Fratricidio en Tafalla: “Me despertó, me levanté y le acuchillé”

El autor confeso del crimen, que se negó a responder al interrogatorio del fiscal Miguel Ros, que pide para él 21 años de cárcel por un delito de asesinato, explicó en una breve declaración a preguntas de su abogado José María García Elorz que es el hermano más joven de una familia con dos hijas y dos hijos, cuyo padre “era alcohólico y maltratador con toda la familia”.

Asimismo, aseguró que “tenía miedo” a su hermano Marcos Miguel, el cual “le obligaba a hacer artes marciales para chulearse delante de la gente, para humillarme delante de la gente. Me pegaba de niño y después”.

César Gascón, que indicó que fue “a la escuela hasta 7º de EGB”, señaló que “cuando mis padres se separaron, nos quedamos a vivir con mi madre. Yo no sé hacer nada y mi hermano tampoco quería trabajar, así que vivíamos solos”, en referencia al momento en el que ocurrieron los hechos, el 21 de junio de 2022.

Tras afirmar que tuvo “problemas con las drogas” y que había estado “en varios centros”, hizo hincapié en que “la relación con mi hermano era muy mala. Me llamaba drogadicto de mierda delante de otras gente y otras muchas cosas”. 

Añadió que “era una persona violenta” e hizo referencia a que “estuvo en la cárcel por quemar a uno”. Asimismo, aseveró que “me amenazaba y que me decía que me iba a ahorcar con bridas, que me iba a matar mientras dormía. Le consideraba capaz de hacerlo”.

En cuanto al día de los hechos, sobre las 5.10 horas del 21 de junio de 2022, el autor confeso del crimen declaró que “me despertó, me levanté y le acuchillé. Sentí que había llegado haciendo ruido adrede para despertarme y tengo trastornos del sueño”, manifestó para justificar su acción homicida, que se concretó en un total de 14 cuchilladas.

Sin discusión

A la pregunta de si hubo una trifulca previa, el acusado respondió que “no hubo discusión, me levanté y lo maté. Fue un arrebato, fui a la cocina y ya está”, recalcó César Gascón Zuazu, que presenta un trastorno disocial de la personalidad diagnosticado.

El fiscal solicita 21 años de cárcel para César Gascón como autor de un delito de asesinato con la concurrencia de la circunstancia agravante de abuso de superioridad y la atenuante de confesión, así como una indemnización de 66.350 euros para la madre de ambos. 

La defensa, por su parte, califica el crimen como constitutivo de un delito de homicidio con las eximentes de trastorno mental y miedo insuperable y las atenuantes de arrebato u obcecación y confesión. Reclama la absolución y, por tanto, la imposición de una medida de seguridad (de internamiento en centro). Subsidiariamente, pide una pena que no cuantifica en función de las atenuantes que terminen siendo estimadas.  

“Fue un ataque súbito, del que la víctima no se pudo defender”

El fiscal Miguel Ros, que pide 21 años de cárcel para el autor de la muerte de su hermano en Tafalla, sostuvo ayer que el delito es un asesinato y no un homicidio porque “hubo alevosía súbita o inopinada”, es decir, sorpresiva. En ese sentido, “el encausado pudo apreciar y aprovechó en su favor, no sólo la ventaja que le proporcionaba que su oponente no tuviera arma alguna, sino la circunstancia de acometerle súbitamente con un cuchillo, evitando así cualquier defensa de la víctima, que estaba desprevenida”.

Tras admitir que “los dos hermanos tenían una convivencia conflictiva”, el fiscal consideró que en el momento de cometer los hechos César Gascón no tenía afectadas su facultades mentales ni su voluntad. “Era consciente de lo que estaba haciendo”.

“Mató a su hermano sin voluntad, no fue buscado”

El abogado de la defensa, José María García Elorz, que plantea la absolución de César Gascón Zuazu por las eximente de trastorno mental y medio insuperable, mantuvo ayer que “César mató a Marcos sin voluntad y no lo hizo asegurándose del resultado ni que no pudiera defenderse”.

Incidió en que “no fue algo buscado”, sino “fruto de un arrebato, que sumado a las circunstancias que conllevaba con anterioridad llevó a un resultado fatal” y, al respecto, esgrimió que el encausado creció en un hogar desestructurado, en el que su padre maltrataba a su madre y a sus hijos, algo que imitó la víctima del crimen, según dijo, ya que “maltrataba, humillaba e insultaba” a su cliente.

Además, “ambos hermanos eran enfermos mentales diagnosticados. Marcos de trastorno bipolar disfórico, que alternaba estados de ánimo de tristeza, ansiedad o irritabilidad y César de trastorno disocial de la personalidad y consumo perjudicial de múltiples sustancias psicotrópicas”.