El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Tafalla ha enviado a prisión a cumplir una condena de 4 meses a un vecino de Caparroso de 30 años después de que protagonizara varios incidentes en las calles de dicha localidad, amenazara e intimidara a los vecinos y golpeara a los agentes de la Policía Foral que le detuvieron.

Debido a la reincidencia en sus antecedentes e influido por una alta intoxicación etílica en la mayoría de altercados que protagoniza, el juzgado ha decidido el ingreso en prisión del acusado.

Su último incidente sucedió el pasado 7 de febrero, sobre las 19.20 horas, cuando una dotación de la Policía Foral acudió a entregar una documentación judicial al denunciado. Tras no localizarlo en su vivienda, realizaron un patrullaje preventivo por la población, un grupo de vecinos alertó de que había una persona influenciada por el alcohol y que estaba molestando a los vehículos y viandantes que circulaban en las proximidades de un supermercado.

Al llegar hasta allí, pudieron observar cómo la persona que estaba causando las molestias era el encausado, que portaba una botella de plástico con licor en su interior. Los agentes se intentaron entrevistar con él, pero fue imposible debido al alcohol que había ingerido y a que apenas habla castellano. Al cachearle, cogió unas llaves del bolsillo y se las puso entre las manos, con el puño cerrado, amenazando a los agentes, que le decían que dejara inmediatamente las llaves en el suelo.

Posteriormente, se le hizo entrega de la resolución judicial que iban a notificarle y, tras más de 20 minutos intentando que dejara de molestar a los peatones que pasaban por la calle y de que no invadiera la carretera, el encausado cedió y se dirigió a su domicilio.

Asustó a una mujer en el coche

La patrulla actuante y otra que llegó de refuerzo acudieron a comprobar que el encausado regresaba a casa y, sin embargo, vieron cómo el hombre estaba de nuevo increpando a unas personas que se encontraban dentro de un vehículo estacionado. La mujer que ocupaba el asiento del copiloto estaba tan asustada que empezó a hacer sonar el claxon de manera reiterada pidiendo auxilio, ya que se veía superada por la situación, por lo que los agentes acudieron entonces co-rriendo hasta el lugar y apartaron al agresor de estas personas. Al entrevistarse con él, el acusado presentaba un estado de agitación y agresividad más elevado que el que tenía en un primer momento cuando intervinieron con él en los aledaños del supermercado. 

Ahora llevaba una botella de licor en cada mano y, al no hacer caso, los agentes se las quitaron empleando la fuerza indispensable, lo que provocó que el arrestado se pusiera a bracear sin control hacia los agentes. Luego fue detenido mientras les escupía a los agentes en las piernas y comenzaba a patalear. Durante el traslado a la comisaría de Tafalla, el encausado se golpeó fuertemente con la zona frontal de su cabeza contra la mampara protectora del coche patrulla y por ello se le trasladó al centro de salud. En el centro médico se puso de nuevo muy agresivo con los agentes y los sanitarios, teniendo que ser reducido al suelo. Antes había tirado de una patada el mobiliario de la consulta.

El encausado se encontraba con sus facultades seriamente afectadas y no pudo ni declarar por la noche ante la Policía Foral. Antes le constaba una condena de tres meses de prisión impuesta en agosto por un delito de resistencia y desobediencia grave a los agentes de la autoridad.