáutica, de renovables. Mikel Irujo, consejero de Industria del Gobierno de Navarra, lo sabe y estaba allí para reconocerlo junto a otros miembros del Ejecutivo de María Chivite, como Carlos Gimeno, Rebeca Esnaola o el propio vicepresidente del Gobierno, Félix Taberna. También acudió Óscar Chivite, cuya destitución reclama la derecha por los sobrecostes y dudas sobre el proceso de adjudicación a Acciona, Servinabar y Osés de la obra de los túneles de Belate.

Junto a Chivite y Taberna presidía el acto de entrega Unai Hualde, presidente del Parlamento de Navarra y del PNV en la Comunidad Foral. Allí estaban también Pablo Azcona, de Geroa Bai, y Javier García, presidente del Partido Popular en Navarra, o Juan Luis Sánchez de Muniáin y Cristina López Mañero de UPN. Entre los socialistas, destacaba también la presencia de Ramón Alzórriz.

Hasta el edificio, ubicado junto a la Catedrál de Pamplona, se acercaron otros rostros conocidos de Navarra, como el de Luis Sabalza, presidente de Osasuna, o Ramón Gonzalo, rector de la Universidad Pública de Navarra, institución que ha formado a muchos de los ingenieros que hoy trabajan en MTorres.

Antiguos presidentes del Gobierno de Navarra, como Juan Cruz Alli, y antiguos consejeros de Industria, como Iñaki Cabasés y Lourdes Goicoechea, acudieron también a la entrega de la medalla, en la que se dejó ver Ignacio Ugalde, presidente de Anel. Tampoco faltaron otros cargos del Gobierno de Navarra con menos visibilidad, como el director general de Hacienda, Óscar Martínez de Bujanda, y el interventor general, Juanjo Pérez Capapay.