El barranco navarro de Artazul ya se ha cobrado la vida de tres especialistas en descensos

El barranco de Artazul es un lugar habitual para practicar barranquismo, que tiene un primer salto de agua importante conocido como la cascada de Aizpún, de 30 metros, donde hay ha perdido la vida el especialista de Parla (Madrid) de 46 años, que ha sufrido una caída en el lugar. Muy transitado a partir de primavera, Artazul, dentro del valle de Goñi y que supone el nacimiento del río Udarbe y discurre junto al manantial de Arteta, es un lugar espectacular a la vista y que invita a sumergirse en sus pozas, pero presenta complicaciones también en su recorrido. Así es hasta tal punto de que tres grandes especialistas en montaña han perdido la vida allí desde 2013.

Aquel año, en el mes de mayo, se registró el fallecimiento de un barranquista, vecino de San Juan de Luz y natural de Suresnes, M.H.R., de 53 años, quien se ahogó tras sufrir una caída y quedar atrapado en una poza. En esa zona se colocaron después medidas de seguridad para ofrecer alternativas de paso.

Aparte de ese suceso, en enero de 2018, murió otro hombre de 53 años y vecino de Guadalajara, Enrique Quiles Cerdera, mientras hacía barranquismo en Artazul. Otros dos barranquistas que realizaban esa salida con el fallecido, los navarros de 38 y 42 años, J.C.D. y T.L.M., pudieron ser rescatados, en su caso con síntomas de hipotermia leve por lo que fueron trasladados al Complejo Hospitalario de Navarra (CHN), según informó la Guardia Civil. Al parecer, los tres, que tenían experiencia en el descenso de barrancos, pudieron ser arrastrados por el intenso caudal. Dos de ellos quedaron en una poza y el tercero, el fallecido, en otra situada más adelante.

En junio de 2007 y en mayo de 2010 ya hubo rescates en esta zona, a personas que hacían barranquismo o rápel. El barranco de Artazul es un referente en el barranquismo navarro, incluido incluso en algún listado de expertos como uno de los 50 descensos imprescindibles de Europa. Se trata de un punto popular, que cuenta incluso con expediciones organizadas y, según apuntan diversas fuentes vinculadas a este deporte, es más habitual que se acuda a la zona en primavera, aunque también está más transitada. Con más caudal, advierten las mismas fuentes, el descenso requiere de más pericia.