Fue una de esas noches de Halloween para olvidar, porque la realidad superó cualquier historia de ficción. Y la realidad fue que esa madrugada del 1 de noviembre de 2022, en una localidad cercana a Pamplona, se inició una pelea multitudinaria en el exterior de un bar entre dos grupos de jóvenes que acabó con un menor de edad propinando un botellazo en la cabeza a un joven, vecino de la localidad, que trataba de mediar en la riña, e hiriendo de gravedad a otros dos amigos de este en la cara y en la pierna, respectivamente, al ser alcanzados por los cristales que estallaron tras el impacto.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra ha confirmado ahora una condena por tres delitos de lesiones a dicho menor, que tenía entonces 16 años y que se autoinculpó ante la Policía Foral para luego desdecirse en el juicio, al alegar que había reconocido en primera instancia la agresión porque se quería ir de casa e ingresar en un centro de menores. Este menor expedientado tendrá que cumplir una medida de doce meses de realización de tareas socioeducativas y deberá indemnizar (con la responsabilidad civil solidaria de sus padres) con casi 20.000 euros a los tres heridos. Así, debe pagar 2.860 euros por secuelas y 342 euros por lesiones al joven al que intentó agredir en la cabeza y finalmente le impactó en el brazo al defenderse este. Además, debe abonar otros 2.851 euros por secuelas y 342 euros por lesiones al chico que sufrió heridas en la cara y 5.187 euros por lesiones y 8.716 euros por las secuelas al otro joven herido en la tibia, que requirió de una operación, tardó 139 días en curar y que presenta secuelas en el tobillo y limitación de la movilidad.

Autoinculpación espontánea en la Policía

En los hechos probados en la resolución judicial se relata que el menor denunciado se encontraba sobre las 3.00 horas del 1 de noviembre de 2022 en el exterior de un bar en la Comarca de Pamplona, donde se celebraba una fiesta y en la que se inició una discusión entre este menor y otro amigo suyo con una cuadrilla de jóvenes. Dicha discusión fue subiendo de tono y en agresividad y por ello un joven de 18 años acudió a separar a los dos grupos enzarzados. Fue entonces cuando el menor le agredió con una botella de cristal en la cabeza que se rompió del impacto. La víctima buscó protegerse con los brazos del impacto y por ello sufrió lesiones de 6 centímetros en el codo y en el primer dedo de la mano y tardó 9 días en curar. Al romperse la botella y saltar los cristales, alcanzaron a otro joven de 19 años, que también intervino intentado separar a los grupos, al que le impactaron en la cara varios fragmentos en la zona de la nariz y también tardó 9 días en curar. Por último, un trozo de cristal de la botella impactó también en la pierna derecha de otro joven de 19 años y le causó la grave herida en la región tibial. El menor se fugó del lugar después de la agresión.

La defensa del menor recurrió la condena que le impuso el juzgado de menores, pero la Audiencia ha desestimado su apelación. Básicamente alegaba que la investigación policial había sido deficiente, que no había pruebas en su contra y que dicha investigación se zanjó cuando el menor fue a autoinculparse de manera espontánea a la comisaría, pero que dicha declaración se hizo porque el menor quería irse de casa e ingresar en un centro. Ante la Policía Foral, dicho menor afirmó que se había fugado de su domicilio, que había agredido a un chico de su edad y que literalmente le había abierto la cabeza. Sin embargo, el tribunal razona que "la presencia del menor expedientado en el momento de la agresión de que fue objeto y la existencia de prueba de cargo de que, de dicha agresión mediante una botella, fue autor el menor expedientado, no puede ofrecer duda". Ahonda la Sala en que "el hecho afirmado por el menor expedientado de que le había abierto la cabeza (y en realidad la lesión fuera en el brazo al defenderse la víctima y ponerse las manos en la cabeza para protegerse), y ello no se corresponda con el resultado efectivamente producido de que le había abierto la cabeza, y ello no se corresponda con el resultado efectivamente producido, es irrelevante en este caso desde el momento en el que la acción de golpear con la botella se dirigió como dijo el lesionado hacia la cabeza. Si no resultó lesionado en dicha zona fue debido a que se cubrió con el brazo, acción tan intensa que si no llegó a producir ese resultado que el menor refiere fue debido a la protección, cuando además los resultados lesivos posteriores a otras víctimas revelan la intensidad de la agresión, que hubiera podido producir el resultado que refirió el menor a la Policía.